Vino con la estrella de la Fidae, pero él prefiere decir que no, que el F-22 Raptor -el moderno caza que todos quieren ver- no es el protagonista. "Es el pueblo chileno, con su solidaridad", dice el teniente general Glenn Spears, comandante de la Duodécima Fuerza Aérea y componente Aéreo del Comando Sur de Estados Unidos.
Pero el Raptor no es sólo la estrella de la Fidae. También es un componente clave para el poder aéreo estratégico de Estados Unidos. Con tecnología Stealth (que lo hace invisible al radar), el principal objetivo de poseer estos aviones -dicen efectivos de la Fuerza Aérea estadounidense- es conseguir "el dominio de los cielos". Sin embargo, la Casa Blanca decidió el año pasado cortar los fondos para financiar la producción de la nave, apuntando a su altísimo costo. "Nuestro gobierno ha tomado la decisión de que hemos comprado un número suficiente, y en la Fuerza Aérea estamos satisfechos con eso", aseguró el general Spears. "No hay ninguna duda de que la capacidad que nuestra nación tiene con el F-22 Raptor satisface las necesidades para nuestra nación y para nuestros amigos y aliados con quienes siempre cooperamos", añadió. Durante un recorrido por la Fidae, Spears mostró con orgullo parte de la ayuda humanitaria que trajeron los aviones que participan del show aéreo. En total, fueron cerca de 30 toneladas de ayuda. "Yo mismo fui un carguero, pero uno muy malo", contó con buen humor. Spears viajó el miércoles junto al embajador Paul Simons a visitar el hospital de campaña estadounidense que se instaló en Angol. Ahí, el diplomático entregó oficialmente el mando del hospital a médicos chilenos. "El personal médico chileno lidera y trabaja codo a codo con el personal médico estadounidense. Cuando los profesionales pueden trabajar juntos, aprenden unos de otros y mejoran las habilidades mutuamente, y es realmente una operación bien integrada, tanto en el puente aéreo para transportar la ayuda como en la misión médica", aseguró a "El Mercurio". Spears afirma que tiene buenos amigos en Chile. Y aunque la apretada agenda de viaje le da poco tiempo, aún así busca el momento para saludar a uno de ellos: al director de Operaciones Aéreas de la FACh, general Hugo Tilly. Junto a él, comenta sobre el trabajo conjunto en la emergencia tras el terremoto, y destaca la buena coordinación entre los efectivos de diferentes países. "Ustedes han aprendido lecciones aquí, y estoy seguro de que su nación va compartir libremente esas lecciones con otros países en la región", dice Spears. El general asegura que en esas tareas de coordinación poco importan las diferencias en el equipamiento. Latinoamérica, que solía tener tecnologías militares estadounidenses, ahora se ha abierto a otros mercados. "No estamos demasiado preocupados sobre si el equipamiento es diferente, probablemente sería más fácil si tuviéramos el mismo. Pero cada nación es soberana y debe hacer la decisión que es mejor para ellos al comprar equipamiento. Donde podemos trabajar mejor juntos es cuando podemos proveer soluciones regionales a los desafíos que se nos presentan", asegura.
"Lo más importante de mi viaje a Angol es que fui testigo del fuerte carácter de los chilenos, que saben que tienen desafíos por delante, pero que van a trabajar muy duro para superar esta tragedia y que van a seguir adelante con la vida. Van a reconstruir sus casas, sus negocios, y van a avanzar a lo que espero sea un futuro brillante para Chile".Teniente general Glenn Spears
140 efectivos de la Fuerza Aérea de EE.UU. participaron directamente en las labores de ayuda a los damnificados por el terremoto del 27 de febrero.