La identificación de dos menores muertos en bombardeos a las Farc recientemente demuestra una vez más cómo el reclutamiento de menores por grupos armados ilegales persiste en medio del conflicto.
Semana.com
Saber con exactitud cuántos menores son reclutados por la guerrilla y hacen parte de sus filas resulta tan complejo como enumerar las mismas causas de la guerra. Sin embargo, las cifras que dan cuenta de los niños desvinculados de grupos al margen de la ley, las imágenes que hace poco se conocieron del ‘Mono Jojoy’ dándoles la bienvenida a jóvenes guerrilleros y la reciente identificación de dos menores muertos en bombardeos a las Farc, demuestran, una vez más, cómo en el conflicto colombiano se sigue involucrando a los niños.
Tal parece que de nada sirvió que en 1998 el ElN firmara con representantes de la sociedad civil y miembros del Consejo Nacional de Paz en Maguncia, Alemania, un acuerdo en el que se comprometía a no reclutar niños menores de 16 años. Tampoco que un año después, en 1999, las Farc manifestaran su compromiso de no reclutar a menores de 15 años ante el Representante especial para la cuestión de los niños y conflictos armados de la Organización de las Naciones Unidas. Los niños siguen siendo reclutados, el Gobierno sigue exigiendo que se respete a los menores y las cifras de jóvenes desvinculados evidencia cómo estos siguen siendo víctimas de la guerra.
De 2002 a febrero de este año, 7.159 menores dejaron las armas luego de pertenecer a un grupo guerrillero, según datos revelados por el Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración (ODDR) de la Universidad Nacional.
La cifra se obtuvo luego de sumar los datos suministrados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el Programa de Atención al Desmovilizado del Ministerio de Defensa (PAHD) y de la Oficina para el Alto Comisionado para la Paz, de la Presidencia de la República. Pero más allá de los números, está el drama que viven algunas de las comunidades azotadas por el reclutamiento forzado.
El documentoConpes de prevención de reclutamiento, firmado en julio de este año, además de buscar que con la articulación de planes de acción de entidades nacionales, de investigación judicial y de control, se incida sobre las causas y factores de riesgo identificados que facilitan el reclutamiento, pone sobre la mesa los aspectos más dramáticos de esta guerra, que no respeta edad.
“Los niños que se resisten a ser reclutados son asesinados o forzados a desplazarse”, señala, dentro del informe, el Comité de los Derechos del Niño. “Entre las actividades que realizan con el grupo armado están el mantenimiento y supervivencia de la tropa a través de labores como raspar coca, acciones bélicas o participación directa en hostilidades, en prácticas de combate, en emboscadas, tomas armadas y manufactura de explosivos”, se lee en el Informe Defensorial de 2006, consignado en el mismo documento.
Y si se trata de los factores que hacen a esta población vulnerable de ser reclutada, la cuestión es tan dramática como real. El simple hecho de vivir en una zona de violencia, estar en un entorno familiar disfuncional, la pobreza, el desplazamiento y la disputa de riquezas, hacen de los niños ‘presas’ fáciles para la guerra.
No es un problema de niños
El Conpes es claro al enumerar cuáles son las temáticas sobre las cuales se mueve el reclutamiento de menores.
- En los espacios vitales de niños hay presencia de grupos armados: generan un impacto en la garantía y goce efectivo de los derechos de los niños, como lo señala la Corte Constitucional en el Auto 251. En el 2009, la Policía Nacional identificó la presencia de las Farc en 379 municipios de 26 departamentos, con un aproximado de 8.989 personas en su pie de fuerza. El ELN, por su parte, tiene presencia en 255 municipios de 15 departamentos con cerca de 1.697 personas. Las Bandas Criminales (Bacrim), hacen presencia en 175 municipios de 21 departamentos con casi 3.450 hombres y mujeres vinculados a sus estructuras armadas.
- Maltrato intrafamiliar: aunque no es en sí mismo un factor puntual que conlleve al reclutamiento, si está relacionado con otras circunstancias de vulnerabilidad se presenta como un factor determinante. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, por ejemplo, en el año 2006 cerca de un 30 por ciento de menores desvinculados dijeron haber sido maltratados por sus familias antes de ingresar a las filas de la guerrilla.
Entre el 2008 y 2009 el Instituto Nacional de Medicina Legal realizó 22.406 valoraciones por maltrato infantil en todo el país. Un panorama nada alentador.
- Políticas públicas: no sólo es competencia del ICBF y el Gobierno Nacional garantizar el efectivo goce de los derechos de los niños. Las autoridades territoriales, la familia, el sector privado y la sociedad en general, deben hacerlo también.
Presencia guerrillera, el detonante
Para Mauricio Romero, coordinador del Observatorio del conflicto armado de la Corporación Nuevo Arco Iris, en términos de reclutamiento de menores la presencia de guerrilla y el narcotráfico son determinantes. Y enumera cuatro zonas en donde en los últimos diez años se presenta con mayor impacto esta situación.
- Nariño y Cauca: hay aproximadamente 25 mil hectáreas de coca.
- Caquetá: las hectáreas con cultivos ilícitos llegan casi a las 10 mil.
- Del Golfo de Urabá hasta Norte de Santander, pasando por el bajo Cauca, el sur del Córdoba, sur de Bolívar, llegando a la frontera con Venezuela: aproximadamente 16 mil hectáreas de coca.
- Guaviare, Meta, Vichada: también con cerca de 16 mil hectáreas de cultivos ilícitos.
Romero no sólo habla del reclutamiento. Dice también que en esas zonas y como consecuencia de los mismos factores, es visible otro problema que afecta a los menores. Se trata de la prostitución de niñas. “Son zonas donde están los ejércitos legales e ilegales. Muchos hombres”, dice.
De otra parte, y según lo reveló hace dos meses el informe ‘Prisioneros combatientes’ de la analista Natalia Springer sobre el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado, las condiciones precarias de vida también son determinantes. Por lo menos el 70 por ciento de menores reclutados no tenían oportunidades para salir adelante, señaló en su momento Springer.
"Básicamente más de la mitad de la muestra reportó no tener ninguna oportunidad de acceso a la tierra, estudio o dinero. La única perspectiva de desarrollo estaba en el trabajo. Un tercio de los entrevistados 34,7 por ciento, manifestó no haber dispuesto de absolutamente ninguna perspectiva para el avance económico o social", señalaba el informe.
Para el analista León Valencia de la Corporación Nuevo Arco Iris, con el reclutamiento de menores “la guerrilla busca reponer combatientes y éstos no son muy reacios. Muchos se vinculan fácilmente a la guerra. Donde no hay presencia del Estado, los menores ven a las guerrillas como modelos y se convierten en una fuente para obtener un trabajo", según lo registró recientemente al diario El Colombiano.
Y aunque no hay cifras exactas de los menores que hoy están en las filas de las Farc o del ELN, lo cierto es que recientes estudios de Unicef y Human Right Watch señalan que la mayoría de jóvenes reclutados tienen menos de 15 años. Son niños.