PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010
BICENTENNIAL MILITARY ARMY OF CHILE 2010

REPORTAJES ESPECIALES E INFORMACIÓN ADICIONAL

domingo, 22 de agosto de 2010

HUGO CHÁVEZ Y SUS AMIGOS

Hacer caso omiso de la amenaza que un dedicado grupo de regímenes autocráticos representa para el hemisferio occidental es temerario.
John R. Thomson es un veterano periodista y ex diplomático, que se centra en la política y la geopolítica de los mercados emergentes. Visitante frecuente de Venezuela, permaneció recientemente en el país durante dos semanas.
Hugo Chávez ha trabajado diligentemente para establecer contactos amistosos entre Venezuela y numerosos países regidos igualmente de manera autocrática y dispuestos a ello. Desde el inicio de su presidencia en 1999 ha trabajado para desarrollar relaciones especialmente estrechas con Cuba y Fidel Castro con quien tiene una relación extraordinariamente cercana. Luego vino Irán y una fuerte relación con el presidente Mahmud Ahmadineyad. [Fue el señor Ahmadinejad quien sugirió al presidente venezolano que su país, rico en petróleo, tenía el potencial de convertirse en un actor importante en el escenario mundial.]
Durante sus 11 años como Presidente, el Sr. Chávez ha gastado más del 10 por ciento de su tiempo visitando otros países. En 2003, fue el último líder extranjero en visitar a Saddam Hussein en Bagdad, inmediatamente antes de la invasión y liberación de Irak. Una visita prevista a Corea del Norte en 2006 fue cancelada debido a la condena mundial a Pyongyang por las pruebas de misiles intercontinentales; pero el dictador de Venezuela, en todo menos en el nombre, insiste en que tiene previsto visitar el país más aislado del mundo y a su líder Kim Jong Il.
Numerosos acuerdos de largo alcance de orden comercial, de inversiones, militares, petroleros y de otro tipo han sido firmados con Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Libia, Siria, China y Rusia [además, varios países de América Central y el Caribe han recibido ofertas de precios preferenciales de petróleo]. Apenas un pequeño porcentaje de esos acuerdos ha sido emprendido, mucho menos completados, y es de notar que muy pocos de ellos han sido firmados con países orientados hacia el libre mercado o la democracia.
La cubanización de Venezuela. El compromiso de Hugo Chávez de mantener las relaciones más estrechas posibles con Cuba fue ejemplificado cuando dijo en abril, “… les digo, hablando con el corazón, me siento como un cubano ahora. Siento que soy un cubano más”. El saludo, con motivo de recibir a un equipo de médicos cubanos recién llegado a Caracas, se produjo inmediatamente después de que el general retirado del ejército venezolano, Antonio Rivero, anunciara su renuncia al servicio, básicamente por “la presencia e intromisión de soldados cubanos”.
Aunque el gobierno se niega a divulgar el número de cubanos que actualmente viven y trabajan en Venezuela, las mejores estimaciones los sitúan en unos 50 mil. Su presencia se hace sentir en todo el país, empezando por Miraflores, el palacio presidencial, donde el tercer miembro de la jerarquía cubana, Ramiro Valdés, tiene su base cuando está en el país. Habiendo luchado y gobernado con Fidel Castro desde 1953, Valdés es uno de los tres compañeros que ostenta el título de Comandante de la Revolución y se considera como el más cercano colaborador de Castro. Uno de sus muchos cargos fue el de ministro del Interior, en 1963, casualmente o no el mismo año en que el presidente John F. Kennedy fue asesinado.
Se piensa ampliamente que Ramiro Valdés tiene la difícil tarea de sacar al gobierno de Venezuela de su debilitante y disfuncional desorganización, básicamente para proteger los intereses económicos de Cuba. En medio de lo que tal vez sea la peor situación económica de los 50 años del régimen de Castro, Cuba necesita desesperadamente seguir recibiendo los 100 mil barriles de petróleo por día mediante el trueque por una diversidad de técnicos cubanos.
Los cubanos no sólo integran equipos médicos y penetran las filas de los militares en Venezuela; también gestionan de manera efectiva la inteligencia del país y sus aparatos de seguridad. Áreas de gobierno tan diversas como los servicios públicos y las comunicaciones cuentan con abundante personal cubano. Los hombres y mujeres de La Habana son ampliamente rechazados, incluso por el ministro de Defensa Carlos Mata Figueroa, quien se ha quejado públicamente de ellos, cuya preocupación es compartida por ciudadanos venezolanos de todos los niveles.
Ramiro Valdés tiene múltiples funciones. Al parecer, una de ellas es mantener un ojo avizor y la rienda firme sobre el Comandante, Hugo Chávez, una visión que se corresponde con la de uno de los más experimentados observadores de Cuba en Washington. El Dr. Norman Bailey, quien trabajó para el Consejo Nacional de Seguridad durante la presidencia de Ronald Reagan y la oficina del Director de Inteligencia Nacional durante la administración de George W. Bush, al igual que muchos analistas dentro y fuera de Venezuela, piensa que el señor Chávez podría no ser capaz de permanecer en el cargo para participar en las elecciones presidenciales previstas para 2012. Él cree que un escenario probable es que los más estrechos aliados de Venezuela, Cuba e Irán, “decidirán en algún momento que Chávez irremediablemente errático y dispensable. Encontrarán a otro chavista para dirigir el país y pondrán a Chávez en un avión hacia La Habana. No van a renunciar a Venezuela: los regímenes de Cuba e Irán tienen mucho que perder.”
Las células inalámbricas del país. Un gran proyecto hasta ahora desconocido se refiere a la creación de un sistema de células en todo el país, similar al que existe en Cuba, donde cada barrio y pueblo tiene grupos de ciudadanos que mantienen contacto y se informan entre sí con otras células vecinas, así como con los vecinos no miembros de dichas células. Portada para el programa se da por El partido de gobierno, el PSUV [Partido Socialista Unido de Venezuela] sirve de cobertura para que los miembros de las células puedan actuar como organizadores nominales del partido.
La red que ha sido ya establecida en cuatro estados [Mérida, Táchira, Trujillo y Zulia], todos de la región fronteriza con Colombia, es una variación actualizada del sistema desarrollado para Cuba por la Alemania Oriental comunista. Cada célula cuenta entre 7-10 y 25-30 miembros con 20 individuos como promedio. Cada uno de ellos constituye una unidad de vigilancia y comunicaciones, y se conecta con las células vecinas a través del teléfono móvil que posee cada miembro de las células.
El ejemplo de una célula en Maracaibo, la capital petrolera de Venezuela, muestra la estructura bien definida del sistema. Cada célula tiene su propio nombre, líder y lugar de reunión, junto con los nombres y números de identificación de cada miembro, y el número del teléfono móvil de cada individuo. En este momento existen unas 34 mil células, con una meta total de 57.475 para finales de 2010, para completar más de un millón de confidentes en los cuatro estados; pero el programa se está expandiendo rápidamente por todo el país.
El sistema de células de la comunidad ha sido clave para las acciones de control del régimen de Castro en Cuba durante las últimas cuatro décadas, lo que les ha permitido a los Castro mantenerse en el poder durante los años más oscuros, tras el colapso de la Unión Soviética. Todo ciudadano cubano sabe que el “sistema de comunicaciones” del barrio significa que están bajo estrecha vigilancia. Lo más importante para el control del régimen, es que aunque los ciudadanos saben que las células existen, nunca pueden estar seguros de quien entre ellos son o no leales miembros de la célula.
El resultado es que las personas han sido convertidas en verdaderos zombies, que hablan solamente de temas mundanos, incluso con sus familiares y amigos íntimos, ya que no saben quién ha sido cooptado por el régimen y pudiese informar al líder de su célula no sólo sobre el menor comentario negativo, sino peor aún sobre algo más substantivo como planes o sentimientos antigubernamentales. En palabras de un influyente observador, ”Nos estamos convirtiendo en una nación de delatores y alcahuetes.”
De llegar a desplegarse plenamente el sistema celular en toda Venezuela, el gobierno y sus cohortes cubanos tendrán un férreo control sobre la nación entera, incluyendo la mayor parte de la oposición. Esa es sin duda una de las principales responsabilidades de Ramiro Valdés.
La relación de Hugo Chávez con Fidel Castro es el más largo y probablemente el más fuerte de todos los vínculos que haya establecido con líder regional alguno, tanto gubernamental como de organizaciones no estatales, como las FARC de Colombia. Entre los fuertes vínculos forjados con líderes de muchos otros países, resulta interesante ver que en los últimos meses Chávez ha fortalecido lo que habían sido durante mucho tiempo unas relaciones tensas con el saliente presidente de Brasil, Lula da Silva, de manera simultánea al establecimiento de estrechos vínculos económicos y políticos entre Brasil y Irán.
Las alianzas con Irán, Rusia y las FARC, el grupo terrorista colombiano, son a la vez cercanas y peligrosas. Merecen especial atención y serán tema del artículo de la próxima semana.

EX CABECILLA DE GRUPO GUERRILLERO: "SOY TESTIMONIO DE RELACIÓN DIRECTA DE LA GUERRILLA Y VENEZUELA"

Soy testimonio de la relación directa de la guerrilla colombiana con alcaldes, concejales, funcionarios y misiones sociales de Venezuela”, aseguró Adolfo Sanabria, ex guerrillero del ELN y coautor del libro “Retomo la palabra: relatos de violencia y reconciliación”.
Foto del recuerdo: Visita de Raul Reyes a la cancillería Venezolana.

En diálogo con el programa Hoy por Hoy, Sanabria aseguró que de los 21 años que permaneció en el ELN, aproximadamente 3, desde el 2004 hasta el 2007, estuvo en Venezuela estableciendo campamentos. “Tuve que desarrollar la lucha política e ideológica. Estuve durante esos años en más de 5 campamentos, de hecho establecí algunos en municipios del estado de Zulia, en Venezuela
Además, Sanabria reveló que “Todo el movimiento de narcotráfico que había en La Gavarra, se trasladó al sitio conocido como “El Cruce” en Venezuela”.
El reinsertado dijo que a la guerrilla colombiana se le facilita la movilización por territorio venezolano por su estrecha relación con organizaciones como la “Misión Identidad”, “que en un 80% lo tiene incidida la guerrilla colombiana para efectos de cedulación de la base guerrillera. Había unos acuerdos de operar de día de civil, para que la población venezolana no se diera cuenta”.
“Para nadie es un secreto que en el 2002, el comando central del ELN se trasladó al territorio venezolano y funciona desde allá. Ese territorio se presta para albergar la cabeza del ELN, la conducción estratégica, la planeación, el entrenamiento y la planificación de las actividades de tipo terrorista contra el pueblo colombiano”, agregó el ex guerrillero.
Sanabria también habló sobre la represión de los sentimientos en la insurgencia, “El amor frustra mucho en las organizaciones al margen de la ley. Cuando uno llega a esos grupos deja de ser persona, se convierte en reglamento y directriz, se pierde la sensibilidad humana al punto que explota, por las vías del suicidio, de la deserción, de la simulación de sentimientos”.
El reinsertado ahora escritor, concluyó “Estoy dispuesto junto a otros compañeros desmovilizados, dar testimonios sobre el terreno, mostrar dónde funcionaban para ese entonces los campamentos” y agregó “Toda la población sabe que la guerrilla colombiana está dividida entre Colombia y Venezuela, no se puede tapar el sol con un dedo”.

HUGO CHÁVEZ Y LA BOMBA

Cada vez que el gobierno colombiano le hace concesiones a las Farc, éstas responden golpeando brutalmente. El carro-bomba que estalló en Bogotá el 12 de agosto de 2010 es la confirmación de esa triste ley.
*Eduardo Mackenzie es abogado y periodista colombo-francés residente en París desde hace más de una década. Es autor del “Best seller” “FARC: Fracaso de un terrorismo (Colección actualidad, Debate, 2007, Bogotá) y de “El enigma IB” (Sobre el caso de Ingrid Betancourt) (Random House Mondadori, 2008, Bogotá).

El encuentro con Hugo Chávez en Santa Marta, la renuncia de Colombia a que haya una verificación de los campamentos de las Farc en Venezuela y la entrega a Rafael Correa de los discos duros del computador de Raúl Reyes fueron importantes concesiones que en lugar de aplacar a ese bloque “revolucionario”, lo reanimó.
A través de sus funcionarios, Rafael Correa se empeña en decir que esos discos que contienen información precisa sobre el accionar de las Farc en Ecuador, Venezuela, Colombia y otros países, son falsas pruebas “manipuladas” por Bogotá, como si Interpol no hubiera verificado esos contenidos. No contento con ese regalo, Correa le exige al presidente Juan Manuel Santos darle los detalles exactos de la operación contra el campamento permanente de Reyes en Ecuador. Nada menos.
Eso es lo que algunos ilusos llaman en estos días “superar las diferencias” en las relaciones diplomáticas con Ecuador y Venezuela.
El presidente Juan Manuel Santos cedió ante la presión interesada de Lula y se reunió con Chávez y le permitió a éste mentir una vez más con el cinismo de siempre: no, él no apoya, ni ha apoyado, ni apoyará a las Farc; sí, el es indiferente ante el hecho de que Colombia tenga siete bases militares con Estados Unidos.
Chávez se permite adoptar ese tipo de retórica, que contradice lo que decía siempre y hasta la víspera, pues sabe que la verdadera confrontación se está dando en otros escenarios: sus amigos dentro del aparato judicial colombiano ya están haciendo el trabajo: minar el piso jurídico de los acuerdos colombianos con Washington sobre las bases militares.
Ante ese panorama, el encuentro de Santa Marta parece más una jugada de Lula para apretarle la brida al nuevo gobierno de Colombia que un arreglo genuino de las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Caracas.
La verdadera línea sobre Colombia la expresó Chávez hace meses cuando se inmiscuyó en la campaña presidencial colombiana e intentó prohibirle a los colombianos que votaran por Juan Manuel Santos por ser un “mafioso” y un “peligro” para Venezuela y toda Latinoamérica. Esa línea real es coherente con lo que el dictador hace desde 1999 y con el episodio de la bomba en Bogotá del 12 de agosto de 2010.
Lo de Santa Marta no fue la conversión de Chávez a las buenas maneras diplomáticas, fue lo contrario: el obtuvo concesiones de Bogotá y espera que Santos se adapte a la estrategia de Caracas, por la vía de aceptar las apariencias equívocas, las palabras, en lugar de guiarse por los hechos tozudos de la vida real.
Para eso las camarillas gobernantes de Caracas, Quito y Brasilia, sin hablar de otras capitales, juran que el problema era el ex presidente Álvaro Uribe y que a Santos lo van a dejar gobernar tranquilamente.
El ex presidente Andrés Pastrana comenzó a construir el fracaso de su gobierno cuando pronunció esta frase: “Yo le creo a Marulanda Vélez”. Esa idea lo puso en la tabla mojada que lo condujo directamente a la catástrofe de la zona desmilitarizada de 42 000 km² en poder de las Farc.
Todo porque creyó en el juego de las promesas irresistibles. Cuando María Ángela Holguí n Cuéllar, canciller de Colombia, parece creerle a su homólogo venezolano Nicolás Maduro, toma graves riesgos en nombre de su país. ¿Cuál será su posición frente a la denuncia penal contra el presidente Hugo Chávez ante la Corte Penal Internacional (CPI), y ante la demanda contra el Estado de Venezuela interpuesta ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) por el abogado Jaime Granados en representación de las víctimas de las Farc y del Eln que se refugian en Venezuela?
Con su nuevo atentado en Bogotá, las Farc le dijeron a Colombia que Chávez, a pesar de sus frases en Santa Marta, no los expulsará y sí seguirá cubriendo sus crímenes. La prueba es que Chávez no ha condenado el atentado del 12 de agosto y no lo hará jamás. Este fue preparado y ejecutado con habilidad para que la responsabilidad recaiga sobre otros: usaron un vehículo robado a dos militares para que la desinformación haga de las suyas durante años en las redacciones de los periódicos.
Nada pues ha cambiado. Caracas espera que su actual operación candor debilite la vigilancia de los colombianos, precisamente porque su estrategia de avasallamiento sigue en pié y se refuerza. ¿O es que los contactos de Piedad Córdoba con Fidel Castro en La Habana, cuyo contenido es mantenido en secreto, pues la versión oficial es una salva de frases vacías, es una mera coincidencia? Ella y Danilo Rueda fueron allá, no para luchar “por la paz”, como dice la prensa castrista, sino para recibir instrucciones precisas del Foro de Sao Paulo.
¿O es que fue una pura coincidencia que el mismo día de ese encuentro, y de la bomba en Bogotá, Luis Germán Restrepo Maldonado, precursor del nuevo sindicalismo colombiano, defensor del TLC con Estados Unidos, dirigente de Sintraempaques y ferviente uribista, haya sido asesinado en Medellín?
La ofensiva de Alfonso Cano esta detrás de esos actos criminales. Aparentemente disímiles, esos actos hacen parte de un todo.
Como hace parte de esa misma totalidad lo que ocurre en el medio judicial. Seis personas que habían sido capturadas el 6 de agosto pasado en Bogotá con 180 kilos de anfo, el mismo explosivo de alta potencia empleado en la bomba del 12 de agosto, fueron dejadas en libertad por un juez irresponsable. Eso muestra que la gangrena que corroe el poder judicial, en la cúspide y en la base, tiene implicaciones en la marcha de la ofensiva terrorista.
El bloqueo del nombramiento del Fiscal General que hace la Corte Suprema de Justicia, la “ponencia negativa” que prepara un magistrado de la Corte Constitucional para hundir el pacto entre Bogotá y Washington sobre las bases militares, ponencia que él anuncia con gran desparpajo, y la increíble actitud de ciertos jueces ante delincuentes cogidos con explosivos, muestra que es cierto lo que algunos han visto desde hace meses: en el sector judicial hay parcelas de poder conquistadas por las Farc y por el chavismo y las Cortes no parecen dispuestas a reconocerlo ni a poner fin a esa gravísima anomalía. El presidente Juan Manuel Santos ha invitado a las Cortes a asumir posiciones razonables pero todo indica que sin reformas estructurales de ese sector Colombia no podrá recuperar la constitucionalidad perdida.
Con su nueva escuadra infiltrada en Bogotá, con sus agentes instalados en la justicia, las Farc podrán acrecentar su ofensiva global: atentados y asesinatos en las ciudades y terrorismo judicial contra el Estado, contra el uribismo y, en particular, contra los altos mandos de las fuerzas armadas, todo sazonado con falsas pistas para desviar las investigaciones. Cuando se ve el afán de Piedad Córdoba por atribuir el carro bomba de Bogotá a “la extrema derecha” hay que preguntarse: ¿cuánto sabe ella de ese atentado? ¿Esa imputación hace parte de una manipulación?
Esperemos que la respuesta del nuevo gobierno esté a la altura del desafío que lanzó Cano con sus atentados en Bogotá y Medellín y que los investigadores no se dejen llevar de las narices hacia callejones sin salida.

OBAMA DE DESINFLA

James Neilson
El triunfo por un margen respetable, si bien no abrumador, de Barack Obama en las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre del 2008 desató una ola de optimismo no sólo en Estados Unidos sino también en otros países. Muchos parecieron convencidos de que, merced a la llegada de un hombre de origen étnico mixto, sin experiencia administrativa, autor de un par de libros, pronto terminaría una época de tensiones raciales y religiosas, guerras crueles y el capitalismo salvaje para que se iniciara una nueva que sería caracterizada por la armonía multicultural, soluciones diplomáticas para regiones conflictivas como el Medio Oriente que permitirían el repliegue con el honor intacto de las fuerzas expedicionarias estadounidenses y, después de un intervalo breve en que políticos progresistas pondrían fin a las andanzas de los financistas, el progreso económico universal.
Por desgracia, sólo se trataba de una ilusión imputable a la credulidad realmente extraordinaria de progresistas que se habían concentrado en los presuntos méritos de Obama, negándose a prestar atención a las advertencias de quienes se habían dado el trabajo de examinar su trayectoria y analizar sus opiniones. Es posible que un puñado de incondicionales todavía crea que Obama es un superdotado carismático, un orador realmente excepcional cuya mera presencia en la Casa Blanca debería ser suficiente como para cambiar el mundo, pero a esta altura quienes piensan así constituyen una minoría reducida. Fuera de los reductos de los “obamaníacos” irremediables, está consolidándose el consenso de que, en verdad, el presidente no posee las cualidades necesarias para pilotear Estados Unidos en tiempos tan tormentosos como los actuales.

Puede que cualquier otro –John McCain, digamos, o Hillary Clinton– hubiera defraudado a sus simpatizantes porque los problemas que tiene que enfrentar la superpotencia son tan complicados que no admiten soluciones sencillas. También puede decirse que las expectativas creadas por el ascenso de Obama fueron tan absurdamente exageradas que era inevitable que el encontronazo con la realidad resultara traumático. Así y todo, el colapso de los índices de aprobación del presidente estadounidense tiene muy pocos precedentes en la historia reciente. Según las encuestas más confiables, el 65% de los votantes cree que el gobierno de su país se ha equivocado de rumbo.

La desaprobación mayoritaria de lo hecho hasta ahora por Obama se debe no sólo a que la economía sigue resistiéndose a dejarse estimular por las cantidades astronómicas de dólares con las que su equipo está procurando reactivarla. También tiene que ver con la sensación de que es un “elitista” que no entiende la forma de pensar de sus compatriotas. Por lo demás, la elocuencia que le atribuyeron sus admiradores cuando estaba en campaña, y que según ellos le permitiría conectarse con la gente una vez en el poder, ya no impresiona a nadie. De acuerdo común, Obama depende demasiado del “teleprompter”, un dispositivo empleado por los locutores de televisión que les permite leer subrepticiamente sin apartar sus ojos de la cámara; a diferencia de la presidenta Cristina, que sí puede improvisar discursos largos y coherentes sin la ayuda de tales artefactos, a menos que tenga uno a mano su homólogo norteamericano se siente perdido.

La política exterior de Obama está dominada por su voluntad de congraciarse con “el mundo musulmán”, pero si bien sus esfuerzos en tal sentido han ofendido a los muchos norteamericanos que no comparten la tesis progresista de que su país ha sido responsable de virtualmente todos los males y por lo tanto debería pedir perdón al resto del género humano, no parece haber seducido a demasiados musulmanes; conforme a los sondeos, la proporción de árabes, paquistaníes y otros que no quieren para nada a Estados Unidos ha aumentado a partir de la salida de George W. Bush del 83% aproximadamente al 85. Mientras tanto, Obama se las ha arreglado para enfurecer esporádicamente a los británicos, israelíes y polacos, además de merecer el desprecio apenas disimulado del francés Nicolas Sarkozy, que lo ha tratado en público como un debilucho.

Hace dos años la imagen rutilante de Obama ayudó mucho a sus correligionarios demócratas, pero desde entonces ha perdido tanto brillo que, de cara a las elecciones parciales de noviembre, los candidatos de su partido prefieren que no visite sus distritos. Los demócratas más pesimistas temen enfrentar un tsunami de votos adversos que les cueste no sólo la mayoría de los escaños en la Cámara de Representantes sino que también los prive del control del Senado. De concretarse las previsiones lúgubres de tales estrategas, Obama compartirá el destino de otro presidente progresista, Jimmy Carter, cuya gestión es recordada como un fracaso vergonzoso.

En tal caso, a Estados Unidos y al mundo les aguarda un período sumamente peligroso. Dentro de un año el gobierno de la superpotencia tendrá que optar entre convivir con un Irán teocrático pertrechado de armas nucleares y hacer cuanto resulte necesario para impedir que las consiga: todos saben que ambas alternativas podrían tener consecuencias catastróficas. Asimismo, aunque no cabe duda de que Obama quisiera poner fin cuanto antes a la intervención norteamericana en Afganistán e Irak, no le convendría en absoluto que la retirada de las tropas fuera tomada por una gran victoria islamista o que fuera seguida por matanzas horrendas. Y, como si no bastaran las convulsiones que están agitando a los países musulmanes, pronto podría estallar una crisis igualmente explosiva en Corea.

También es alarmante el panorama económico. Mientras que los líderes europeos han llegado a la conclusión de que sería suicida continuar amontonando deudas enormes y que por lo tanto ha llegado la hora de ajustar, Obama se ha comprometido con su propia versión del keynesianismo, lo que ha provocado la rebelión de millones de norteamericanos que temen verse asfixiados por los impuestos que, tarde o temprano, tendrán que pagar para que un gobierno futuro restaure cierto equilibrio. Mal que le pese a Obama, la mayoría de los “keynesianos” congénitos no está en Estados Unidos sino en Europa; a menos que la economía norteamericana se recupere muy pronto, la segunda mitad de la gestión que comenzó en un clima de euforia será aún más ardua que la primera, y la posibilidad de que sea reelegido a fines del 2012 será nula.