Los 35 etarras que están en Venezuela son la mejor posibilidad del grupo terrorista para salir de su crisis operativa
México, con 45 terroristas, sigue siendo el país con más etarras. Los cerca de 35 etarras que residen actualmente en Venezuela constituyen el principal recurso para que la banda terrorista logre salir de la crisis operativa que sufre, por lo que las Fuerzas de Seguridad españolas intentan evitar que ETA acuda a ellos y reclute a veteranos miembros de Latinoamérica.
La mayoría de los terroristas que viven en Venezuela huyeron de la Justicia susceptibles de ser movilizados para ocupar destacados puestos en el organigrama de la organización.
En total son casi cien los miembros de ETA que se reparten por los países latinoamericanos. La emigración de militantes de la banda entre México y Venezuela se aceleró a partir de 2006, con motivo de la extradición de seis terroristas que participaban desde el país azteca en la trama financiera de la organización.
Los etarras que consideraron que México dejaba de ser un país seguro se marcharon a Venezuela, a la sombra de la ambigüedad que ha mostrado Hugo Chávez para con la banda y el publico apoyo otorgado a esta por las milicias revolucionarias con financiamiento del gobierno venezolano. No obstante, México sigue siendo el país con más etarras, hasta 45, si bien es cierto, la Policía española ve un mayor riesgo de movilización en los que se ocultan en Venezuela a raíz de la cobertura logistica que brinda el gobierno de Chávez a grupos terroristas, como Hezbolla y ETA
Por su parte, Cuba se ha convertido en la residencia de hasta siete miembros de la banda, además de Nicaragua, Panamá y Uruguay, en menor medida.
El hecho de que Chávez concediera la nacionalidad a cuatro etarras a finales de 2006 para evitar su extradición a España, provocó un conflicto entre los dos países.
México, con 45 terroristas, sigue siendo el país con más etarras. Los cerca de 35 etarras que residen actualmente en Venezuela constituyen el principal recurso para que la banda terrorista logre salir de la crisis operativa que sufre, por lo que las Fuerzas de Seguridad españolas intentan evitar que ETA acuda a ellos y reclute a veteranos miembros de Latinoamérica.
La mayoría de los terroristas que viven en Venezuela huyeron de la Justicia susceptibles de ser movilizados para ocupar destacados puestos en el organigrama de la organización.
En total son casi cien los miembros de ETA que se reparten por los países latinoamericanos. La emigración de militantes de la banda entre México y Venezuela se aceleró a partir de 2006, con motivo de la extradición de seis terroristas que participaban desde el país azteca en la trama financiera de la organización.
Los etarras que consideraron que México dejaba de ser un país seguro se marcharon a Venezuela, a la sombra de la ambigüedad que ha mostrado Hugo Chávez para con la banda y el publico apoyo otorgado a esta por las milicias revolucionarias con financiamiento del gobierno venezolano. No obstante, México sigue siendo el país con más etarras, hasta 45, si bien es cierto, la Policía española ve un mayor riesgo de movilización en los que se ocultan en Venezuela a raíz de la cobertura logistica que brinda el gobierno de Chávez a grupos terroristas, como Hezbolla y ETA
Por su parte, Cuba se ha convertido en la residencia de hasta siete miembros de la banda, además de Nicaragua, Panamá y Uruguay, en menor medida.
El hecho de que Chávez concediera la nacionalidad a cuatro etarras a finales de 2006 para evitar su extradición a España, provocó un conflicto entre los dos países.
Sería bueno que las empresas de defensa españolas y sus empresarios que visitan Venezuela ofreciendo y vendiendo sus armamentos, se pronunciaran sobre la estrecha relacion del gobierno venezolano de Hugo Chávez y la banda terrorista, de cara a toda la ciudadania española.
Los terroristas -Lorenzo Ayestarán, Ángel Aldana, Jesús Urteaga y Eugenio Barrutiabengoa- tenían a sus espaldas delitos de sangre, por lo que el Gobierno español se quejó formalmente, consiguiendo evitar esta medida. Además, consiguió frenar también la pretensión de las autoridades venezolanas de indemnizar con más de 300.000 euros a dos etarras que habían sido extraditados años antes.
Muy atentos a lo que pueda pasar al otro lado del océano, los responsables de la lucha antiterrorista trabajan para evitar que se movilicen los etarras que allí residen y que, de ese modo, vuelva a resurgir una ETA fortalecida y peligrosa. Por ello, en las últimas semanas han cruzado el Atlántico para intensificar la colaboración con los Servicios de Información locales y dificultar así los movimientos de los terroristas, que podrían acudir al auxilio de la organización terrorista en la clandestinidad de Francia.
Muy atentos a lo que pueda pasar al otro lado del océano, los responsables de la lucha antiterrorista trabajan para evitar que se movilicen los etarras que allí residen y que, de ese modo, vuelva a resurgir una ETA fortalecida y peligrosa. Por ello, en las últimas semanas han cruzado el Atlántico para intensificar la colaboración con los Servicios de Información locales y dificultar así los movimientos de los terroristas, que podrían acudir al auxilio de la organización terrorista en la clandestinidad de Francia.
EL INICIO: ETA ACORDO ENTRENAR A LAS FUERZAS BOLIVARIANAS DE LIBERACIÓN A CAMBIO DE REFUGIO EN VENEZUELA.
Miembros de ETA llegaron a un pacto con los dirigentes de una organización terrorista venezolana denominada Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) para recibir cobertura en el país sudamericano a cambio de adiestramiento. Un informe en poder del Ministerio del Interior de España remitido por la Guardia Civil recoge el contenido detallado de la reunión en la que se forjó ese acuerdo.
Los datos proceden de la documentación almacenada por la banda terrorista en ordenadores y que ha sido incautada en operaciones recientes. Es la primera vez que se tiene constancia de los vínculos entre ambas organizaciones violentas.
Los agentes deducen que en estos momentos ETA únicamente tiene un solo refugio seguro, Venezuela, el único país -junto con Cuba, aunque de características distintas- que no está colaborando con las fuerzas policiales españolas. Desconocen hasta qué punto se están materializando esos acuerdos, pero temen que la falta de ayuda de las autoridades venezolanas haya convertido este país en el último santuario de la banda terroristas.
El documento al que se ha tenido acceso señala que, sobre la base de recientes informaciones, se ha podido determinar que en una fecha sin concretar entre 2000 y 2004 un representante de ETA mantuvo un contacto inicial con representantes de las FBL. Esa primera reunión, cuyos interlocutores no vienen detallados en el documento, habría sido una toma de contacto para sentar las bases de las futuras relaciones. Los etarras propusieron a las FBL que les permitiesen viajar dos o tres veces al año a sus campamentos y, a cambio, los dirigentes bolivarianos mostraron su interés en recibir adiestramiento en el manejo de explosivos, infiltración y guerrilla urbana.
La primera vez que se tuvo noticia de las FBL fue cuando este grupo reivindicó el atentado frustrado contra un dirigente de la confederación de Trabajadores de Venezuela, en 1992. Después de esta agresión, dos dirigentes de las FBL, Jerónimo Paz y Ezequiel Rodríguez, informaron a la prensa de su ideario. Se definieron como una «organización político militar, bolivariana marxista leninista, cuyo objetivo estratégico es la toma de poder para la construcción del socialismo en Venezuela». Y añadían que eran «una fuerza político militar absolutamente identificada con el proceso revolucionario bolivariano que encabeza el presidente Hugo Chávez Frías». Efectivamente, en las conversaciones con ETA, las FBL admiten sus lazos con los aparatos de inteligencia y del Ministerio del Interior de Venezuela, bajo las ordenes del presidente Chávez.
Chávez mostró públicamente su oposición a las FBL en 2004, tras un atentado en el que fueron asesinados seis soldados y un civil. El atentado fue atribuido a las FBL y Chávez declaró que debían ser perseguidas, ellas y los miembros de cualquier grupo que penetre en territorio venezolano. Sin embargo, esta organización terrorista negó su autoría y se le vio incluso participando de actos públicos pro Chávez, compartiendo el estrado en las ceremonias con autoridades de gobierno.
Poco después insistía en manifestar su respaldo al presidente en la conversación con los etarras. Según dijeron, estaban a favor de la política emprendida por Chávez, si bien discrepaban en algunos puntos concretos. Aseguraron que la constitución de Venezuela no servía para conseguir los objetivos del propio presidente y realizaron un alegato a favor de la necesidad de que el pueblo de América Latina en general se organizase y se armase ante la dureza de los tiempos que se aproximaban.
Confesaron a los etarras que tenían una buena opinión sobre el ejército venezolano, si bien, habían decidido mantenerse en la clandestinidad y continuar con lo que en el documento de ETA viene definido como un «proceso de acumulación de fuerzas», porque desconfiaban de alguno de los oficiales del ejército. Su buena opinión se extendió a la organización terrorista. Y este fue el motivo por el que propusieron a sus miembros el inicio de relaciones oficiales estables.
Miembros de ETA llegaron a un pacto con los dirigentes de una organización terrorista venezolana denominada Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) para recibir cobertura en el país sudamericano a cambio de adiestramiento. Un informe en poder del Ministerio del Interior de España remitido por la Guardia Civil recoge el contenido detallado de la reunión en la que se forjó ese acuerdo.
Los datos proceden de la documentación almacenada por la banda terrorista en ordenadores y que ha sido incautada en operaciones recientes. Es la primera vez que se tiene constancia de los vínculos entre ambas organizaciones violentas.
Los agentes deducen que en estos momentos ETA únicamente tiene un solo refugio seguro, Venezuela, el único país -junto con Cuba, aunque de características distintas- que no está colaborando con las fuerzas policiales españolas. Desconocen hasta qué punto se están materializando esos acuerdos, pero temen que la falta de ayuda de las autoridades venezolanas haya convertido este país en el último santuario de la banda terroristas.
El documento al que se ha tenido acceso señala que, sobre la base de recientes informaciones, se ha podido determinar que en una fecha sin concretar entre 2000 y 2004 un representante de ETA mantuvo un contacto inicial con representantes de las FBL. Esa primera reunión, cuyos interlocutores no vienen detallados en el documento, habría sido una toma de contacto para sentar las bases de las futuras relaciones. Los etarras propusieron a las FBL que les permitiesen viajar dos o tres veces al año a sus campamentos y, a cambio, los dirigentes bolivarianos mostraron su interés en recibir adiestramiento en el manejo de explosivos, infiltración y guerrilla urbana.
La primera vez que se tuvo noticia de las FBL fue cuando este grupo reivindicó el atentado frustrado contra un dirigente de la confederación de Trabajadores de Venezuela, en 1992. Después de esta agresión, dos dirigentes de las FBL, Jerónimo Paz y Ezequiel Rodríguez, informaron a la prensa de su ideario. Se definieron como una «organización político militar, bolivariana marxista leninista, cuyo objetivo estratégico es la toma de poder para la construcción del socialismo en Venezuela». Y añadían que eran «una fuerza político militar absolutamente identificada con el proceso revolucionario bolivariano que encabeza el presidente Hugo Chávez Frías». Efectivamente, en las conversaciones con ETA, las FBL admiten sus lazos con los aparatos de inteligencia y del Ministerio del Interior de Venezuela, bajo las ordenes del presidente Chávez.
Chávez mostró públicamente su oposición a las FBL en 2004, tras un atentado en el que fueron asesinados seis soldados y un civil. El atentado fue atribuido a las FBL y Chávez declaró que debían ser perseguidas, ellas y los miembros de cualquier grupo que penetre en territorio venezolano. Sin embargo, esta organización terrorista negó su autoría y se le vio incluso participando de actos públicos pro Chávez, compartiendo el estrado en las ceremonias con autoridades de gobierno.
Poco después insistía en manifestar su respaldo al presidente en la conversación con los etarras. Según dijeron, estaban a favor de la política emprendida por Chávez, si bien discrepaban en algunos puntos concretos. Aseguraron que la constitución de Venezuela no servía para conseguir los objetivos del propio presidente y realizaron un alegato a favor de la necesidad de que el pueblo de América Latina en general se organizase y se armase ante la dureza de los tiempos que se aproximaban.
Confesaron a los etarras que tenían una buena opinión sobre el ejército venezolano, si bien, habían decidido mantenerse en la clandestinidad y continuar con lo que en el documento de ETA viene definido como un «proceso de acumulación de fuerzas», porque desconfiaban de alguno de los oficiales del ejército. Su buena opinión se extendió a la organización terrorista. Y este fue el motivo por el que propusieron a sus miembros el inicio de relaciones oficiales estables.
La relación entre los etarras y Venezuela se remonta a los años 80. Desde hace 20 años, el Gobierno de Felipe González llegó a un acuerdo con el Ejecutivo de Carlos Andrés Pérez para que acogiera y controlara a un grupo de etarras que Francia se negaba a entregar a España. Cuando el Gobierno cambió, el compromiso quedó zanjado. Algunos optaron por desplazarse a otros países y el resto se quedó en el país en situación de absoluto privilegio.
En junio de este año, las organizaciones afines a ETA han encontrado en el movimiento bolivariano de Chávez su punta de lanza propagandística en América Latina. Miembros de la antigua KAS y de Askapena fueron identificados en el II Congreso bolivariano de los pueblos.
Aquel grupo de los 80 ha ido aumentando hasta llegar a la treintena, y lo que es más grave, algunos de sus miembros han ocupado cargos relevantes en el Gobierno de Chávez.
En junio de este año, las organizaciones afines a ETA han encontrado en el movimiento bolivariano de Chávez su punta de lanza propagandística en América Latina. Miembros de la antigua KAS y de Askapena fueron identificados en el II Congreso bolivariano de los pueblos.
Aquel grupo de los 80 ha ido aumentando hasta llegar a la treintena, y lo que es más grave, algunos de sus miembros han ocupado cargos relevantes en el Gobierno de Chávez.
En el 2002, cuando España reclamó la detención de seis etarras refugiados en el país, todos ellos lograron esfumarse sumergiendose en la Venezuela de Hugo Chávez.
JUSTICIA VENEZOLANA SE NEGO A EXTRADITAR Y LIBERA A ETARRAS
Pese a la petición de España de extraditar a Europa a Iñaki Etxeberria Landazábal, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela decidió dejar en libertad al etarra.
El que decidió en agosto de este año “improcedente” la solicitud de extradición del etarra Iñaki Etxeberria Landazábal, detenido en Venezuela en abril y reclamado por España, y ordenó su liberación.
Los magistrados acordaron que la causa penal que pesaba por Etxeberria por “tentativa de asesinato” había prescrito, ya que habían pasado más de 15 años de que fuera solicitado por ese delito en 1993, informó un comunicado oficial.
El TSJ señaló que “tal situación, regulada en el Tratado de Extradición suscrito entre Venezuela y España, (...) impide proceder con la extradición”, y ordenó la “inmediata libertad” del activista de la organización separatista armada vasca ETA.
Etxeberria, de 51 años, estaba siendo buscado por la justicia española por su participación en el atentado frustrado contra un periodista del diario vasco “La gaceta del norte”.
El activista fue detenido ese año por su pertenencia al comando “Donibane” de ETA, por lo que fue condenado a un total de siete años de cárcel, tras lo cual fue puesto en libertad.
Sin embargo, una declaración de un activista expulsado por ETA en 1993 llevó a la justicia española a dictar una nueva orden de detención contra Etxeberria por el intento de asesinato del periodista de “La gaceta del norte”.
Venezuela entregó a España en 2002 a los etarras Sebastián Etxaniz y Juan Víctor Galarza, y en 2003 a José Ramón Foruria. En aquel momento, España solicitó a Venezuela las extradiciones de siete etarras, ninguna de las cuales se ha efectuado hasta ahora.
Los magistrados acordaron que la causa penal que pesaba por Etxeberria por “tentativa de asesinato” había prescrito, ya que habían pasado más de 15 años de que fuera solicitado por ese delito en 1993, informó un comunicado oficial.
El TSJ señaló que “tal situación, regulada en el Tratado de Extradición suscrito entre Venezuela y España, (...) impide proceder con la extradición”, y ordenó la “inmediata libertad” del activista de la organización separatista armada vasca ETA.
Etxeberria, de 51 años, estaba siendo buscado por la justicia española por su participación en el atentado frustrado contra un periodista del diario vasco “La gaceta del norte”.
El activista fue detenido ese año por su pertenencia al comando “Donibane” de ETA, por lo que fue condenado a un total de siete años de cárcel, tras lo cual fue puesto en libertad.
Sin embargo, una declaración de un activista expulsado por ETA en 1993 llevó a la justicia española a dictar una nueva orden de detención contra Etxeberria por el intento de asesinato del periodista de “La gaceta del norte”.
Venezuela entregó a España en 2002 a los etarras Sebastián Etxaniz y Juan Víctor Galarza, y en 2003 a José Ramón Foruria. En aquel momento, España solicitó a Venezuela las extradiciones de siete etarras, ninguna de las cuales se ha efectuado hasta ahora.