Una revisión somera del programa de gobierno del Sebastián Piñera nos permite avizorar lo que serán sus prioridades en material de política exterior vecinal : priorización de las relaciones exteriores con el espacio latinoamericano y reimpulsar a Chile como la plataforma comercial o el País-puente de sudamérica con Asia y el resto del mundo.
Santiago de Chile
En ambos casos se trata de posicionar a Chile en un plano de liderazgo comercial y de allí político ante las potencias mundiales. En el escenario sudamericano pocos países pueden competir con Chile este proyecto-país de Entidad-Puente: Colombia sigue inmerso en una guerra civil, alimentado de manera indirecta por un ente exterior; Ecuador sigue inserto en un proceso de refundación de largo plazo que no hace mas que generar fricciones casi permanentes con entidades comerciales multinacionales y sus respectivos países de origen. Argentina se encuentra, por su parte, aún saboreando el gusto de una crisis económica que le mantiene imbuida en una fase de precrisis latente y permanente. Bolivia, absorbiendo su proceso refundacional con una intervención cada vez más fuerte del Estado, haciendo desaparecer los limites entre éstos y los otros poderes públicos. De más está decir que sin seguridad jurídica, las inversiones difícilmente lleguen. Perú es un caso especial. Uno de los pocos países que junto a Chile ha sorteado de manera convincente la crisis económica que acaba de azotarnos. Es un caso especial por cuanto aparece, frente a lo ojos del escenario internacional, como una incubadora de crisis futuras.
Dos modelos diametralmente opuestos se enfrentarán las próximas elecciones. El continuismo de Alan García en materia económica, modelo que no hace más que imitar el proceso chileno, paso por paso, institución por institución. Un liberalismo en materia de intercambio que ha tenido éxito macroeconómico, pero que en lo microsocial conoce errores y profundas deformaciones. He aquí la incubadora de crisis.
No obstante lo anterior. Perú se erige, dejando de lado a Brasil, como el competidor natural de Chile en la costa del Pacífico sur. El único con un potencial limitado, pero al fin y al cabo, un potencial para emular con Chile dicho titulo.
Detengámonos un instante. Meditemos sobre la tendencia general que se lee en el programa de Gobierno de Piñera. Resulta interesante constatar el marcado acento geoeconómico que el gobierno de Pinera intenta darle a Chile. Tanto así que está previsto reemplazar a la DIRECON por la creación de una Subsecretaria de Comercio Internacional. Cambia el rango de ésta exitosa entidad, la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales, para transformarla en un órgano de extendidas capacidades de acción comercial y político-comercial.
Chile, el Chile de la Administración Piñera sale a competir con quien quiera hacerlo. De la pasividad asociativa de lo gobiernos de la Concertación en materia comercial, se pasa a una política geoeconómica, es decir que asocia el crecimiento del poder económico de las empresas chilenas en el exterior, y de Chile en general, a un incremento proporcional del poder político exterior de La Moneda en dicho mismo espacio. Ya lo señaló Piñera en su momento, casi como una advertencia para Perú y el Palacio Pizarro : si ellos quieren competir con Chile, pueden hacerlo, pero deberán esforzarse hasta ya no poder. La razón es simple: Chile saldrá al mundo a ganar espacios y mantener y reforzar los que ya posee. Esta vez de la mano secundado por el Estado.
Lima, Perú. "Un liberalismo en materia de intercambio que ha tenido éxito macroeconómico, pero que en lo microsocial conoce errores y profundas deformaciones. He aquí la incubadora de crisis"
Esta advertencia toma la forma de una estrategia disuasiva económica : A Perú le conviene mas tener a Chile como socio que como competidor. En un plano político, un partner más que un rival. En el Político-militar, un aliado más que un adversario.
Ha sido habitual identificar rasgos geopolíticos en los comportamientos de algunos países regionales y vecinales, en particular en sus posturas de defensa y de seguridad, pero pocas veces políticas comerciales con marcados acentos geoeconómicos: la expansión comercial privada al servicio de la política exterior de un Estado.
Hoy podemos tomar palco. Chile estaría inaugurando una.
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