*Cristian Leyton Salas
El 10 de agosto próximo en Quito la presidencia pro témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) será asumida por el mandatario ecuatoriano Rafael Correa. Buen momento para ser testigos del manejo que tendrá esta instancia por parte de un mandatario de obediencia bolivariana, en particular si la crisis en Honduras traspasa esa fecha.
Será una ocasión altamente simbólica, ya que el Unasur en pleno se reunirá en la capital ecuatoriana justo en momentos en que Ecuador celebre el bicentenario del Primer Grito de la Independencia y que Rafael Correa tome posesión para el período constitucional 2009-2013, tras ser reelegido en las elecciones generales del 26 de abril último.
Ecuador no es un espacio territorial sin relevancia para el orden regional, no, todo lo contrario, su posicionamiento es importante Punto neurálgico para la lucha contra el narcotráfico, no olvidemos que la Base de Manta a cargo de los EE.UU., operó allí por más de diez años (1998-2009), hoy está siendo desalojada a pedido de Correa. Para Chile, Ecuador constituye un actor relevante. Históricamente lo ha sido, en el plano geopolítico y geoestratégico. La llegada de un mandatario bolivariano ponía en cuestión esta relación especial con dicho país, no obstante que no fue más que una alarma ya que el mandatario no ha modificado sustancialmente su relación con Chile, sí con Venezuela. Para Venezuela, Ecuador cumple un papel relevante en su visión geopolítica bolivariana: ejercen un encierro parcial hacia Colombia. El factor de las FARC, como un medio de acción indirecto del chavismo cobra lógica con Ecuador, no obstante que Colombia fue claro y enérgico en señalarles que aquellos no sería tolerado: el ataque colombiano y la muerte del máximo líder de dicho grupo guerrillero el 1 de marzo del 2008 ilustran esta nueva política preventiva de Uribe.
Hemos presenciado que Correa y su gobierno han conocido un acercamiento bastante acelerado estas últimas semanas al conglomerado chavista. Una actitud de bloque está operando en el ALBA, liderada como era lógico por Hugo Chávez, y Rafael Correa está formando parte inherente de éste.
La crisis hondureña se constituyó en fuente de cohesión política del bloque, reforzando la idea de una lógica de Estados-Fortaleza: El ALBA está siendo asediado, por lo que necesita una estrategia “hacia adelante”. Diplomáticamente se ha visto reforzada con la crisis hondureña, constituyéndose en una suerte de “reserva moral” de la democracia sudamericana, no obstante la naturaleza misma y los mecanismos democráticos que han utilizado para llegar y afianzarse en ella.
La toma de control del UNASUR por parte de Correa será de un año, tiempo suficiente para observar si deciden impulsar modificaciones de forma y fondo del órgano. Veremos si este liderazgo intentará inocular la visión chavista de la integración o si por el contrario, se mantendrá una administración “de Estado” de esta embrionaria institución regional.
El chavismo tendrá un protagonismo como pocas veces antes se ha visto. Que mejor plataforma para conocer el uso y desuso que este bloque hará del organo creado por Brasil. Tomemos asiento y observemos la función que está por comenzar...
Será una ocasión altamente simbólica, ya que el Unasur en pleno se reunirá en la capital ecuatoriana justo en momentos en que Ecuador celebre el bicentenario del Primer Grito de la Independencia y que Rafael Correa tome posesión para el período constitucional 2009-2013, tras ser reelegido en las elecciones generales del 26 de abril último.
Ecuador no es un espacio territorial sin relevancia para el orden regional, no, todo lo contrario, su posicionamiento es importante Punto neurálgico para la lucha contra el narcotráfico, no olvidemos que la Base de Manta a cargo de los EE.UU., operó allí por más de diez años (1998-2009), hoy está siendo desalojada a pedido de Correa. Para Chile, Ecuador constituye un actor relevante. Históricamente lo ha sido, en el plano geopolítico y geoestratégico. La llegada de un mandatario bolivariano ponía en cuestión esta relación especial con dicho país, no obstante que no fue más que una alarma ya que el mandatario no ha modificado sustancialmente su relación con Chile, sí con Venezuela. Para Venezuela, Ecuador cumple un papel relevante en su visión geopolítica bolivariana: ejercen un encierro parcial hacia Colombia. El factor de las FARC, como un medio de acción indirecto del chavismo cobra lógica con Ecuador, no obstante que Colombia fue claro y enérgico en señalarles que aquellos no sería tolerado: el ataque colombiano y la muerte del máximo líder de dicho grupo guerrillero el 1 de marzo del 2008 ilustran esta nueva política preventiva de Uribe.
Hemos presenciado que Correa y su gobierno han conocido un acercamiento bastante acelerado estas últimas semanas al conglomerado chavista. Una actitud de bloque está operando en el ALBA, liderada como era lógico por Hugo Chávez, y Rafael Correa está formando parte inherente de éste.
La crisis hondureña se constituyó en fuente de cohesión política del bloque, reforzando la idea de una lógica de Estados-Fortaleza: El ALBA está siendo asediado, por lo que necesita una estrategia “hacia adelante”. Diplomáticamente se ha visto reforzada con la crisis hondureña, constituyéndose en una suerte de “reserva moral” de la democracia sudamericana, no obstante la naturaleza misma y los mecanismos democráticos que han utilizado para llegar y afianzarse en ella.
La toma de control del UNASUR por parte de Correa será de un año, tiempo suficiente para observar si deciden impulsar modificaciones de forma y fondo del órgano. Veremos si este liderazgo intentará inocular la visión chavista de la integración o si por el contrario, se mantendrá una administración “de Estado” de esta embrionaria institución regional.
El chavismo tendrá un protagonismo como pocas veces antes se ha visto. Que mejor plataforma para conocer el uso y desuso que este bloque hará del organo creado por Brasil. Tomemos asiento y observemos la función que está por comenzar...
*Cristian Leyton Salas es Doctor © en Estudios Americanos. Investigador Titular en el área de los Estudios Políticos, de Seguridad y Defensa del Observatorio Regional de Paz y Seguridad (ORPAS), de la Universidad Bernardo O´Higgins y académico del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Central.Se desempeñó como Analista Internacional del Departamento de Estudios y Análisis en el área vecinal y regional del Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM) del Ejército de Chile.Es Bachellor en Ciencias Políticas y Master of Arts en Relaciones Internacionales, de la Université du Québec à Montreal (Canadá) y graduado del Center for Hemisferic Defense Studies (CHDS), Washington D.C.. Autor libro sobre la percepción de amenaza vecinal del Perú y su relación de rivalidad con Chile y su entorno regional: Amigos y Vecinos en la Costa del Pacifico. Luces y Sombras de una Relación., Colección Investigaciones, No. 17, Año 2007. Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Ministerio de Defensa de Chile