El inspector de la Dirección de Logística del Ejército, general EP Alfonso Livia Vega, informó ante el Consejo de Generales del instituto castrense que luego de investigar el proceso de selección del fusil de asalto, en el que resultó elegido el SCAR de fabricación belga, no encontró irregularidades en ninguno de sus tramos.
En una reunión sostenida con los altos mandos del Ejército en el cuartel general, el pasado viernes 28 de mayo, Livia señaló que el comité técnico cumplió con aplicar el protocolo de pruebas a los fusiles de calibre 7,62 que se presentaron a la competencia en diciembre último: el SCAR, de la compañía belga FN Herstal; el SABR M6, de la estadounidense LWRC International; el Galil ACE, de Industrias Militares de Israel (IWI), y el SIG 716, de la suizo-alemana SIG Sauer. Resultó elegido el fusil belga, señalaron fuentes castrenses.
El futuro de la primera compra de 8 mil fusiles es determinante para la próxima adquisición de 50 mil unidades que se propone el Ejército para estandarizar su armamento por un monto que alcanzaría los 80 millones de dólares.
Cuestión de fondo
Luego de la mencionada evaluación técnica, el Comité de Adquisiciones y Contrataciones en el Extranjero (CACE) del Ejército inició los preparativos para suscribir contrato con la empresa FN Herstal. Pero el ministro de Defensa, Rafael Rey, a instancias del embajador de los Estados Unidos, Michael McKinley, quien acogió la queja de la sucursal norteamericana de la compañía SIG Sauer sobre deficiencias durante el proceso de selección, solicitó y consiguió que se cancelara la adquisición.
SIG Sauer recurrió a McKinley luego de que su denuncia de sospechosas irregularidades durante las pruebas fuera desestimada por el ex responsable de la Dirección de Logística del Ejército general EP Javier Bouroncle Mc Evoy.
En efecto, el 18 de diciembre pasado, los representantes de SIG Sauer remitieron una carta al comandante general del Ejército, Otto Guibovich Arteaga, dándole cuenta de una “evidente falta de imparcialidad que no se condicen con la profesionalidad y sentido del honor que entendemos caracterizan al Ejército peruano”.
Guibovich ordenó a Bouroncle que contestara los cuestionamientos de SIG Sauer. El 22 de diciembre, Bouroncle remitió a Guibovich un reporte en el que desmiente cada una de las impugnaciones de la compañía y concluyó lo siguiente: “La carta presentada por esta empresa (SIG Sauer) trata de confundir al Comando de la institución al no reconocer su evidente fracaso en la prueba realizada al fusil calibre 7,62 que fue eliminado por fallas de la estructura propiamente del arma, argumentando fallas relacionadas con la munición”.
Pero Bouroncle también recomendó que, “en aras de la transparencia del proceso, y con la finalidad de evitar cualquier tipo de suspicacias ante reclamos infundados, es conveniente (...) una nueva evaluación”. El Ejército evaluaba la propuesta del general Bouroncle cuando el 26 de marzo el embajador McKinley solicitó en una carta personal a Rey que se convocara a una nueva licitación.
Por su parte, el ministro Rey no solo ordenó al general Otto Guibovich que la Inspectoría General del Ejército investigara el caso sino también dispuso que funcionarios de su despacho hicieran una indagación paralela.
Mientras tanto, el titular de Defensa resolvió la suspensión tanto de la compra de los fusiles de calibre 7,62 como de los de calibre 5,56, proceso de selección que también había ganado la compañía FN Herstal. Rey se propone hacer una comparación de los hallazgos de las dos investigaciones y tomará una decisión al respecto, indicaron fuentes de su despacho.
El general Guibovich aconsejó a Rey que se continuara con el proceso de adquisición, basándose en un informe técnico que había recibido de la Dirección de Logística del Ejército.
Empero, el ministro de Defensa mantuvo su posición de cancelar la compra, investigar todo lo actuado para determinar responsabilidades, y someter a nuevas pruebas los fusiles en competencia. Todo empezará de cero. La decisión es buena porque garantizará la transparencia. Algo que no se encuentra fácilmente en las compras de defensa peruanas. Tanto por el secretismo que suele ser roto por investigaciones periodísticas, que destapan groseros casos de corrupción habituales dentro del aparato estatal y FFAA peruanas. Como por practicarse fuera de los mecanismos de transparencia adoptados por países vecinos según standar común adoptado y recomendado por la Cepal.