El Perú es el principal exportador de cocaína en el mundo y el narcotráfico en ese país genera un aproximado de 20 mil millones de dólares, según un informe del diario estadounidense The Wall Street Journal. (ver informe original pinchando aqui)
*Leslie Josephs y Robert Kozak
Después de años de relativa tranquilidad, el alza de la producción de cocaína sacude a Perú, al alimentar temores de que el aumento de la violencia y corrupción generalizada en la sociedad peruana que conlleva, podría descarrilar una de las economías de mayor crecimiento en América Latina.
El cultivo de la coca y la capacidad para producir cocaína a partir de la coca han estado aumentando paulatinamente en Perú. Aunque Colombia sigue siendo el mayor productor, el volumen ha caído gracias a los agresivos esfuerzos de erradicación del gobierno. El resultado es que las exportaciones peruanas de cocaína han superado a las de Colombia, convirtiendo al país en la principal fuente de cocaína.
El derribo de un helicóptero militar hace poco por parte de grupo ligado a narcotraficantes ha intensificado el debate público sobre cómo enfrentar la creciente producción de cocaína. El ataque se produjo luego de varios otros en remotas áreas de cultivo de hojas de coca que han cobrado la vida de más 50 militares y policías en lo que va del año.
El aliciente de rápidas ganancias también está tentando a funcionarios del gobierno en Lima. Un asesor de un miembro del Congreso fue detenido con 140 kilos de cocaína, lo que intensifica los temores de que la influencia política de los narcotraficantes está aumentando.
Los expertos en la cuestión advierten que Perú podría estar desplazando a Colombia como el mayor productor de cocaína del mundo, un factor que, según ellos, podría amenazar la estabilidad económica y política conseguida con mucho esfuerzo. Elecciones transparentes han llegado de la mano de un alto crecimiento durante gran parte de la década.
Los analistas temen que Perú podría estar encaminado en la misma dirección que México, donde miles de personas han muerto a medida que los carteles del narcotráfico buscan sobornar o asesinar a funcionarios públicos y agentes del orden en su lucha por conseguir rutas rentables.
Tales temores parecen generalizados. El domingo, la firma de encuestas Ipsos-Apoyo divulgó los resultados de un sondeo nacional que indicaban que 55% de los peruanos creen que los narcotraficantes y los políticos están estrechamente relacionados, con traficantes que respaldan financieramente a los funcionarios a cambio de favores. La encuesta también halló que 72% de la gente cree que la policía ha sido infiltrada por los narcos, mientras que 66% opina que el sistema judicial también ha sido afectado.
En los años 80, Perú exportaba principalmente hojas de coca a Colombia, donde era procesada y traficada por carteles colombianos. Los expertos afirman que éstos han sido reemplazados por carteles mexicanos que llevan la cocaína procesada en su totalidad en Perú y que parte del dinero se lava localmente a través de casas de cambio, bancos, empresas y transacciones inmobiliarias.
El ex presidente Alejandro Toledo señaló en una entrevista hace poco que Perú ahora era procesador de cocaína y que en una conversación con autoridades de México éstos expresaron que había sucursales de carteles mexicanos en el país.
El gobierno de Perú ha tomado medidas para reducir la producción de cocaína. En ciertas áreas, ha prohibido la utilización de querosene, un derivado del petróleo que se utiliza en el proceso de transformación de la hoja de coca en cocaína.
El presidente Alan García ha promovido esfuerzos para denunciar operaciones de lavado de dinero, gran parte de las cuales están ligadas al tráfico de drogas. Su gobierno también ha prometido incrementar el gasto en las fuerzas militares y policiales para combatir el narcotráfico antes de que se vuelva económica y socialmente desestabilizador.
La agencia peruana antidroga Devida ha implementado el plan "Impacto Rápido" para llevar a cabo medidas específicas en contra de la drogadicción. Pero un representante de la agencia manifestó que los más de US$50 millones que el gobierno central prometió para el programa de 2009 no habían sido desembolsados.
Esta cantidad es una minucia en comparación con los US$20.000 millones estimados que genera el tráfico internacional de cocaína peruana.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José Antonio García Belaúnde, dijo que a fines de este mes presentará ante las Naciones Unidas una propuesta para aumentar la ayuda internacional para los países que luchan contra el tráfico de drogas. "Lo más importante es hacer del narcotráfico una prioridad en las relaciones exteriores de Perú e incrementar la cooperación", señaló.
Muchos expertos son escépticos. "No hay una voluntad política", dice Jaime Antezana, que ha investigado la producción peruana de hoja de coca y cocaína durante 14 años. Asegura que el irrisorio presupuesto que el gobierno le dedica a la lucha antidroga se concentra en el Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE) e ignora el hecho de que la cocaína se está produciendo en todo el país. "El narcotráfico es un problema nacional", asegura.
Un informe que Antezana publicó a fines del mes pasado junto a otro investigador, Jaime García, muestra que Perú exportó 282 toneladas de cocaína el año pasado, superando las 232 toneladas de Colombia. Esta cifra coincide con los cálculos de Devida, la agencia antidroga.
A medida que la producción decae en Colombia, debido a la campaña conjunta de erradicación entre Estados Unidos y Colombia, se produce un efecto "globo", en que la producción se traslada a Perú y Bolivia.
"Hay un importante declive en Colombia; exactamente lo contrario de lo que está pasando en Perú", señaló Teddy Bartra, un miembro de la policía nacional de Perú, en una entrevista en televisión.
Los recientes ataques contra las fuerzas de la seguridad peruanas han despertado algunas preocupaciones sobre una reaparición del grupo guerrillero Sendero Luminoso, que se formó en los años 80 como un movimiento insurgente maoísta determinado a derrocar el gobierno y ha pasado a convertirse en lo que los analistas consideran una protección armada de los carteles de la droga.
"Perú debe guardarse de volver a los días en que los terroristas y los insurgentes como Sendero Luminoso se aprovechaban de las drogas y el crimen", dijo el director de la agencia de la ONU., Antonio María Costa.
Para complicar aún más las cosas, la producción de coca es legal en Perú, donde la hoja de la planta se ha consume desde hace siglos. Sin embargo, los expertos señalan que sólo una décima parte de la coca producida es utilizada en casa; el resto se transforma en cocaína.
La posesión de pequeñas cantidades de cocaína y otras drogas para uso personal es legal en Perú.
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