Por estos días ha logrado instalarse en los medios de comunicación, congreso nacional, gobierno y medios de comunicación, el centenario tema de las reivindicaciones étnicas mapuches, pero, en forma acotada.
Ignacio García
Chile esta más pendiente de la suerte de 33 mineros atrapados en el norte, que de 33 comuneros mapuches en huelga de hambre. El Némesis de los mineros que no concita la atención de los medios de comunicación del mundo entero y que si lo hace para con los 33 atrapados.
Para la comunidad nacional, los 33 comuneros mapuches, no representan el universo total de 600.000 mapuches que viven actualmente en el territorio nacional y que no escogieron el camino de la violencia para hacer valer sus derechos.
La desesperación de las fuerzas de la izquierda dura chilena, Partido Comunista, FMR, MIR, simpatizantes y otros grupos anarquistas sin orgánica jerárquica, satélites de la izquierda dura y utilizados por esta solo como fuerza aliada para combatir el estado de derecho democrático, hace semanas que rayando en la histeria, no entendía por que la huelga de hambre de los comuneros mapuches no copaba los noticieros locales. Llegando a hacer la odiosa comparación por la cobertura mediática que se le da a los verdaderos presos políticos, civiles cubanos presos de la dictadura de los hermanos Castro, en contra posición con la escasa cobertura, que a ese momento, se le daba a los huelguistas de hambre. Primero en Cuba opinar es un delito que puede costar la vida. En Chile, puedes opinar. Lo que NO puedes hacer es quemar propiedad privada, asaltar viviendas expulsando a sus moradores violentamente en medio de la noche, quemar galpones, maquinarias, degollar animales, instalar barricadas en la carretera y abrir fuego contra un bus con pasajeros civiles con niños y ancianos en su interior, organizar una emboscada tipo guerrillera y disparar a una comitiva con representantes del poder judicial y la fuerza publica que investiga tales actos. Solo para demostrar que tienes la razón. Pongamos las cosas en claro. NO existen los presos políticos mapuches, no están condenados por opinar, escribir, dar un discurso o exponer sus problemáticas. Por que eso es un verdadero preso político. Están condenados por delitos terroristas. Entiéndanlo bien los sectores de izquierda.
Según encuestas realizadas recientemente en Chile, el 74%, opina que las condenas y la aplicación de la ley anti terrorista a estos 33 comuneros mapuches, esta bien aplicada.
Esa es la razón que no entendía la izquierda chilena por la cual el tema no trascendía a los medios y no causaba impacto ni solidaridad. La razón se debe a la presencia de justamente de ellos mismos. La izquierda totalitaria infiltrando las reivindicaciones étnicas, más bien inoculándolas cual veneno.
La misma izquierda que cuando fue gobierno, durante la presidencia del fallido experimento socialista de Salvador Allende, con miras a instaurar una dictadura del proletariado como estado superior del socialismo, desperdicio la oportunidad de capitalizar dichas reivindicaciones étnicas.
La izquierda nunca ha hecho ni hará un mea culpa por ser parte del Estado de Chile que, como coalición política en el gobierno desde 1970 a 1973, jamás dio solución a la etnia en cuanto a sus históricas demandas.
La misma izquierda que en el consciente colectivo del ciudadano común, votante y pagador de impuestos de clase media, asocia a ese sector político, con violencia y conculcación de los derechos humanos, las libertades esenciales y básicas de toda democracia que si le asegura a los ciudadanos, un estado de derecho donde gozar de las bondades de una economía libre.
El mundo de Disney World económico del neandertal del siglo XXI. no se ha modificado mucho desde que decidimos dejar de andar correteando mamuts para comerlos. Busca asegurar supervivencia, comida, calor y techo.
El ciudadano medio es conservador a la hora de escoger identificarse con sectores políticos que se caracterizan por la violencia armada y el control de los medios de producción en donde probada y finalmente hunden en la miseria a sus gobernados.
La izquierda latinoamericana, adoradora de grupos ligados al narcotrafico y de carácter terrorista, a dictaduras aberrantes cincuentenarias, que niegan el derecho básico a la vida, al derecho de desplazamiento, libertad, reunión y disentir hasta retirarles el mas básico de todos los derechos en represalia a sus oponentes políticos, el derecho a la vida, alimenta especialmente a la izquierda chilena. Aquella que pregonando la defensa de los DDHH post dictadura, la que pretendió monopolizar el capital moral, la que termino su largo periodo de gobierno, transformando la infraestructura del país solo gracias al capital privado al cual dice abominar, que termino ligada a la inercia estatal enredada y vinculada a los más escandalosos casos de corrupción. Esa misma de los revolucionarios de ultra-izquierda que se convirtieron en todos sus regímenes en gordos y borrachos burgueses anti imperialistas que gozan de las bacanales bondades del capitalismo, pero sin trabajar para ello.
Esa izquierda chilena que hasta el día de hoy se declara anti imperialista, anti sistémica, en su concepción más anti democrática, hoy por hoy, es la misma que usurpa la causa reivindicativa mapuche como bandera de lucha.
La misma que en forma programada, utiliza, manosea y envenena una vez más, una causa históricamente verdadera para convertirla en otra lanza para plantarse y utilizarla como plataforma de lucha y estar presente en el escenario político.
Lo peor que le pudo haber pasado a la causa mapuche, es haber sido infiltrada por la izquierda, esa izquierda militar entrenada, como el jefe de los huelguistas de hambre de los comuneros mapuches, Héctor Llaitul, entrenado militarmente y adoctrinado políticamente para la lucha armada en el FMR y el MIR, quien la arrastra por el camino del descrédito comunicacional, moral y político al perpetrar activistas radicales mapuches con resultado de muerte, si de muerte, actos violentistas mientras precisamente se les presentaban opciones de negociación por parte del gobierno.
La cosmovisión del mundo mapuche, y se debe entender esto para cualquier estructura que conlleven planes de solución del conflicto, es diametralmente diferente a los conceptos de propiedad, educación, DDHH, derechos de la mujer y del niño, economía y solución de conflictos que se ha dado a si mismo el Estado de Chile y entendemos como desarrollo
Según dicha cosmovisión, la propiedad de la tierra no existe, la tierra se pertenece a si misma, su, por denominarlo de alguna forma, “administración” es temporalmente ejercida por la comunidad mapuche. La educación formal occidental no es para los sectores radicales mapuches, un objetivo. Los derechos de las personas, mujeres y niños, están tutelados y arbitraria y discrecionalmente dictaminados por la figura de poder comunitaria, el Lonko, no por un sistema judicial que cautela los derechos irrenunciables del niño o la mujer. Su economía se basa en el trueque y en una precaria economía agraria de auto subsistencia básica.
No existe coincidencia entre el proyecto de desarrollo aplicado y entendido por el estado moderno y democrático occidental chileno y el proyecto de gobierno o auto gobierno de la etnia mapuche. Se los impide el marco jurídico que se da a si misma la sociedad chilena para su pleno desarrollo.
La propuesta mapuche exige hoy, plena autonomía, jurídica y territorial. Posesión exclusiva de todos los territorios mapuches a los limites de la fecha de cuando comenzó la colonización española y amnistía total a los 33 mapuches condenados por delitos terroristas. Absolutamente imposible.
La problemática mapuche debe primero ser limpiada y saneada de elementos externos perturbadores basados o que promulguen ideologías de carácter subversivo y anti democráticos, específicamente el Partido Comunista, el Frente Manuel Rodríguez y el Movimiento de Izquierda Revolucionario, de dentro de sus comunidades y estructuras orgánicas. Estas en estos momentos, son “el” problema que extrapolo concepciones ideológicas occidentales, la vía armada como mecanismo de solución de conflictos y pregonada desde ideologías importadas, no originadas dentro de la etnia, para hacer valer la cuestión étnica ante un Estado con un marco jurídico con 200 años de consolidación. Militarmente la etnia mapuche no tiene posibilidades de éxito. Por ello, estrategicamente los actores de ultraizquierda insertos en sus orgánicas, como última arma pretenden manipular y traspasar al gobierno actual, la responsabilidad de sus posibles muertos. De hecho es lo que buscan. La izquierda desea un mártir o varios. Los mapuches a la izquierda le sirven mucha mas muertos que vivos. Los pondrán como victimas principalmente del gobierno de Piñera, luego del Estado de Chile, las pondrán en sus banderas, en lienzos, afiches, camisetas, chapitas y formaran mas tarde parte del merchandising en los actos públicos de izquierda.
La actual administración del Presidente Sebastian Piñera, no tendrá éxito en la solución del conflicto étnico, no solo por la radicalización extrema que generaran los grupos subversivos insertos dentro de las comunidades mapuches, aun cuando se les de lo que piden, trataran de imponer nuevas exigencias hasta casi no entender que es realmente lo que quieren. Si no por que además, y principalmente por que toda solución que se les presente, siempre estará originada y pensada desde la concepción de desarrollo, derecho y propiedad, en base a los parámetros occidentales, y distantes de la visión étnica mapuche de esos mismos conceptos.
Por lo que el nudo político presentado, solo puede ser solucionado mientras exista capacidad de la comunidad mapuche de separarse de la instrumentalización que de ella hace la izquierda chilena mediante la utilización, radicalización y manipulación extrema del conflicto, que insisto, se sobregirara tratando de arrastrar a otros poderes del estado, como exigir que el Poder Judicial o el Legislativo, se sienten a la mesa a negociar.
El Estado de Chile, por ningún motivo puede permitir que para evitar el conflicto, llevado al plano político, generado por la aplicación de la Ley y posterior aplicación de penas carcelarias como castigo por actos terroristas para un grupo determinado o etnia, sea el derogar precisamente dicha la ley que ha sido concebida y aplicada para resguardar los derechos elementales de la sociedad en general.
Quitar el ilícito y criminal acto de "incendio de propiedad privada" realizadas dentro del marco de una dinámica táctica operativa de carácter terrorista de un grupo o etnia, de la Ley Antiterrorista, como pretende la oposición y la izquierda permitiría por ejemplo, que cualquier grupo de ultraderecha, queme, ataque, destruya y persiga a la misma etnia mapuche, concentrándose en ataques de sedes de partidos políticos que los apoyen, ONG´s, centros culturales o aun sus propias viviendas, con tal de expulsarlos de lo que ellos consideran, su tierra. No pasa el tema por desarmar las leyes. Mi menos, no aplicarlas, que es lo que finalmente buscan tanto la izquierda como los 33 radicalizados comuneros.
El tema es como logra comprender el pequeño grupo de comunidades mapuches radicales e infiltradas por la izquierda, que corresponde solo al 5% por ciento del total de comunidades de la etnia registradas, que mientras actores políticos con objetivos distintos a los suyos estén en su seno dirigiendo su accionar, estarán golpeando sin éxito una muralla, ya que el Estado de Chile actuara conforme a su ordenamiento jurídico.
El reconocimiento de un estado plurinacional étnico, que exilie cualquier acto discriminatorio de carácter xenófobo contra todo pueblo originario y le permita vivir, como pueblo con su cosmovisión, en una zona con semi determinación es vital. Mientras, esa cosmovisión propia no conculque los derechos constitucionales básicos de quienes están por debajo de la línea de autoridad propia que se da a si misma la etnia.