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martes, 24 de noviembre de 2009

LA POLEMICA POLITICA EXTERIOR DE BRASIL


La visita del presidente de irán Mahmoud Ahmadinejad a Brasil reabre el debate sobre el comportamiento diplomático del gobierno de Lula frente a países acusados de violar las normas internacionales y temas de derechos humanos.
Elogiada por haber conquistado espacios para Brasil en algunos de los principales foros mundiales, la diplomacia brasileña también ha sido criticada por lo que algunos ven como el exceso de pragmatismo en las relaciones con gobiernos autocráticos y por supuestamente alejarse del principio humanitario.
Tanto Itamaraty, sede del Ministerio de Exteriores, como el propio presidente Lula da Silva han defendido el diálogo con Ahmadinejad y con otros gobiernos que enfrentan la condena internacional, diciendo que su actitud es más productiva que el aislamiento.
A continuación se encuentran algunos de los episodios más polémicos con respecto a la actuación de Brasil en el ámbito internacional de los últimos años.


En diversas ocasiones, Brasil ha sido acusado de votar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU del lado de gobiernos de países acusados de graves violaciones.
En 2006, Brasil se abstuvo de votar en una resolución que pedía la investigación de acusados por abusos y muertes en Darfur, Sudán, pero apoyó la aprobación de una moción más blanda mientras que elogio el gobierno de Omar al-Bashir.
En aquel entonces, Itamaraty justificó la postura expresando que Brasil deseaba "un consenso eficaz en torno al asunto".
Bashir acabó recibiendo una orden de captura emitida por el Tribunal Penal Internacional en marzo de este año por crímenes de lesa humanidad.
En junio de este año, después de ser criticado, Brasil votó contra los intereses del gobierno de Sudán, a favor la mantención de una investigación independiente de crímenes cometidos en ese país.
Además del caso con Sudán, Brasil fue criticado por organizaciones defensoras de los derechos humanos por haberse alineado con los gobiernos del Congo y de Corea del Norte (marzo 2009) y de Sri Lanka (mayo 2009) en otras votaciones del Consejo.
Una justificación que ha sido utilizada, tanto por el Ministerio de Relaciones Exteriores como por el propio presidente Lula, es que las condenas internacionales aislan a los países acusados y el el diálogo sería el mejor camino para resolver los conflictos.


Brasil se apartó del tratado de la ONU que prohíbe el uso y la fabricación de bombas de fragmentación, firmado por más de cien países a finales de 2008.
Las bombas de fragmentación -también llamadas bombas de racimo- esparcen bombas más pequeñas a través de una extensa área y fueron prohibidas por las muertes y mutilaciones que provocan dentro de la población civil.
Según los cálculos de Handicap International, una ONG que defiende la prohibición de armamento y que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1997, 98% de las víctimas de las bombas de fragmentación son civiles y 27% de éstas son menores.
Itamaraty justificó su postura alegando que dichas bombas son "armamento necesario para la defensa nacional". Estados Unidos, Rusia, China e Israel tampoco firmaron el tratado.

ELECCIONES EN LA UNESCO
Brasil apoyó el candidato Farouk Hosni, ministro de Cultura de Egipto, para la dirección general de la UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura.
Hosni, que ostenta el cargo de ministro desde hace 22 años, se vio involucrado en una polémica al afirmar que quemaría libros hebreos que se encontrasen en la biblioteca de Alejandría. También es acusado de formar parte de un gobierno que promueve la censura de libros, periódicos y sitios internet.
Itamaraty basó su apoyo a Farouk en nombre de la "cercanía de Brasil con el mundo árabe". El funcionario también fue apoyado por EE.UU. y por países europeos, preocupados en fortalecer el gobierno egipcio, que es visto como un mediador importante en el conflicto de Medio Oriente entre palestinos e israelíes.
En la recta final del proceso en septiembre, Farouk acabó siendo derrotado por la ex ministra de Relaciones Exteriores de Bulgaria, Irina Bokova.


ASILO A MANUEL ZELAYA
El 21 de septiembre, el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue recibido como "huésped" en la embajada brasileña en Tegucigalpa, donde permanece hasta hoy gracias a la inmunidad concedida a las representaciones diplomáticas.
La situación provocó un debate jurídico sobre la legitimidad de la inmunidad diplomática de una embajada para extender asilo a un personaje que es parte del conflicto interno de Honduras.
Los críticos también argumentaron que, al colocarse al lado de Manuel Zelaya, Brasil abandonaba su tradicional postura neutral en relación a los asuntos internos de otros países y perdía condiciones para actuar como mediador en la disputa.
Durante una audiencia ante el Senado, el ministro Celso Amorim rechazó que la actitud de Brasil era una interferencia en los asuntos internos de Honduras.
Amorim también defendió la postura de de Brasil afirmando que "lo que estaba en juego no era simplemente la situación de Honduras, sino la democracia de la región".


La inauguración de la conferencia de la ONU sobre discriminación racial, realizada en Ginebra en abril, estuvo marcada por un controvertido discurso en el que Mahmoud Ahmadinejad acusó a Israel de ser un Estado "totalmente racista", creado por las potencias de Occidente en compensación de las "graves consecuencias del racismo europeo" contra los judíos.
En señal de protesta, varias delegaciones abandonaron el recinto de la plenaria, entre ellas la de Francia y la de Gran Bretaña.
La delegación brasileña permaneció en la plenaria y el representante de ese país, el ministro Edson dos Santos, de la Secretaría Especial de Políticas de Promoción de Igualdad Racial, criticó la actitud de los delegados que se retiraron del recinto.
Al día siguiente, el periódico Gazeta do Povo, de Curitiba, publicó una entrevista en la que el ministro expresó no haber detectado racismo en las palabras de Ahmadinejad y que el discurso había sido de "interés" para los judíos, "que quería dar visibilidad a su causa".
Itamaraty terminó publicando una nota en la que expresó preocupación con el discurso de Ahmadinejad "que, entre otros aspectos, restó importancia a los acontecimientos trágicos e históricamente comprobados, como el Holocausto".

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