El gobierno de Evo Morales no ha podido solucionar el conflicto que se desarrolla en la rica región minera de Potosí, donde huelguistas bloquean carreteras desde hace 16 días.
JAVIER MÉNDEZ ARAYA
Los piquetes se mantenían también en la zona turística del salar de Uyuni. Los dirigentes del Comité Cívico de Potosí no quieren negociar con cualquiera, quieren tener al frente de ellos a Evo Morales, y él se niega a hacerlo mientras sigan las movilizaciones. Ayer fracasó el diálogo entre los dirigentes y cinco ministros, que se iba a llevar a cabo en la ciudad de Sucre.
El de Potosí es un conflicto más en un duro año para Morales, quien desde que inició en enero su segundo mandato ha enfrentado problemas sociales que no le dan tregua.
Desde varios sectores
"Lo más grave es que las protestas que afronta no vienen sólo desde la oposición, sino de sindicatos que apoyaron a su gobierno", sostiene el politólogo Julio Montaño. La prueba es que en mayo dos jóvenes murieron en una localidad al norte de La Paz en protestas promovidas por indígenas que antes eran leales a Morales y que pedían más tierras. El gobierno también enfrentó protestas de los indígenas del sur y de la Amazonia en reclamo por una ley de autonomía y por asunto de tierras.
Mientras, el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo enfrenta fisuras. Analistas explican que las disputas al interior del oficialismo son motivadas por cuotas de poder en el gobierno.
Con todo esto, para Evo Morales el escenario no se vislumbra alentador, más todavía que su popularidad descendió de 70 a 55% en sólo cinco meses.
"Si el conflicto de Potosí se agrava, otros bastiones del MAS que ya no son tan afines con el Presidente, como Chuquisaca, podrían sumarse al movimiento. A eso se agregarían los departamentos del Oriente, con lo cual se conformaría un peligroso cuadro", sostiene el analista José Antonio de Chazal.
"Bolivia es un país impredecible, como lo demuestran los sucesos que terminaron con dos gobiernos en los últimos siete años", advierte la editorialista santacruceña Norma Barón.
La lucha política por los recursos
La compra de un lujoso avión presidencial, un Falcon francés que costó 38,7 millones de dólares, ha puesto en entredicho el discurso de austeridad de Morales. "Prometió recursos para las regiones y no ha cumplido, lo cual ha generado conflictos", señala el analista José Antonio de Chazal.
Y uno de éstos es el de Potosí, cuyos habitantes piden la construcción de un aeropuerto internacional en la zona, la construcción de caminos y la instalación de una fábrica de cemento, entre otras reivindicaciones.
Además, hay un litigio entre los municipios de Potosí y Oruro por límites territoriales de un cerro rico en uranio, mármol y piedra caliza.
"El tema es que el gobierno tiene dinero, pero carece de la capacidad de destinarlo al desarrollo. Su gestión se ha concentrado en un asunto político, que es destinar esos recursos para afianzarse en el poder", dice Norma Barón.
El Presidente Evo Morales impulsa la producción de la hoja de coca, principal ingrediente de la cocaína, desde su cargo de Presidente de los Cocaleros de Bolivia
Narcotráfico
Una decisión de Evo Morales dispuso en 2008 la suspensión de todas las actividades de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), a la que acusó de haberse inmiscuido en la política interna. Desde entonces, según informes de Naciones Unidas, el cultivo de la coca en Bolivia se incrementó al igual que la fabricación de cocaína.
"Este es el flanco más débil que tiene Morales, porque también ha sido durante 20 años dirigente cocalero. No puede limitar las plantaciones de coca, porque los cocaleros son su base más fuerte y sólida. De hacerlo, sencillamente lo tumban", sostiene la analista Norma Barón.
Contra el centralismo
Los líderes cívicos opositores de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija están en contra de la Ley Marco de Autonomías promulgada por Morales, por considerarla "centralista", y decidieron crear una comisión que elabore una propuesta para modificar parcialmente la Constitución y "reconducir" el proceso autonómico.
El caso de Potosí incluso está escapando al ámbito de la autonomía. "Ya la gente está reclamando por federalismo, porque se ha dado cuenta de que así podría manejar mejor sus recursos", dice José Antonio de Chazal.