Las unidades han sido ineficientes para cubrir el déficit de 5.000 mw de energía porque están diseñadas para suministrar electricidad a comunidades aisladas
La advertencia de los expertos sobre la inconveniencia de instalar las plantas de generación distribuida que fueron compradas a Cuba, como parte del convenio de cooperación con Venezuela para atender la crisis eléctrica del país, se cumplió: 300 unidades puestas en servicio hace 2 y 3 años están paralizadas porque sus filtros se saturaron con los residuos de diesel.
El problema con las unidades eléctricas, según una fuente de la Corporación Eléctrica Nacional, saca del sistema unos 300 megavatios que inicialmente debían de ser suministrados por grandes centrales térmicas que fueron planificadas con años de antelación, pero que no se construyeron por la falta de previsión del Gobierno.
En un informe del Ministerio de Energía y Petróleo sobre el sector eléctrico, entregado a la Asamblea Nacional en 2008, el programa de instalación de 1.000 megavatios de generación distribuida, en el que Cuba actúa como intermediario, tiene por objetivo mejorar la calidad, seguridad, flexibilidad y continuidad del servicio eléctrico.
Pero el experto energético Heliodoro Quintero destacó que la contribución de esas plantas es baja, porque no pueden sumarse al sistema interconectado venezolano. Están diseñadas para suministrar electricidad de forma focalizada a comunidades aisladas.
A juicio del ex director de gabinete del Ministerio de Energía y Minas, la dimensión del sector eléctrico cubano es muy inferior al de Venezuela, donde 90% está interconectado en una compleja y moderna red de transmisión que atiende la demanda residencial, comercial e industrial, incluido el agro.
La isla sigue estancada en una economía rural de comunidades aisladas que son atendidas por pequeñas plantas generadoras independientes, cuya tecnología es de la década de 1950 y prestan servicio a tiempo determinado. De allí que en Cuba el racionamiento eléctrico sea parte de la vida cotidiana de la población.
Energía cara.
En el caso de las plantas de generación distribuida, la revolución energética cubana le sale cara a Venezuela. La instalación del millar de megavatios cuesta 2,4 millardos de dólares.
Para los profesionales del sector eléctrico venezolano, son exorbitantes los costos fijados por Cuba: 1.000 dólares el kilovatio por planta, más 1.200 y 200 dólares el kw por infraestructura asociada y operación, respectivamente.
Mediante una triangulación, explicó la fuente de Corpoelec, La Habana compra las unidades unas nuevas y otras usadas, repotenciadas con capacidad de generación entre 1 y 5 megavatios en Suecia, España, Corea y el Medio Oriente para instalarlas en Venezuela por grupos de 15, 20 y 40 mw, cada uno.
El costo por kilovatio de una planta de generación térmica grande -desarrollada sólo por los venezolanos y sin intermediarios como Cuba- es menor a 500 dólares.
La falta de mantenimiento y la operación ininterrumpida durante 24 horas colapsó las plantas de los grupos electrógenos, como los denomina el Ejecutivo. La limpieza de residuos de diesel en los filtros de las unidades implica un costo adicional no determinado aún.
Las especificaciones de los fabricantes indican que, bien mantenidas, las plantas de generación pueden operar hasta 5 años.
Otro agregado a la cadena de los costos es el diesel y su transporte desde los centros de distribución de Petróleos de Venezuela hasta los sitios de ubicación de los grupos electrógenos, cuyo requerimiento de combustible de 50.000 barriles diarios de diesel les resta a las exportaciones petroleras venezolanas que podrían comercializarse.
Quintero alertó que la generación distribuida no cubre el déficit existente (5.000 megavatios) de generación para equilibrar la oferta y la demanda de electricidad del país. "El Gobierno debe pensar en incorporar otros 3.000 megavatios para atender el crecimiento de la demanda de 4% interanual", dijo.
El experto señaló la presencia de un gran atraso en la ejecución de la mayoría de los proyectos de generación térmica.
Agregó que las inauguradas, entre ellas Josefa Camejo, Termozulia y Pedro Camejo, tienen problemas con el suministro de combustible.