La creación de una OEA paralela, sin presencia de EEUU y Canadá, ha hecho que las últimas semanas fueran de intenso ajetreo en las cancillerías latinoamericanas, inmersas en las negociaciones.
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En la semana que termina, la tensión entre varios gobiernos especialmente interesados en el tema, ha ido creciendo, ya que no existe unidad de criterios ni siquiera entre gobiernos ideológicamente cercanos. Con relativo secreto, las cancillerías han estado preparando sus posiciones con vistas a la reunión que sostendrán una treintena de países a partir del lunes 23 de febrero en Cancún, México. Los encuentros a nivel de funcionarios comenzaron el sábado 20 de febrero. La cita presidencial de Cancún es oficialmente un encuentro del Grupo de Río, pero ampliado, como ya se realizó en diciembre del 2008 cuando Lula da Silva convocó a un encuentro de todos los países del hemisferio, incluyendo a Cuba y excluyendo a EEUU y Canadá. En aquella ocasión el evento se denominó Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) sobre Integración y Desarrollo. Ya en ese momento se había amasado el concepto de una “Nueva Institucionalidad en América Latina y el Caribe”. Ahora, la cita de Cancún ha sido bautizada como "Cumbre de la “Unidad: América Latina y el Caribe” y el tema central será justamente las características de esa “nueva institucionalidad” regional.
Con Cuba formando parte del Grupo de Río desde el 2008, el Eje La Habana-Caracas y sus países satélites, comenzaron a movilizarse para impulsar la creación de un nuevo organismo, paralelo a la OEA. Eso explica el desprecio con el cual el régimen de la familia Castro ha respondido al puente abierto por la OEA. Desde la reunión celebrada en el estado brasileño de Bahia en 2008, en el interior del Grupo de Río se ha dado un silencioso juego diplomático que ha llevado a una clara confrontación entre aquellos países que rechazan la creación de una Anti-OEA y quienes la promueven. Los primeros consideran que resulta necesario crear un foro político exclusivo para Latinoamérica y el Caribe, pero no una nueva institución que tiene el premeditado objetivo de confrontar a EEUU. El Eje La Habana-Caracas intentaría forzar una decisión en Cancún a favor de crear la Anti-OEA como una institución. El embajador de Ecuador en México, Galo García, predijo en enero que en Cancún "se anunciará la creación de una nueva organización internacional que agrupará a todos los países de América Latina y el Caribe”. Posteriormente, Carlos Fernández de Cossío, como vocero de la Cancillería cubana, adelantó que en Cancún se sentaría “la base formal para la creación de una organización que integre las 33 naciones de la región”. Evo Morales aseguró que "se gesta un nuevo movimiento político de jefes de Estado, por tanto nuevas propuestas como una nueva OEA, sin el norte”. El periódico cubano Granma aseguró el viernes que de Cancún saldrá una organización regional “sin injustas exclusiones” y “sin las incómodas presencias extrarregionales de Estados Unidos y Canadá”. Una alta fuente del gobierno venezolano, consultada a condición de anonimato, aseguró que Caracas ve pocas posibilidades de lograr un consenso en Cancún a favor de la Anti-OEA, básicamente porque Brasil no acompaña esta iniciativa. Después de todo, habría que mirar muy bien el lineamiento que están teniendo los procesos evolutivos y claras posturas anti castro-chavistas en Chile, Honduras, Colombia, Panamá, Perú y Guatemala. La cancillería venezolana ha hecho bien en no abrigar tantas esperanzas en este propósito. Aunque no se descarta un extemporáneo e imprudente apoyo a la iniciativa por parte de la saliente Michel Bachelet.
México, país que ejerce actualmente la Secretaría Pro Tempore del Grupo de Río, ha sido el encargado de canalizar la redacción de un proyecto de acuerdo, pero hasta la fecha no existe consenso. México propone que la decisión de crear la Unión Latinoamericana se tome en Cancún y que esa instancia se limite a una especie de Grupo de Río ampliado, es decir, a un esquema de foro de concertación regional. Brasil pareciera menos apurado que México y los radicales del ALBA. Brasilia propone que la instancia se denomine Comunidad de América Latina y el Caribe, y que la decisión final se aplace hasta que se negocie adecuadamente la inclusión de los aspectos comerciales. Todo señala que la Cancillería brasileña prefiere mantener su rol de interlocutor privilegiado con Washington y destinar sus esfuerzos a la concreción de Unasur, instancia de poder subregional donde los brasileños se sienten cómodos pero cuya sobrevivencia está en serias dudas. Algunos analistas de temas internacionales que operan al servicio del gobierno de Venezuela, han informado sobre serias divergencias entre la línea del presidente Lula y de la cancillería de Itamaraty, aunque fuentes de Brasilia han negado esta hipótesis. Lula estaría en la posición de, por ahora, sólo unificar formalmente el Grupo de Río y la CALC. Fuentes del alto gobierno colombiano aseguraron, de forma confidencial, que Bogotá no se sumará por ahora a ninguna posición. Colombia pedirá en Cancún un plazo no menor de seis meses para continuar analizando el asunto. En tanto, el presidente peruano, Alan García, ha optado por no asistir a la reunión y será representado por su canciller José Antonio García Belaúnde. Perú anda en la misma línea que Colombia y no está de acuerdo con el anuncio de la creación de un organismo paralelo a la OEA. Perú alega que el tema no ha sido analizado con "suficiente profundidad”. Chile, que ejercerá la Secretaría Pro tempore del grupo de Río por los próximos dos años, no está interesado (el gobierno entrante) en restarle fuerza a la OEA y, por el contrario, se proponen garantizar la presencia del chileno José Miguel Insulza como Secretario general reelecto. En los corrillos diplomáticos latinoamericanos corrió el rumor sobre la presentación de una candidatura por parte del ALBA a la Secretaría General de la OEA, para competir contra la reelección de Insulza. Diplomáticos basados en Washington especulaban que el candidato sería de nacionalidad venezolana. La evaluación de la situación, tras diversos acercamientos de Caracas a varios gobiernos de la región para sondear el panorama, habría hecho que Chávez desistiera de pujar por el cargo de la OEA. Fuentes consultadas aseguran que los países que integran el ALBA se abstendrán en la votación que seguramente confirmará a Insulza en su cargo. Incluso, una fuente venezolana aseguró que el presidente Lula habría informado a Chávez que Brasil no votará por Insulza, sumándose a la lista de abstenciones. En todo caso, podría aparecer una candidatura opcional en los próximos días. Mercosur y la CAN están organizando una formal interconexión operativa. Venezuela, al no formar parte de ninguno de esos mecanismos, está quedando excluida de este proceso de confluencia de los dos esquemas de integración económica suramericana. El pasado 5 de febrero, el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores acordó una resolución (Decisión 732) creando una serie de mecanismos y normas de trabajo conjunto con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, países que tienen la condición de “miembros asociados” de la CAN. Profundizar en los actuales acuerdos de complementación económica y avanzar en la confluencia con vistas a dar cuerpo a Unasur, forman parte de los objetivos de esta decisión andina.