De nada sirvieron las cientos de misivas de los presos políticos en Cuba instando al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a que interceda ante los Castro para mejorar sus condiciones en las cárceles cubanas. Ahora, es demasiado tarde para Orlando Zapata. Lula, que para los negocios tiene un fino olfato, prefirió hacer oídos sordos y dejarse guiar por el poderoso caballero don dinero, sólo que para la vergüenza del brasileño, su visita a La Habana coincidió con la muerte del disidente Tamayo. Y eso que los disidentes hicieron especial hincapié sobre la situación de Orlando Zapata, que llevaba en huelga de hambre desde el pasado diciembre. Lula podría ser un «interlocutor magnífico» para «lograr que el Gobierno cubano decida comprometerse con reformas económicas, políticas y sociales urgentes necesarias», rezaba una de las misiva.
Pero lejos de ser mensajero de los derechos humanos, el presidente brasileño prefirió seguir con la agenda marcada y brindar todo su apoyo económico a la dictadura de los Castro. Bajo la presidencia de Lula, antiguo líder sindicalista y amigo personal de Fidel Castro, Brasil ha sido un sólido aliado económico y político de Cuba, proporcionando dinero e infraestructura empresarial a la isla. El mandatario brasileño afirmó que para su Gobierno resulta «prioritaria» la recuperación del puerto Mariel, ubicado a unos 40 kilómetros de la capital cubana, que se espera convertir en un moderno centro para la carga y descarga de buques, así como invertir en la red hotelera y sector de infraestructuras del país caribeño.
Igualmente, adelantó que «este mismo año» la estatal brasileña Petrobras «instalará una fábrica de óleo combustible en La Habana» y también que el país se prepara para realizar «un test para ver si hallamos petróleo en Cuba». La tercera visita de Estado a Cuba de Lula, la última antes de concluir su mandato, la hizo acompañada de su fiel escudero en la zona, Hugo Chávez, con quien montó el circo bolivariano ante el regocijo de Raúl Castro. La Habana sabe que los dos países –junto con China– son la tabla de salvación del régimen.
La Casa Blanca, «consternada»
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Hammer, indicó en un comunicado que su país está «consternado y profundamente entristecido» por la muerte de Zapata y asegura que la semana pasada plantearon a Cuba su preocupación por el estado de salud del fallecido albañil. Pidió al régimen cubano que libere «inmediatamente» a los más de 200 presos de conciencia que están detenidos de «forma injusta». Al cierre de esta edición Barack Obama aún no se había pronunciado.
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