PESE A LA SUCESIÓN DE PLANES DE SEGURIDAD, MÁS DE 10.300 PERSONAS MURIERON EN DELITOS HASTA SEPTIEMBRE
Muchos sectores estratégicos y fundamentales para el desarrollo de las actividades de la población, han sido entregadas a "asesores cubanos", el combate a la delincuencia no fue la excepción. Con los resultados desastrosos ya vistos.
El último año, la violencia delictiva hizo estragos en Venezuela y 10.360 muertos entre enero y setiembre de 2009 son una rotunda muestra de la «ineficacia e ineficiencia del Estado», según el informe anual de la organización independiente PROVEA (Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos). Casi en simultáneo con la reciente visita del presidente venezolano, Hugo Chávez, a Argentina, el informe de PROVEA fue presentado el miércoles en la Universidad de Belgrano por Andrés Cañizález, integrante de la asamblea de esa ONG, director del Programa Comunicación Política y Libertad de Expresión de la Universidad Católica Andrés Bello y representante de Reporteros Sin Fronteras en Venezuela.
En un contexto de retroceso en materia de derechos civiles y sociales, también «el derecho a la seguridad ciudadana se ve afectado por la falta de políticas coordinadas del Estado», explica Cañizález a Ámbito Financiero. «El Gobierno maneja medidas de signo más efectista que real. Con gran frecuencia en los últimos años se anunciaron planes y se hicieron encuestas para elaborar un mapa de la inseguridad, pero luego hay una falla enorme en cómo responder al problema real, que es escandaloso: en promedio son asesinadas semanalmente unas 60 personas con armas, sólo que no hay una conexión entre ésa, que es la principal preocupación de la gente, y cómo movilizarse y reaccionar socialmente. Por diversas razones, la ciudadanía termina viendo al Gobierno como responsable de la situación».
Otro rasgo de la situación interna venezolana actual que subraya PROVEA es la polarización política. En el período estudiado, octubre de 2008 a setiembre de 2009, hubo un par de consultas electorales que mostraron una mayoría chavista producto de un populismo desenfrenado que no resolvió el problema de fondo, y con un marcado antagonismo entre dos grandes polos.
Las milicias chavistas, con la distintiva boina roja, disparan a la muchedumbre opositora en las calles de Caracas
Servicios en crisis
Sin embargo, señala el investigador, «de agosto a la actualidad, los sondeos constatan una caída en la valoración del Gobierno y eso está íntimamente conectado con la enorme crisis de servicios básicos que atravesamos: en Caracas hay un calendario de cortes de agua por el cual, vivas donde vivas, por 48 horas corridas no vas a tener servicio, y en algunos lugares del interior se combinan cortes de energía de hasta ocho horas con los de suministro de agua».
Al igual que la inseguridad, en el tema servicios la gente ve la responsabilidad oficial. «La caída del precio del petróleo ha tenido un impacto en la vida económica del país, pero, al mismo tiempo -dice Cañizález-, esta crisis de servicios es una demostración de cómo, habiendo tenido en los últimos años tantos recursos, no se hicieron las inversiones necesarias. Era fácil prever que, ante el aumento de la población, los mayores ingresos y consumo, producto de la bonanza de los últimos años, iba a haber un repunte de la demanda de servicios, pero el Gobierno ha estado muy entretenido en otras discusiones políticas, en especial en el terreno internacional».
El académico está convencido de que la escalada bélica con Colombia tiene por objetivo desviar la atención de este tema que «sí le hace mella al Gobierno».
El representante de Reporteros sin Fronteras en Venezuela recuerda que «no es la primera vez que el presidente se coloca al borde de un conflicto con ese país y siempre ha sido para desviar la atención de otros problemas; la gente sigue padeciendo la falta de agua, pero en la agenda mediática el tema queda soslayado».
Según Cañizález, «Chávez casi siempre gozó de una aprobación superior al 50%, pero hoy, aquellos que están plenamente identificados con el Gobierno, el chavismo más puro y radical, los que dicen patria o muerte, son sólo el 30%; otro 20%-30% de gente, que en el pasado lo votó, hoy está bastante molesto con su gestión». ¿Puede alguien capitalizar este descontento? «Lamentablemente no, responde Cañizález, porque aunque el apoyo al chavismo ha mermado, eso no se ha traducido en un crecimiento opositor. Hay un divorcio entre esos chavistas arrepentidos y los proyectos y liderazgos opositores».