A partir de 2002, Marta Harnecker -sicóloga chilena que en los '70 fue catalogada como una de las ideólogas marxistas más populares del continente- ha ido estrechando lazos con Hugo Chávez hasta lograr acceder a los círculos de poder del líder venezolano. Participó en el diseño de su programa de gobierno y hoy forma parte de su equipo político. Esta es la historia de una mujer que partió a Cuba al exilio en 1973 y que fue considerada una de las chilenas más influyentes en La Habana por su matrimonio con Manuel "Barbarroja" Piñeiro, quien fue jefe de inteligencia de Fidel Castro.
La frustrada visita del líder antichavista
"Te voy a dejar unos libros que te mandó Marta Harnecker. Anoche me llegó una carta suya y estos libros que te mandó de regalo con muchos abrazos: 'Venezuela, una revolución sui géneris' y 'Herramientas para la participación'", le dijo un sonriente Hugo Chávez a Evo Morales durante la reunión televisada que ambos -ataviados con sendos ponchos aimaras- sostuvieron el domingo 28 de mayo ante las ruinas de Tiwanacu, en Bolivia. "A Venezuela le ha sido de mucha utilidad", agregó el venezolano aludiendo al segundo libro.
Aunque ese día Chávez colmó de regalos al gobernante boliviano -a quien incluso le obsequió dos helicópteros-, quienes siguen la contingencia política venezolana saben bien que no es casualidad que el presidente se haya preocupado de llevarle a Morales esos dos libros. Constituyen una señal de la desconocida pero creciente influencia que la sicóloga chilena Marta Harnecker (70) ha ido ganando ante Hugo Chávez.
Descrita por algunos como "parte del cerebro de la revolución bolivariana", Harnecker se hizo conocida en América Latina en los '70 por su libro "Conceptos elementales del materialismo histórico", texto que en su momento fue considerado una suerte de manual de consulta para los jóvenes que adherían a los movimientos revolucionarios.
Ese libro también la hizo conocida en Venezuela, donde hoy Harnecker ha logrado acceso a los círculos de poder y al entorno del presidente, a quien apoya "en los lineamientos ideológicos y en herramientas para su discurso político", según el ex diputado venezolano José Luis Farías, quien hasta 2002 participó en el gobierno de Chávez. En esferas políticas de Caracas señalan que la chilena forma parte del equipo que construye el pensamiento político del gobierno y que le da cuerpo a las ideas del mandatario, quien, en una señal de su confianza en la sicóloga, en 2002 le concedió una de las más largas entrevistas que ha dado.
"Te voy a dejar unos libros que te mandó Marta Harnecker. Anoche me llegó una carta suya y estos libros que te mandó de regalo con muchos abrazos: 'Venezuela, una revolución sui géneris' y 'Herramientas para la participación'", le dijo un sonriente Hugo Chávez a Evo Morales durante la reunión televisada que ambos -ataviados con sendos ponchos aimaras- sostuvieron el domingo 28 de mayo ante las ruinas de Tiwanacu, en Bolivia. "A Venezuela le ha sido de mucha utilidad", agregó el venezolano aludiendo al segundo libro.
Aunque ese día Chávez colmó de regalos al gobernante boliviano -a quien incluso le obsequió dos helicópteros-, quienes siguen la contingencia política venezolana saben bien que no es casualidad que el presidente se haya preocupado de llevarle a Morales esos dos libros. Constituyen una señal de la desconocida pero creciente influencia que la sicóloga chilena Marta Harnecker (70) ha ido ganando ante Hugo Chávez.
Descrita por algunos como "parte del cerebro de la revolución bolivariana", Harnecker se hizo conocida en América Latina en los '70 por su libro "Conceptos elementales del materialismo histórico", texto que en su momento fue considerado una suerte de manual de consulta para los jóvenes que adherían a los movimientos revolucionarios.
Ese libro también la hizo conocida en Venezuela, donde hoy Harnecker ha logrado acceso a los círculos de poder y al entorno del presidente, a quien apoya "en los lineamientos ideológicos y en herramientas para su discurso político", según el ex diputado venezolano José Luis Farías, quien hasta 2002 participó en el gobierno de Chávez. En esferas políticas de Caracas señalan que la chilena forma parte del equipo que construye el pensamiento político del gobierno y que le da cuerpo a las ideas del mandatario, quien, en una señal de su confianza en la sicóloga, en 2002 le concedió una de las más largas entrevistas que ha dado.
La asesora de Miraflores
De bajo perfil y reacia a las apariciones públicas, Harnecker ha participado en altas reuniones de gobierno y se le reconoce un privilegiado acceso al despacho presidencial del Palacio de Miraflores, la casa de gobierno. Desde esas dependencias la sicóloga llamó para saludar al nuevo embajador de Chile en Caracas, Claudio Huepe, según contó el diplomático a Qué Pasa. Ambos son amigos desde sus años de estudiantes de la Universidad Católica. El resto del tiempo, como todos los huéspedes extranjeros de Chávez, Harnecker reside en el hotel Anauco Hilton, ubicado en la Avenida Bolívar, una de las más importantes de la ciudad.
En círculos políticos coinciden en que su principal tarea es asistir al presidente en la preparación de sus discursos y "en el diseño de mecanismos de participación social", dice Carlos Ruiz, profesor de la Universidad de Chile y amigo de Harnecker. El ex diputado Farías cita como ejemplo de esa injerencia su papel en una importante reunión que tuvo lugar en noviembre de 2004, poco después del referéndum revocatorio en que se impuso Chávez. En esa oportunidad el gobernante reunió a sus ministros y a las más altas autoridades de gobierno para evaluar el curso que debía tomar la "revolución bolivariana". Harnecker no sólo participó en ese encuentro, sino que también trabajó con otros asesores de confianza en la redacción de las ideas-fuerza que luego se convirtieron en el documento "El nuevo mapa estratégico". Definido como "la revolución dentro de la revolución", el texto abarca las grandes tareas que deberá cumplir el gobierno en el período 2005-2006 y que van desde la erradicación de la pobreza hasta la eliminación de los latifundios.
En medios venezolanos también se la señala como una de las encargadas del Frente Francisco de Miranda, un organismo cuyo objetivo es "fortalecer el pensamiento político de la revolución bolivariana" a través de charlas y misiones educativas en sectores populares.
En ocasiones Harnecker -quien salió desde Chile al exilio en 1973 y se radicó en Cuba- también ha acompañado al gobernante en sus giras. El año pasado viajó con él a Brasil para reunirse con el presidente Lula da Silva, con quien la chilena estrechó vínculos en los '80, cuando el entonces dirigente del Partido de los Trabajadores visitó la casa que la chilena tenía en La Habana con su marido, Miguel "Barbarroja" Piñeiro, uno de los más importantes dirigentes políticos cubanos. Su relación con Piñeiro, quien murió en 1998, le permitió a la chilena una privilegiada llegada a las esferas de poder de La Habana así como tender amplias redes en la izquierda regional. Con el sigilo de siempre, Harnecker también fue parte de la comitiva que se desplazó con Chávez para el cambio de mando en Santiago, en 11 de marzo pasado. Según Carlos Ruiz, en esa oportunidad ella no asistió a ninguna actividad protocolar y aprovechó el tiempo para reunirse con su familia en Santiago.
Harnecker le impartió clases de formación en marxismo leninismo en 1970 a la entonces estudiante de medicina y cuadro politico del partido socialista Michelle Bachelet. El doctor Luis Lorca, hermano del desaparecido dirigente socialista Carlos Lorca (uno de los referentes de la actual mandataria), recuerda que aquellas reuniones se realizaban en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile o en la sede de la Juventud Socialista.
Su ascenso en Caracas
Seguidora de los movimientos guerrilleros de izquierda de la región en los '70 y '80, Harnecker pasó largos períodos en Nicaragua, Guatemala y Colombia. Su compromiso con el ideario marxista la llevó a vincularse también con los sectores de izquierda venezolanos. "A fines de los '80 comenzó a estudiar los movimientos sociales en ese país", dice Ruiz, quien recuerda que en 1989 Harnecker entrevistó a varios de los protagonistas de "caracazo", como se llamó a la rebelión popular que ese año remeció a la capital venezolana.
En esferas venezolanas se cita al actual ministro de Educación y Deportes, Aristóbulo Istúriz, como uno de los vínculos más antiguos de Harnecker en ese país. Militante del partido Causa Radical, en 1992 Istúriz fue uno de los parlamentarios que apoyaron el intento de golpe que protagonizó Hugo Chávez, lo que lo ayudó a convertirse, dos años después, en alcalde de Caracas. Farías asegura que desde ese cargo Istúriz trató de abrir espacios a la participación popular y que en varias ocasiones invitó a Harnecker a asesorarlo.
En 1998, y ante la candidatura presidencial de Hugo Chávez, Causa Radical se dividió y dio paso al partido Patria para Todos (PPT), que si bien tuvo algunas diferencias con el gobernante, hoy constituye uno de sus apoyos más importantes. En sus filas también milita el ministro de Relaciones Exteriores, Alí Rodríguez, con quien Harnecker tiene buenos lazos. Su relación con los hombres del PPT fue la antesala de su ingreso a las esferas de gobierno en Caracas.
Ruiz asegura que aunque Harnecker ya tenía estrechos vínculos con el chavismo, a comienzos de 2002 el propio Chávez se contactó con ella para invitarla a un encuentro de intelectuales de izquierda en Venezuela. Harnecker -quien en esa ocasión incluso lo acompañó en uno de los extensos programas televisivos "Aló, presidente"- aprovechó la oportunidad para pedirle al venezolano una entrevista. Chávez accedió a la solicitud y, además, le pidió a ella que trabajara como asesora en el proceso revolucionario venezolano.
Si bien la entrevista estaba programada para abril de ese año, la sicóloga recuerda en su libro "Un hombre, un pueblo" que debió posponerse ante el fallido golpe de Estado contra el presidente venezolano. Al final el diálogo se concretó entre junio y julio de 2002 y dio lugar a casi 15 horas de conversación que se llevaron a cabo, principalmente, en los viajes que Chávez realizó dentro de Venezuela en avión y helicóptero.
Baraona y la Acción Católica
Hija de una familia acomodada que vivía en el sector de Las Lilas, en Santiago, su padre fue un próspero ingeniero que representó en Chile a la compañía de ascensores Schindler. Después de estudiar en las Monjas Argentinas, Harnecker se matriculó en Sicología en la Universidad Católica. Lejos aún de su perfil revolucionario, en esos años participaba en el movimiento Acción Católica, según recuerda Claudio Huepe, quien agrega que Harnecker incluso formó parte de la directiva de la FEUC que encabezó el economista y después ministro del gobierno militar Pablo Baraona.El quiebre político que la llevó a la izquierda está vinculado a la relación que estableció en esos años con Rodrigo Ambrosio, uno de los fundadores del MAPU. Pero su visión terminó de radicalizarse cuando, a fines de los años '60, viajó a Francia a cursar un posgrado en Sicología y se vinculó al conocido filósofo marxista Louis Althusser. En esa época, y debido a su interés por darle un sentido pedagógico a la compleja filosofía de Marx, surgió su libro Conceptos fundamentales del materialismo histórico.
Afiliada ya al PS durante la Unidad Popular, la sicóloga se hizo cargo de la revista de esa colectividad, "Chile Hoy". En 1972 conoció a quien años después se convertiría en su marido, el cubano Manuel Piñeiro. Tras el golpe Harnecker se asiló en la Embajada de Venezuela y luego viajó a radicarse a La Habana, donde en 1973 se casó con Piñeiro.
Chávez y Venezuela, según Harnecker
"Chávez no niega que en sus inicios él creyó que era posible resolver los profundos problemas económicos y sociales de Venezuela por una tercera vía; creyó que era posible humanizar el capitalismo, pero la historia le hizo ver que eso no era posible".
"Cuando Chávez habla del socialismo que se intenta construir en Venezuela él siempre aclara que se trata del 'socialismo del siglo XXI' y no una copia de los modelos socialistas anteriores".
"En la medida en que las personas vayan percibiendo los efectos positivos del nuevo modelo económico que se está tratando de llevar adelante orientado por esta nueva lógica humanista y solidaria, en la medida en que vayan venciendo el individualismo, el consumismo, el afán de lucro en su propia práctica cotidiana, llegarán a las mismas conclusiones a las que Chávez llegó: que la única alternativa a las nefastas consecuencias del capitalismo neoliberal es el socialismo".
"Venezuela es un país inmensamente rico que tiene una entrada muy grande de divisas con el oro negro, que al principio estaba bloqueado por las exigencias de la oposición. Hoy, con las divisas del petróleo, Venezuela tiene la posibilidad de no depender de las políticas del Fondo Monetario Internacional".
La mujer de "Barbarroja"
Marta Harnecker fue considerada durante muchos años una de las chilenas más influyentes en La Habana. La teórica del marxismo se ganó ese título a partir de 1973, cuando debió salir del país a causa del golpe de Estado en Chile y se radicó en Cuba. Ese año se casó con Manuel "Barbarroja" Piñeiro, quien llegaría a ostentar un enorme poder en la isla como el brazo derecho de Fidel Castro. A este ex combatiente de la Sierra Maestra, se le atribuye haber montado uno de los servicios secretos más eficientes de América Latina mientras se desempeñó como jefe del "G2" (aparato de inteligencia cubano) y luego como viceministro del Interior. Sin embargo, fue su trabajo en el "Departamento de América", lo que selló su férrea relación con Fidel. Desde ese cargo, que ejerció entre 1974 y 1992, "Barbarroja" fomentó y dirigió los movimientos armados que desestabilizaron distintos gobiernos militares y democráticos en Latinoamérica. Amigos del matrimonio Piñeiro-Harnecker señalan que la sicóloga chilena no acostumbraba recurrir a su marido para tener un trato preferente en La Habana. Pero las puertas se le abrían sin problemas cuando ella lo deseaba. Por ejemplo, si tenía que dirigirse a la burocracia estatal para conseguir una visa de salida para un chileno. Un cercano a Castro dice que Harnecker no tenía una ascendencia directa sobre las autoridades cubanas, pues su carácter seco y una cierta autonomía en las opiniones que vertía, la transformaron en una figura distante para la jerarquía castrista. Según un cercano a la sicóloga, su relación con Fidel nunca derivó en una amistad y tampoco fue cercana, pese al estrecho vínculo que unía al líder de la revolución con "Barbarroja". Aclara, eso sí, "ella ejercía influencia sobre su marido, porque sus opiniones generalmente estaban bien fundamentadas". En todo caso, según recuerdan en el entorno de la chilena, ella creía que "el trabajo de Manuel era interesante".
El hecho que mejor evidencia esta sintonía intelectual de la pareja fue su costumbre de recibir en su casa a dirigentes políticos de todo el mundo. En su residencia en el barrio Miramar sostuvieron largas conversaciones, por ejemplo, con el actual presidente de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, y con el hoy mandatario uruguayo, Tabaré Vásquez. Con este último Harnecker estableció una relación de amistad que dura hasta hoy. También pasaron por la residencia del matrimonio muchos líderes de la guerrilla latinoamericana que vivían en la clandestinidad y algunas figuras políticas chilenas como el ex subsecretario Belisario Velasco, el senador Camilo Escalona y el ex secretario general del MIR, Andrés Pascal Allende. Pero era la visita ocasional de Fidel Castro a la casa de Piñeiro la que conmocionaba este barrio de La Habana cuando llegaba acompañado con su numerosa comitiva.
El escritor Jorge Castañeda, un crítico del sistema cubano, ha señalado que "Barbarroja" vivía con austeridad. De hecho, no residía en el barrio de Siboney, donde se ubican la mayoría de las embajadas y algunas casas de la elite política. No obstante, la propia Marta Harnecker dijo en 1995 que su familia vivía con US$ 300 mensuales, una cifra considerada una fortuna en Cuba.En 1992, Manuel "Barbarroja" Piñeiro fue desplazado de su cargo en el Departamento de América. La caída del bloque socialista convenció a Castro de que debía desligarse de figuras asociadas a la exportación de la revolución cubana. Desde entonces integró el Comité Central, mientras su mujer trabajó en una ONG que estudiaba los movimientos sociales de América Latina. "Barbarroja" murió en un accidente automovilístico, en 1998. A partir de entonces, Harnecker pasa cada vez menos tiempo en La Habana, hasta que en 2002 se radica casi completamente en Venezuela. Hace un año contrajo matrimonio con un intelectual canadiense.
En círculos políticos coinciden en que su principal tarea es asistir al presidente en la preparación de sus discursos y "en el diseño de mecanismos de participación social", dice Carlos Ruiz, profesor de la Universidad de Chile y amigo de Harnecker. El ex diputado Farías cita como ejemplo de esa injerencia su papel en una importante reunión que tuvo lugar en noviembre de 2004, poco después del referéndum revocatorio en que se impuso Chávez. En esa oportunidad el gobernante reunió a sus ministros y a las más altas autoridades de gobierno para evaluar el curso que debía tomar la "revolución bolivariana". Harnecker no sólo participó en ese encuentro, sino que también trabajó con otros asesores de confianza en la redacción de las ideas-fuerza que luego se convirtieron en el documento "El nuevo mapa estratégico". Definido como "la revolución dentro de la revolución", el texto abarca las grandes tareas que deberá cumplir el gobierno en el período 2005-2006 y que van desde la erradicación de la pobreza hasta la eliminación de los latifundios.
En medios venezolanos también se la señala como una de las encargadas del Frente Francisco de Miranda, un organismo cuyo objetivo es "fortalecer el pensamiento político de la revolución bolivariana" a través de charlas y misiones educativas en sectores populares.
En ocasiones Harnecker -quien salió desde Chile al exilio en 1973 y se radicó en Cuba- también ha acompañado al gobernante en sus giras. El año pasado viajó con él a Brasil para reunirse con el presidente Lula da Silva, con quien la chilena estrechó vínculos en los '80, cuando el entonces dirigente del Partido de los Trabajadores visitó la casa que la chilena tenía en La Habana con su marido, Miguel "Barbarroja" Piñeiro, uno de los más importantes dirigentes políticos cubanos. Su relación con Piñeiro, quien murió en 1998, le permitió a la chilena una privilegiada llegada a las esferas de poder de La Habana así como tender amplias redes en la izquierda regional. Con el sigilo de siempre, Harnecker también fue parte de la comitiva que se desplazó con Chávez para el cambio de mando en Santiago, en 11 de marzo pasado. Según Carlos Ruiz, en esa oportunidad ella no asistió a ninguna actividad protocolar y aprovechó el tiempo para reunirse con su familia en Santiago.
Harnecker le impartió clases de formación en marxismo leninismo en 1970 a la entonces estudiante de medicina y cuadro politico del partido socialista Michelle Bachelet. El doctor Luis Lorca, hermano del desaparecido dirigente socialista Carlos Lorca (uno de los referentes de la actual mandataria), recuerda que aquellas reuniones se realizaban en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile o en la sede de la Juventud Socialista.
Su ascenso en Caracas
Seguidora de los movimientos guerrilleros de izquierda de la región en los '70 y '80, Harnecker pasó largos períodos en Nicaragua, Guatemala y Colombia. Su compromiso con el ideario marxista la llevó a vincularse también con los sectores de izquierda venezolanos. "A fines de los '80 comenzó a estudiar los movimientos sociales en ese país", dice Ruiz, quien recuerda que en 1989 Harnecker entrevistó a varios de los protagonistas de "caracazo", como se llamó a la rebelión popular que ese año remeció a la capital venezolana.
En esferas venezolanas se cita al actual ministro de Educación y Deportes, Aristóbulo Istúriz, como uno de los vínculos más antiguos de Harnecker en ese país. Militante del partido Causa Radical, en 1992 Istúriz fue uno de los parlamentarios que apoyaron el intento de golpe que protagonizó Hugo Chávez, lo que lo ayudó a convertirse, dos años después, en alcalde de Caracas. Farías asegura que desde ese cargo Istúriz trató de abrir espacios a la participación popular y que en varias ocasiones invitó a Harnecker a asesorarlo.
En 1998, y ante la candidatura presidencial de Hugo Chávez, Causa Radical se dividió y dio paso al partido Patria para Todos (PPT), que si bien tuvo algunas diferencias con el gobernante, hoy constituye uno de sus apoyos más importantes. En sus filas también milita el ministro de Relaciones Exteriores, Alí Rodríguez, con quien Harnecker tiene buenos lazos. Su relación con los hombres del PPT fue la antesala de su ingreso a las esferas de gobierno en Caracas.
Ruiz asegura que aunque Harnecker ya tenía estrechos vínculos con el chavismo, a comienzos de 2002 el propio Chávez se contactó con ella para invitarla a un encuentro de intelectuales de izquierda en Venezuela. Harnecker -quien en esa ocasión incluso lo acompañó en uno de los extensos programas televisivos "Aló, presidente"- aprovechó la oportunidad para pedirle al venezolano una entrevista. Chávez accedió a la solicitud y, además, le pidió a ella que trabajara como asesora en el proceso revolucionario venezolano.
Si bien la entrevista estaba programada para abril de ese año, la sicóloga recuerda en su libro "Un hombre, un pueblo" que debió posponerse ante el fallido golpe de Estado contra el presidente venezolano. Al final el diálogo se concretó entre junio y julio de 2002 y dio lugar a casi 15 horas de conversación que se llevaron a cabo, principalmente, en los viajes que Chávez realizó dentro de Venezuela en avión y helicóptero.
Baraona y la Acción Católica
Hija de una familia acomodada que vivía en el sector de Las Lilas, en Santiago, su padre fue un próspero ingeniero que representó en Chile a la compañía de ascensores Schindler. Después de estudiar en las Monjas Argentinas, Harnecker se matriculó en Sicología en la Universidad Católica. Lejos aún de su perfil revolucionario, en esos años participaba en el movimiento Acción Católica, según recuerda Claudio Huepe, quien agrega que Harnecker incluso formó parte de la directiva de la FEUC que encabezó el economista y después ministro del gobierno militar Pablo Baraona.El quiebre político que la llevó a la izquierda está vinculado a la relación que estableció en esos años con Rodrigo Ambrosio, uno de los fundadores del MAPU. Pero su visión terminó de radicalizarse cuando, a fines de los años '60, viajó a Francia a cursar un posgrado en Sicología y se vinculó al conocido filósofo marxista Louis Althusser. En esa época, y debido a su interés por darle un sentido pedagógico a la compleja filosofía de Marx, surgió su libro Conceptos fundamentales del materialismo histórico.
Afiliada ya al PS durante la Unidad Popular, la sicóloga se hizo cargo de la revista de esa colectividad, "Chile Hoy". En 1972 conoció a quien años después se convertiría en su marido, el cubano Manuel Piñeiro. Tras el golpe Harnecker se asiló en la Embajada de Venezuela y luego viajó a radicarse a La Habana, donde en 1973 se casó con Piñeiro.
Chávez y Venezuela, según Harnecker
"Chávez no niega que en sus inicios él creyó que era posible resolver los profundos problemas económicos y sociales de Venezuela por una tercera vía; creyó que era posible humanizar el capitalismo, pero la historia le hizo ver que eso no era posible".
"Cuando Chávez habla del socialismo que se intenta construir en Venezuela él siempre aclara que se trata del 'socialismo del siglo XXI' y no una copia de los modelos socialistas anteriores".
"En la medida en que las personas vayan percibiendo los efectos positivos del nuevo modelo económico que se está tratando de llevar adelante orientado por esta nueva lógica humanista y solidaria, en la medida en que vayan venciendo el individualismo, el consumismo, el afán de lucro en su propia práctica cotidiana, llegarán a las mismas conclusiones a las que Chávez llegó: que la única alternativa a las nefastas consecuencias del capitalismo neoliberal es el socialismo".
"Venezuela es un país inmensamente rico que tiene una entrada muy grande de divisas con el oro negro, que al principio estaba bloqueado por las exigencias de la oposición. Hoy, con las divisas del petróleo, Venezuela tiene la posibilidad de no depender de las políticas del Fondo Monetario Internacional".
La mujer de "Barbarroja"
Marta Harnecker fue considerada durante muchos años una de las chilenas más influyentes en La Habana. La teórica del marxismo se ganó ese título a partir de 1973, cuando debió salir del país a causa del golpe de Estado en Chile y se radicó en Cuba. Ese año se casó con Manuel "Barbarroja" Piñeiro, quien llegaría a ostentar un enorme poder en la isla como el brazo derecho de Fidel Castro. A este ex combatiente de la Sierra Maestra, se le atribuye haber montado uno de los servicios secretos más eficientes de América Latina mientras se desempeñó como jefe del "G2" (aparato de inteligencia cubano) y luego como viceministro del Interior. Sin embargo, fue su trabajo en el "Departamento de América", lo que selló su férrea relación con Fidel. Desde ese cargo, que ejerció entre 1974 y 1992, "Barbarroja" fomentó y dirigió los movimientos armados que desestabilizaron distintos gobiernos militares y democráticos en Latinoamérica. Amigos del matrimonio Piñeiro-Harnecker señalan que la sicóloga chilena no acostumbraba recurrir a su marido para tener un trato preferente en La Habana. Pero las puertas se le abrían sin problemas cuando ella lo deseaba. Por ejemplo, si tenía que dirigirse a la burocracia estatal para conseguir una visa de salida para un chileno. Un cercano a Castro dice que Harnecker no tenía una ascendencia directa sobre las autoridades cubanas, pues su carácter seco y una cierta autonomía en las opiniones que vertía, la transformaron en una figura distante para la jerarquía castrista. Según un cercano a la sicóloga, su relación con Fidel nunca derivó en una amistad y tampoco fue cercana, pese al estrecho vínculo que unía al líder de la revolución con "Barbarroja". Aclara, eso sí, "ella ejercía influencia sobre su marido, porque sus opiniones generalmente estaban bien fundamentadas". En todo caso, según recuerdan en el entorno de la chilena, ella creía que "el trabajo de Manuel era interesante".
El hecho que mejor evidencia esta sintonía intelectual de la pareja fue su costumbre de recibir en su casa a dirigentes políticos de todo el mundo. En su residencia en el barrio Miramar sostuvieron largas conversaciones, por ejemplo, con el actual presidente de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, y con el hoy mandatario uruguayo, Tabaré Vásquez. Con este último Harnecker estableció una relación de amistad que dura hasta hoy. También pasaron por la residencia del matrimonio muchos líderes de la guerrilla latinoamericana que vivían en la clandestinidad y algunas figuras políticas chilenas como el ex subsecretario Belisario Velasco, el senador Camilo Escalona y el ex secretario general del MIR, Andrés Pascal Allende. Pero era la visita ocasional de Fidel Castro a la casa de Piñeiro la que conmocionaba este barrio de La Habana cuando llegaba acompañado con su numerosa comitiva.
El escritor Jorge Castañeda, un crítico del sistema cubano, ha señalado que "Barbarroja" vivía con austeridad. De hecho, no residía en el barrio de Siboney, donde se ubican la mayoría de las embajadas y algunas casas de la elite política. No obstante, la propia Marta Harnecker dijo en 1995 que su familia vivía con US$ 300 mensuales, una cifra considerada una fortuna en Cuba.En 1992, Manuel "Barbarroja" Piñeiro fue desplazado de su cargo en el Departamento de América. La caída del bloque socialista convenció a Castro de que debía desligarse de figuras asociadas a la exportación de la revolución cubana. Desde entonces integró el Comité Central, mientras su mujer trabajó en una ONG que estudiaba los movimientos sociales de América Latina. "Barbarroja" murió en un accidente automovilístico, en 1998. A partir de entonces, Harnecker pasa cada vez menos tiempo en La Habana, hasta que en 2002 se radica casi completamente en Venezuela. Hace un año contrajo matrimonio con un intelectual canadiense.