En lo que se perfila como un nuevo capítulo de espionaje de Venezuela en Estados Unidos, agentes del FBI confiscaron computadores, teléfonos y documentos a un científico argentino, que trabajó durante nueve años en el Laboratorio Nacional de Los Alamos, bajo sospechas de que entregó información nuclear a un supuesto representante del gobierno venezolano.
El científico, Pedro Leonardo Mascheroni, reconoció a El Nuevo Herald que estuvo en negociaciones con un venezolano a quien ofreció información sobre planes de disuasión nuclear de Estados Unidos, pero que todo lo hizo abiertamente y sin violar secretos de seguridad. Según Mascheroni, el venezolano dijo que el gobierno de su país “estaba aterrorizado” con la posibilidad de una invasión de Estados Unidos. “La reunión no fue nada clandestina ni secreta, lo que le entregué estaba en internet o lo tenía el Congreso de Estados Unidos, ese material es desclasificado”, afirmó Mascheroni.
El venezolano, a quien no quiso identificar por el nombre, fue arrestado hace dos semanas por el FBI. Según The New York Times, en su poder se encontró el estudio que el científico le había entregado a cambio de una suma que, según Mascheroni, nunca le pagaron.
Durante una operación que demoró 13 horas, los agentes decomisaron el lunes seis computadores, dos cámaras, dos teléfonos celulares y centenares de documentos de la casa del científico en Los Alamos, Nuevo México. A la pregunta de si no consideraba un riesgo asociarse con un gobierno como el de Venezuela, que ha sido desafiante con Estados Unidos, el científico explicó que justamente su propuesta quería evitar una confrontación. “Desde mi punto mi vista, cuando ellos dicen que están aterrorizados de Estados Unidos, que tienen miedo de una invasión, desde acá, desde Nuevo México, eso me parece a mí que es posible”, afirmó Mascheroni.
Mascheroni, de 74 años, es reconocido por su trabajo pionero en un tipo de fusión de rayos láser que aprovecha la energía solar y de las estrellas y que tiene aplicaciones bélicas. Ha sido crítico de la política energética de Estados Unidos.
El científico, que tiene la ciudadanía de Estados Unidos, no enfrenta cargo alguno por el momento. En 1988, Mascheroni demandó por discriminación a la junta de regentes del Laboratorio Nacional de los Alamos, donde trabajaba.
Durante el litigio surgió información de que había violado normas de seguridad, según documentos consultados por El Nuevo Herald. “Creían que yo estaba espiando para Argentina”, señaló. Sin embargo, agregó, las persecución laboral obedecía a celos internos por una propuesta suya que se oponía a otra presentada por científicos de California. Según Mascheroni, las autoridades del laboratorio hicieron una exhaustiva investigación y lo exoneraron de las infracciones a la seguridad.
Mascheroni trabajó para el Laboratoria Nacional de Los Alamos entre 1979 y 1988. De acuerdo con los documentos de la demanda de discriminación por nacionalidad, sus problemas comenzaron en 1986 por haber criticado los proyectos de la institución, sugiriendo que los fondos podrían ser invertidos en otros proyectos. Su supervisor le pidió que suspendiera sus críticas, pero él no lo hizo. Entre abril y mayo de 1987, Mascheroni fue investigado por supuestas infracciones de seguridad, las cuales negó. Basándose en las recomendaciones de su supervisor, el laboratorio le retiró su acceso de seguridad.
Mascheroni explicó que el hombre venezolano, con quien se comunicó en inglés y en español, durante una larga entrevista en un hotel de Los Alamos en febrero del 2008, le advirtió que aunque no representaba al gobierno venezolano, compartía las inquietudes de ese gobierno. También le dijo que sería mejor para ambos que el científico no supiera quién era él.
“Me dijo que Venezuela estaba aterrorizada con Estados Unidos debido a que Estados Unidos estaba invadiendo países, y el problema con el petróleo, y que estaban preocupados”, explicó.
“El dijo que quería crear sistemas de disuasión nuclear contra Estado Unidos, y yo le dije que la información la podía sacar del caso que presenté al Congreso, documentos desclasificados, no secretos, construidos con la internet y mis conocimientos de física”.
Dijo que le entregó al venezolano un disco compacto con la información no clasificada con la esperanza de que Venezuela le financiara su proyecto de fusión energética en Nuevo México. El científico pidió al hombre que le depositara $400,000 en su cuenta de un banco de Los Alamos, pero la suma nunca fue pagada.
Como adelanto, el venezolano le dio $20,000 en efectivo que Mascheroni guardó en un sobre con la idea de presentarlo en el Congreso. El sobre fue decomisado por el FBI, agregó.
Mascheroni explicó que ‘en realidad Venezuela no puede producir armas nucleares para disuasión, pero que era una buena alternativa comenzar a tener educación en la física nuclear y darme financiación para mi proyecto en Nuevo México”.
El proyecto consiste en producir un rayo láser gigantesco producto de una fusión de energía.
Venezuela estaba dispuesta a poner los fondos para el proyecto en Nuevo México pero quería que el científico entrenara a científicos venezolanos en ese país.
“Hugo Chávez tiene una agenda y esa agenda es muy peligrosa y va a crear un conflicto”, afirmó el científico, quien consideró que el único modo de evitarlo “es a través de los científicos en Venezuela, que le tienen que decir cuan difícil es tener este tipo de programa”.
Mensajes y correos electrónicos enviados por El Nuevo Herald a la embajada de Venezuela en Washington, buscando un comentario a la detención que hizo el FBI del presunto funcionario venezolano, no fueron devueltos.
Las ambiciones nucleares del gobierno venezolano se pusieron de relieve durante la visita del presidente Chávez a Teherán a principios de septiembre pasado. En la capital iraní, Chávez mostró abiertamente su apoyo a Irán en el uso de la energía atómica.
Días después, en una entrevista publicada por el matutino Le Figaro de Francia el 9 de septiembre, Chávez reveló que Venezuela planea la construcción de una “villa nuclear” con ayuda de Irán, con el fin de que “el pueblo venezolano cuente en el futuro con ese maravilloso recurso para usos pacíficos”.
Sin embargo, el mandatario venezolano se mostró contrario a un programa nuclear con fines militares.
Detalles de los planes nucleares de Chávez fueron ampliados posteriormente por varios ministros de su gabinete.
El pasado 25 de septiembre, durante la II Cumbre de Países de Africa y América del Sur (ASA), en la isla de Margarita, el ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, reveló que Venezuela estaba detectando “importantes” reservas de uranio en el sur del país con ayuda de expertos iraníes. “Tenemos reservas de uranio que las estamos detectando con Irán”, dijo Sanz en una conferencia de prensa.
El ministro indicó que “Irán nos ha ayudado en los vuelos aerogeofísicos, en los análisis geoquímicos”, y detalló que las evaluaciones iniciales han mostrado la existencia de uranio en zonas del occidente del país y en Santa Elena de Uairén, población fronteriza con Brasil ubicada al sureste de la capital venezolana. Sanz también aseguró que la explotación de uranio podría comenzar “en los próximos tres años”.
Al día siguiente, el titular de Ciencias e Industrias, Jesse Chacón, dijo que hasta ahora los estudios geológicos para detectar uranio se estaban realizando con el apoyo de Rusia, y que su uso y explotación tendrían fines “pacíficos” y “medicinales”. “La cooperación que se ha logrado en esta materia se logró con Rusia”, declaró el ministro al referirse a los comentarios adelantados previamente por el ministro Sanz.