"Todos los días nacen nuevos 'Jorge Briceño'", afirmó ayer, desafiante, uno de los tantos comunicados publicados en el sitio web de la Agencia de Noticias Nueva Colombia, afín a las FARC.
Jean Palou Egoaguirre
Campamento de "Mono Jo Joy" destruido por las fuerzas de seguridad de Colombia
Un día después de conocerse la espectacular operación que dio muerte el miércoles al jefe guerrillero "Jorge Briceño", también conocido como "Mono Jojoy", propinándole al grupo subversivo el golpe más duro de su historia, la guerrilla evitó usar en el discurso público un tono derrotista. Y, sobre todo, se negó a hablar de la alternativa de una "rendición".
"El único camino es la solución política y pacífica para el conflicto social y armado interno, y en ella somos y seremos factor determinante", afirmó un texto de la revista Resistencia, órgano de comunicación de las FARC. "Las demás estrategias sólo contribuyen a prolongar la espiral de la guerra", añadió el grupo guerrillero, que recalcó que a pesar del "triunfalismo macabro y la euforia guerrerista de la clase gobernante colombiana", ellos reclaman "una oportunidad para la paz, no para la rendición, como obstinada y estúpidamente lo piensa el régimen".
Las FARC rechazaron además las condiciones del gobierno para sentarse a conversar, entre éstas la liberación de los secuestrados, dejar en libertad a los menores reclutados y un cese unilateral del fuego. "No es por la vía de la exterminación del contrario que Colombia encontrará la paz y la reconciliación", afirmaron.
El punto es que, según analistas, el espacio para negociar de las FARC ya no es el mismo de antes, como cuando en los años 90 el mismo "Mono Jojoy" lideraba nueve frentes guerrilleros en el Bloque Oriental y las puertas del poder en Bogotá parecían accesibles. La muerte del líder guerrillero ha dejado en evidencia su fragilidad para proteger a la cúpula, mientras que su nula capacidad para poner en marcha grandes operaciones ha reducido su capital político.
"Hoy la posición de las FARC es malísima, pésima, para poder negociar. El gobierno está en una posición de fuerza, de triunfalismo, y así lo ha demostrado", afirma Mauricio Romero, director del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris, quien explica que la baja de "Jojoy" representa además un golpe económico para la guerrilla, ya que el Bloque Oriental que dirigía era el que tenía mayor relación con el narcotráfico.
"Eso se reflejará en menos armamento, en la dotación, en la capacidad de ejecutar acciones y en el reclutamiento", dice. "Y obviamente afecta la moral, con las consecuentes deserciones".
El analista León Valencia destaca que, como se desprende de las últimas comunicaciones de "Alfonso Cano", sus exigencias son ahora "muy distintas a las del Caguán. Ya no insisten en un 'gobierno de amplia participación', su agenda es limitada".
Pese a este escenario, Carlos Jaramillo, ex Asesor de la Paz que estuvo en las negociaciones con las FARC en Caracas, duda que éstas hagan un gesto para buscar un diálogo. "Creo que la muerte de 'Jojoy' va a endurecer más a la guerrilla. Las FARC son muy susceptibles a mandar mensajes que puedan ser interpretados como debilidades de ellos. Cualquier gesto que hagan ahora, como liberar a los secuestrados, el país y el mundo lo interpretarían como una debilidad de ellos y no como una voluntad de paz. Ellos le tienen pánico a eso, porque si entran debilitados a una mesa de negociación, sus posibilidades de imponer sus términos son mínimas".
Además, dice Jaramillo, se produce una paradoja: aunque la muerte de "Jojoy" es un golpe muy duro, deja al Secretariado "en manos de la ortodoxia marxista de los años 60", lo que podría afectar una eventual negociación. " 'Jojoy' y 'Tirofijo' eran hombres campesinos, mientras que los que quedan en el Secretariado son gente formada por el Partido Comunista en la época de la Guerra Fría", afirma.
Alejo Vargas, experto de la Universidad Nacional de Colombia, coincide: "'Alfonso Cano' es un hombre bastante ortodoxo políticamente, así que no creo que ahora haya cambios sustanciales". Aun así, "a mediano plazo, si la ofensiva militar continúa, el Secretariado podría comprender que no tienen ninguna opción distinta a una negociación en los términos del gobierno".
Para Romero, una solución definitiva pasa también por el hecho de que el Ejecutivo "ablande" su posición. "Las FARC ya han reconocido con estos llamados que están en una situación de asimetría impresionante, implícitamente han admitido su derrota estratégica. Pero, tras casi 50 años peleando, para los jefes de las FARC es muy difícil hablar de rendición. El gobierno debería hacer una propuesta que busque una salida negociada", afirma.
Jaramillo, en cambio, opina que no pueden cambiar sus términos. "El que va ganando impone las condiciones. Y ahora el gobierno lleva la ofensiva".
Algunos observadores consideran que el nuevo jefe militar de las FARC podría ser Hernán Darío Velásquez, alias "El Paisa", quien comanda la columna "Teófilo Forero".
Los cuatro factores que han inclinado la balanza contra la guerrilla
1 Decisión política
En los últimos años hubo una decisión política de enfrentar a las FARC como un asunto de seguridad y no como un conflicto político interno. "Es la decisión de estar al lado de la institucionalidad", dijo el general (r) Manuel J. Bonett a El Tiempo.
2 Apoyo de la sociedad
El respaldo ciudadano a las FF.AA. ha sido un factor clave, no sólo por la moral que esto genera en el soldado, sino por el apoyo con información. "La gente les dio efectividad, se sintieron respaldadas", dijo el analista Jairo Libreros.
3 Inteligencia
Los últimos golpes se han logrado gracias a labores de inteligencia humana y técnica. Alfredo Rangel destacó la importancia de la información satelital y de la interceptación de comunicaciones, así como la contribución de los guerrilleros desmovilizados.
4 Modernización
La modernización de la aviación militar ha jugado un papel estratégico para golpear a la guerrilla. Destacan la efectividad y maniobrabilidad de los Super Tucano y las bombas inteligentes, que permiten un bombardeo a gran distancia del objetivo.