El presupuesto de Estados Unidos destinado a sus servicios de inteligencia ha sido un secreto mantenido bajo miles de llaves. Sin embargo la Administración Obama ha reconocido por primera vez gastos en actividades de Inteligencia por US$80.100.000.000 millones, aproximadamente unos 57.800 millones de euros, para el ejercicio 2010.
Monto que supera en varias veces las partidas presupuestarias del Departamento de Seguridad Interior creado tras el 11-S. O para el mismo Departamento de Justicia
Ignacio García - Intelligence, Defense and Security
Según el informe entregado por el director nacional de inteligencia, James Clapper, el componente civil del sistema de Inteligencia norteamericano a cargo de la CIA, registro gastos por US$53.100.000.000 millones durante el año fiscal que terminó el pasado 30 de septiembre.
Mientras que el programa de Inteligencia militar, cuyo personal ha permanecido como información clasificada dentro de los presupuestos públicos del Pentágono, registro otros US$27.000 millones.
Los gastos de Inteligencia militar a su vez, representan aproximadamente el 12% de los US$664.000 millones que Estados Unidos ha dedicado al Departamento de Defensa en el último año fiscal. De ese monto, US$3.500 millones han sido destinados a apoyar las operaciones en curso del Pentágono, tanto en Irak como en Afganistán.
Cuestionamiento y control en el Congreso
La cifra total de US$80.100.000.000 millones es un incremento del 7 por ciento con respecto a lo gastado el año pasado.
Las 17 agencias que forman los servicios de inteligencia pagan desde servicios de mantenimiento de sus instalaciones, hasta analistas pasando por agentes operativos clandestinos. Además de financiar toda su maquinaria de Inteligencia electrónica, que abarca desde satélites hasta sofisticados recursos informáticos. Así como también el pago a las adjudicaciones a contratistas privados.
Mayor Control
La presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la senadora demócrata por California Dianne Feinstein, ha expresado su intención "de identificar y eliminar cualquier despilfarro y duplicación innecesaria en el presupuesto de inteligencia, y reducir la financiación de actividad con baja prioridad". A juicio de Feinstein "resulta claro que el gasto total en Inteligencia ha alcanzado un nivel inaceptable durante la última década". Por su parte, el diputado demócrata Silvestre Reyes, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, ha apoyado a la senadora Feinstein en la necesidad de introducir disciplina fiscal en los servicios de inteligencia. Como primera medida se adopto limitar gastos en los sistemas más costosos, afectando a la flota de satélites.
El periodico Washington Post critico esta explosión de gasto público al ofrecer detalles del presupuesto de seguridad nacional creado tras el 11-S.
En el segmento de contra-terrorismo, seguridad nacional e Inteligencia trabajan a la fecha 1.271 organizaciones gubernamentales y 1.931 empresas, con una mano de obra estimada en 854.000 personas con autorización para manejar secretos oficiales. Una completa y soberana barbaridad en términos de manejo de autorizaciones, niveles de clasificación y acceso a información sensible.
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