Las recientes operaciones acometidas por el Mossad israelí o Instituto para Inteligencia y los Funcionamientos Especiales de Israel, en varios países del Oriente Medio y particularmente en Europa y América Latina, han obligado al Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, a realizar un cambio de Director de esta institución, destinada a mejorar la imagen de la misma ante la opinión pública internacional. El nuevo jefe del Mossad seleccionado causó sorpresa de inmediato.
Tamir Pardo, es un hombre especial y con una imagen agradable, verbo pausado y amante de las tecnologías de punta en la labor de espionaje; capaz de despertar empatía en muchos por sus aires de hombre cotidiano y por sus gustos que le acercan a grandes segmentos de preferencia: ama a la música, rehúye a la publicidad, ama el deporte del motociclismo de alta velocidad y, particularmente, es un fan apasionado del equipo de fútbol español Barcelona. Afamado espía con un largo historial de más de treinta años en la actividad de Inteligencia bajo el seudónimo “T” el que era solo conocido por un estrecho círculo de miembros del Mossad. Tamir participó en múltiples operaciones encubiertas luego de abandonar las filas de la unidad de élite Sayeret Matcal (en hebreo: סיירת מטכ"ל, General Staff Reconnaissance Unit), perteneciente a la s Fuerzas de Defensa de Israel, entonces subordinado a Yoni Netanyahu, hermano del actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, y quien falleció en la operación de Uganda, en 1976.
Tamir Pardo fue pacientemente escalando dentro del Mossad, unas veces como agente de asuntos internos, o dedicado a investigar operaciones de otros agentes, como la fallida neutralización del dirigente del grupo islamista Hamas en Jordania, Jaled Mashal, en el 1997. En otra oportunidad fue designado responsable del departamento de Escuchas y Seguimiento, ascendiendo a segundo jefe de la institución bajo la tutela del otrora jefe del Mossad, Meir Dagan, el año 2002. Allí, sin embargo, a pesar de los logros en operaciones que dirigió, como fue la destrucción de una planta nuclear siria o la neutralización del jefe militar de Hizbulá, Imad Mughniyah, se sintió sin posibilidades de continuar ascendiendo y abandonó el Mossad en el 2009. Hoy, es sacado del anonimato para un proceso de renovación del Mossad y mejorar la eficacia de la institución. Obviamente, para Tamir Pardo, queda la encrucijada de mejorar la imagen de su organización, a la par que perfeccionar los mecanismos de neutralización de los principales dirigentes de Hamas y Hisbulá, mantener el espionaje contra las naciones árabes, mantener la persecución contra los terroristas miembros de AlQaeda, entorpecer el desarrollo del programa nuclear iraní y, particularmente, mantener su cooperación con Estados Unidos especialmente en América Latina.
En el caso de Irán, Tamir Pardo tiene un reto muy particular, realizar operaciones exitosas para debilitar a la nación iraní para contrarrestar a aquellos líderes dentro de la derecha israeli y del propio ejército israelí, que apuestan por una inmediata agresión militar contra ese país. Un esfuerzo especial por parte de Israel