*Cristian Leyton
El Perú decidió salir a correr, o al menos a "trotar". Armamentísticamente hablando. Sí, efectivamente, el Gobierno peruano y su clase política tradicional, secundado por sus estamentos armados, parecen haber decidido embarcarse en un tipo de "carrera armamentista" con Chile. Competir a fin de imponer una relativa "supremacía" bélica, ya no solo comercial ni macro económica, como lo señalaba su presidente García. Pasan del “Núcleo Básico Eficaz” a una “autentica fuerza disuasiva”, según lo señalado por el propio Ministro de Defensa de dicho país. Así lo dejan ver las declaraciones de sus lideres, sus diarios y las encuestas de opinión.
El Perú decidió salir a correr, o al menos a "trotar". Armamentísticamente hablando. Sí, efectivamente, el Gobierno peruano y su clase política tradicional, secundado por sus estamentos armados, parecen haber decidido embarcarse en un tipo de "carrera armamentista" con Chile. Competir a fin de imponer una relativa "supremacía" bélica, ya no solo comercial ni macro económica, como lo señalaba su presidente García. Pasan del “Núcleo Básico Eficaz” a una “autentica fuerza disuasiva”, según lo señalado por el propio Ministro de Defensa de dicho país. Así lo dejan ver las declaraciones de sus lideres, sus diarios y las encuestas de opinión.
Lo anterior se explica por las razones que esgrimen oficial u oficiosamente la clase política limeña: adquirir sistemas de armas que neutralicen “los sureños”. No es Ecuador el problema, sino que su frontera sur. El problema con Chile no es solo territorial, sino que también de “potencia”. Alan García y su clase política quieren disputar con Chile poder de influencia en la región, desde constituirse en un puente de conexión entre Asia y Sudamérica hasta los grados de influencia sobre Bolivia y Brasil. “Prepararse” para la “pos Haya”.
El proceso de modernización bélico chileno se ha adscrito a una lógica de disuasión general, esto significa que no ha identificado a un Estado en particular a fin de potenciar sus capacidades militares. Una disuasión general, no específica. No existe una lógica de “enemigo”, solo de adversarios potenciales. Una generalidad de adversarios que podrían, dadas ciertas condiciones excepcionales constituirse en fuente de amenaza para los intereses chilenos.
El caso peruano es distinto. Ellos han desarrollado una política “específica”. La percepción de amenaza peruana tiene apellido: “Chile”.
El “Núcleo Básico Eficaz” tenía por objeto adquirir capacidades de “defensa”, neutralizando, al menos psicológicamente, aquellas capacidades chilenas. Tenía un objetivo limitado, muy operacional. El actual paso es más “estratégico”: desarrollar, al abrigo de sistema de armas complejos, una capacidad de “disuasión”, no obstante que Lima sí posee una pretensión territorial sobre espacio soberano chileno, lo que transforma esta postura en una de naturaleza “coercitiva” o incluso “persuasiva”.
El Perú corre militarmente con Chile, en particular por que identifica en nuestra clase política intenciones de proyección de poder vecinal y regional, porque ciertos sectores nacionalistas proyectan en las inversiones chilenas en dicho país (7 mil millones de dólares) una reedición de la defensa chilena de los intereses salitreros que generaron la Guerra del Pacífico, porque la enemistad con Chile cohesiona a la población peruana, y por ende legitima su clase política, pero además, porque existe una ventana de oportunidad económica que se abre y que les impone potenciar sus FF.AA. a fin de evitar la cristalización de la actual supremacía militar chilena en este espacio territorial de Sudamérica.
Una lógica de “acción-reacción” alimenta el proceso de adquisiciones militares del Perú. Eso es correr y competir bélicamente.
¿De qué tipo de “carrera armamentista” estamos hablando? ¿Cuantitativa, cualitativa, de ambas? Debemos incentivar una estrategia regional de “desarme” o de “control de armamento, ahora que apreciamos que alguien compite bélicamente con nosotros? Una compleja tárea tendrá el próximo gobierno chileno, sobre todo porqué tendrá que esperar hasta el próximo año a fin de conocer los interlocutores que tomarán el puesto del aprista Alán García.
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