Sebastián Piñera despliega esta semana una intensa agenda internacional (visitas a Colombia y Perú) que unida a su viaje a Asia de la semana pasada no hace sino confirmar los pilares sobre los que se asienta la política exterior del presidente chileno. Una política exterior que es, en parte, continuidad de la heredada de la época concertacionista pero a la que también se le añade un claro acento piñerista.
*Infolatam
Piñera asumió la presidencia con el claro propósito de impulsar el liderazgo chileno en América latina y, para llevar a cabo este objetivo, el nuevo presidente ha optado por eludir conflictos y polémicas. Al igual que los gobierno de la Concertación, Piñera busca vender la imagen de un nuevo Chile, moderno y a un paso de convertirse en un país desarrollado: “Chile será recordado y reconocido no por Pinochet, sino como un ejemplo de unidad, liderazgo y coraje, fe y éxito”.
En su reciente viaje a China lo dejaba meridianamente claro: ”En Chile, nos hemos propuesto antes del fin de la década ser el primer país de América Latina desarrollado, sin pobreza y dando oportunidades a todos los chilenos, que si hoy tienen una renta per capita de 14.000 dólares la tengan en torno a los 28.000 dólares superando a muchos países de la UE”.
La alianza con la Colombia de Santos
El viaje a Colombia tiene una clara intencionalidad política pues entre Piñera y Juan Manuel Santos existen vínculos de amistad (desde el viaje de 2008 del chileno a Colombia cuando compartió intensas horas con Álvaro Uribe y con Santos) afinidad ideológica e idéntico sello reformista en la gestión que están desarrollando (Piñera admitió que ambos tienen “un destino común y compartimos lo más importante, valores, principios y futuro”).
Los dos presidentes se han intercambiado muchos piropos. Santos ha confirmado que se siente “cercano a Sebastián Piñera…lo conozco desde hace años y le tengo una gran admiración” y Piñera confesó que tenía “el privilegio de la amistad que nos ha unido durante mucho tiempo con Juan Manuel, y eso nos va a permitir seguir avanzando”.
Es significativo igualmente que la primera vista de un Jefe de Estado a Colombia desde que Santos tomó posesión sea precisamente la de Piñera: ”Viene ahora el Presidente de Chile (Sebastián Piñera) pasado mañana, la primera visita oficial de Estado que hace a Colombia algún Mandatario amigo y parte de lo que le vamos a proponer es hacer una alianza en muchos sentidos. Con Chile y con Perú, con esos dos países vamos a ver si nos integramos y nos profundizamos, pero una de las áreas donde queremos una mayor integración con Chile, por ejemplo, es en el área de la integración donde ellos han avanzado también en forma importante”.
Además, Colombia y Chile comparten la condición de países de moda en la región (junto con Brasil y Perú, claro está), así como intereses similares: “Vamos a trabajar en común para crear lazos de amistad aún más sólidos de los que tenemos. Son países que tienen mucho en común, que quieren jugar un papel fundamental en el comercio internacional en la región Asia Pacífico”.
Pragmatismo con Correa y Evo Morales
La política exterior de Piñera no está guiada por la ideología sino por el pragmatismo. En ese contexto, se entiende su cercanía y reiterado y público apoyo a Rafael Correa con quien se ha visto tres veces desde que se inició su mandato. De hecho, Piñera, fue el primero de los gobernantes sudamericanos en llegar a Quito para apoyar la consolidación democrática, luego de la sublevación policial del pasado 30 de septiembre en Ecuador.
Piñera aseguró entonces que “la defensa de la democracia y de los DD.HH. no tiene fronteras, por eso los presidentes de los países de Unasur nos reunimos para dar un apoyo claro y firme a la democracia en el Ecuador”.
La cercanía de un liberal como Piñera con uno de los máximos representantes del “socialismo del siglo XXI” como Correa se debe a que ambos países comparten rivalidad con Perú y, de hecho, el gobierno de Piñera ha conseguido que en el pleito de La Haya, el ejecutivo ecuatoriano respalde las tesis chilenas.
Como aseguraba Michael Shifter de Diálogo Interamericano en el diario El Colombiano: “en el campo internacional Piñera, hasta ahora, ha sorprendido a muchos latinoamericanos que esperaban una línea ideológica más dura. Su relación con el presidente boliviano Evo Morales ha sido notable. Sería difícil imaginar dos polos más opuestos, tanto en experiencia como en pensamiento, que el campeón del libre mercado en Chile y el líder indígena de los cultivadores de coca en Bolivia…Por ahora, en cualquier caso, el pragmatismo parece sobreponerse a las ideologías”.
Con Perú, relación de dos carriles
La escala de Sebastián Piñera en Perú es la más conflictiva. Ambos países se encuentran enfrascados en un pleito limítrofe en La Haya que crea, en algunas ocasiones, ciertas tensiones nacionalistas. Piñera y Alan García han optado también por el pragmatismo y han decidido que la relación bilateral corra por dos carriles paralelos, pero alejados.
El primer carril es el de la demanda en el Tribunal de Justicia que debe llevar sus cauces judiciales y sobre el cual ambos dirigentes suelen mantener mucha cautela. Según Piñera ““No podemos dejar que el tema de La Haya inmovilice las relaciones entre Chile y Perú, tenemos una gran agenda conjunta por delante que tiene que ver con proyectarnos juntos hacia el Asia-Pacífico”; y para Alan García ”eso corre por su propio camino”.
Y el otro carril es el de las buenas relaciones personales y económicas que existen entre Perú y Chile y que ambos presidentes no hacen sino fomentar.
Por ejemplo, en el tema de la presunta carrera armamentística: ”estamos dispuestos a acrecentar la confianza entre nuestros pueblos a través de procedimientos de homologación y transparencia en el tema de (la compra) de armas”, aseguró Piñera.
Ambos países más allá de sus diferencias y rivalidades están primando la cercanía como ha destacado el propio Alan García: “el Perú no tiene ningún objetivo agresivo ni reivindicatorio respecto a Chile, por lo que ambos países pueden construir su futuro con paz y confianza”.“
Además, entre ambos países existe una sana rivalidad por el deseo de Perú de emular a Chile en cuanto a apertura de su economía (con la firma de numerosos tlc,s) y en cuanto a crecimiento económico.
En 2006, Alan García anunció al asumir el gobierno que el objetivo de su mandato sería “ganarle a Chile” en materia económica. Ahora asegura que en parte se está logrando: “Ya hemos superado a Chile en consumo de cemento, y estamos creciendo por persona en obras, en carreteras, en puertos, en puentes, en obras de este tipo con mucha mayor velocidad que Chile, lo cual cumple el objetivo que me había planteado hace 4 años de llevar a nuestro país a superar el modelo chileno en velocidad de crecimiento y de empleo”.
Lejos de Argentina, cerca de México y Brasil
Piñera ha dado continuidad a la agenda de los gobiernos de la Concertación no sólo en su cercanía a Ecuador por el contencioso con Perú sino también en el diálogo con Bolivia. El presidente chileno ha ratificado su deseo de continuar por el camino emprendido por Michelle Bachelet quien en 2006 acordó con Evo Morales una agenda de 13 puntos, que, en su punto sexto, contempla el “tema marítimo”.
Como el propio Evo Morales recordó: ”algo debo resaltar: el Presidente Piñera fue muy sincero, muy directo, y estamos decididos juntos a construir una profunda amistad, una confianza para tocar temas de importancia para los dos países (…) entre ellos la reivindicación marítima de Bolivia”, indicó el Presidente paceño, quien además sostuvo que “el objetivo es avanzar y resolver los problemas coyunturales a la brevedad y también los históricos, aunque éstos demandarán un poco más de tiempo”.
Además, Piñera ha mantenido una cercanía especial con un aliado tradicional como Brasil así como una deferencia con Argentina, adonde realizó su primer viaje oficial. Pero la relación con el gobierno de Cristina Kirchner está herida tras no concederse a Chile la extradición del terrorita Galvarino Apablaza.
Por contra, los vínculos con Brasil, económicos y políticos, no dejan de aumentar. Piñera ha pedido públicamente la reforma de la ONU la cual “requiere con urgencia adaptarse a los nuevos tiempos si quiere cumplir un papel protagónico…entre otras reformas, destaco la modernización de su Consejo de Seguridad, de manera de hacerlo más plural y representativo de la nueva realidad mundial, para lo cual reiteramos nuestro llamado a incorporar a Brasil y a otros países como miembros permanentes”.
Piñera ha fomentado asimismo la relación con México. Se vio con Felipe Calderón en la cumbre de Seguridad Nuclear organizada por Estados Unidos. La imagen de la excelente relación quedó plasmada ese día cuando los dos presidentes hicieron ejercicio por los alrededores de la Casa Blanca “en un símbolo de amistad entre los pueblos”, como señaló un comunicado de la presidencia chilena.
“Este trote es un símbolo, y los símbolos en la vida son muy importantes”, aseguró Piñera para quien esto era “una muestra de que dos presidentes se mantienen en buen estado físico para poder cumplir bien sus tareas de gobierno”.
El sello personal de Piñera
El sello personal de Sebastián Piñera ha quedado claro a lo largo de estos meses en algunas decisiones, como la de reconocer al gobierno de Porfirio Lobo en Honduras. Una decisión que le alejaba de la postura tomada por Argentina o Brasil.
El canciller chileno, Alfredo Moreno, confirmó que el informe de la comisión de alto nivel de la OEA sobre Honduras avalaba esta decisión porque “refleja claramente los avances que ha habido en materia de institucionalidad democrática y también en materia de defensa de los derechos humanos en Honduras”.
Ese sello se vio asimismo en su condena al régimen castrista: “quiero decir que la posición del Gobierno de Chile es que la defensa de la democracia, de los derechos humanos, y de las libertades individuales en el siglo 21 son no solamente un derecho de un país como Chile sino que también una obligación”.
Asimismo, el pragmatismo piñerista se ha reflejado en dos temas muy importantes.
El primero en la alianza estratégica con Francia en el tema de la energía nuclear. Piñera anunció el establecimiento de una “alianza estratégica” con Francia, tras sostener un encuentro con Nicolas Sarkozy: ”Chile tiene que prepararse para el mundo de la energía nuclear. Nuestro Gobierno tiene la obligación de preparar a nuestros ingenieros, nuestros científicos, a nuestros técnicos”.
Ese pragmatismo piñerista también quedó reflejado en su reciente viaje a China, el principal socio comercial de los chilenos. Pasó de puntillas por el tema de los Derechos Humanos y se centró en las relaciones económicas.
Piñera apuesta por ”un nuevo tratado integral” con China que profundice el actual tlc: “Los productos chinos están en todos los mercados chilenos, pero en inversión nos queda mucho por recorrer, 85 millones de dólares en Chile y apenas 200 millones de dólares en China, que con el 8% de superficie arable del mundo y la cuarta parte de su población, necesita nuestra fruta, verdura y pescado”,
Piñera ratificó su respaldo a Hu Jintao en un tema tan importante para la potencia asiática como el principio de “una sola China” “reitero que Taiwán es parte de China, así como nuestro apoyo al acuerdo integral de cooperación base de nuestro Tratado de Libre Comercio (TLC) bilateral”.