La integración parcial con Francia y la unificación de Armas, posibilidades abiertas por el Gobierno en su reforma de la Defensa
La crisis económica ha acabado por convencer al Reino Unido de que su protagonismo militar en el mundo excede a sus posibilidades. Un Libro Verde del Gobierno reconoce las dificultades de Defensa por cumplir con sus obligaciones internacionales, y estudia posibles estrategias futuras, como la integración de parte de sus unidades militares con la vecina Francia, aunque ello suponga «poner límites a nuestra capacidad para actuar nacionalmente».
El recorte presupuestario, de entre el 10 y el 15 por ciento en términos reales en los próximos seis años, va a obligar de entrada a reducir la plantilla de altos mandos y a aplicar la tijera al personal civil del Ministerio de Defensa (ahora hay un funcionario por cada dos miembros de las Fuerzas Armadas). Esos ahorros deberán servir de momento para preservar el volumen de las fuerzas en activo (Tierra, 106.500 efectivos; Mar, 38.300; y Aire, 43.600). Tony Blair aún quiso forzar el papel de Londres con la invasión de Irak -la insistencia en secundar a Washington tenía el propósito estratégico de que el Reino Unido no perdiera un paso que ya le costaba sudores mantener-, pero su reciente comparecencia ante la comisión que investiga la guerra ha sido el símbolo del final de una era. Hace tiempo que el Imperio Británico no existe, pero es ahora cuando la emergencia de nuevas potencias obligan al Reino Unido a aceptar un papel internacional más modesto.
«Equipos en mal estado»
La reacción de la opinión pública contra la guerra de Irak ha demostrado que la sociedad británica no está por forzar un singular protagonismo internacional que ya no le corresponde. Y el sobreesfuerzo en Afganistán, continuamente advertido por la cúpula de las Fuerzas Armadas, ha obligado finalmente al Gobierno a plantear una revisión de su política de Defensa.
Según un informe de la Comisión de Defensa de los Comunes hecho público el martes, las FF.AA. se han visto obligadas «a desplegar equipo en mal estado, suspender entrenamientos y cancelar el reemplazamiento de nuevo material». «Hemos llegado a un estadio realmente serio, porque hemos luchado en dos guerras con un presupuesto de tiempo de paz», ha advertido el conservador James Arbuthnot, presidente de esa comisión parlamentaria.
El Libro Verde gubernamental reconoce que en cuanto a armamento no se ha respondido adecuadamente a las necesidades de las operaciones militares, y precisa que el hecho de que las tres Armas compitan por sus intereses constituye una dificultad en este campo.
Precisamente una de la soluciones propuestas desde las FF.AA. es la posibilidad de que sus tres Armas se integren en una sola fuerza. Esa es la previsión futura de sir Jock Stirrup, mariscal jefe del Aire, aunque no cree que eso vaya a ocurrir en los próximos diez años.
Otra de las llamativas alternativas es la estrecha colaboración con países aliados, de los que únicamente se cita a Francia. «En Europa, el retorno de Francia a las estructuras militares integradas de la Alianza Atlántica ofrece una posibilidad para incluso una mayor cooperación con socios clave en una serie de actividades de defensa», dice el Libro Verde del Gobierno publicado la semana pasada.
En este sentido, añade: «Ya ahora dependemos de nuestros aliados en sectores clave, como el espacio. Integrar aún más nuestras capacidades con nuestros aliados clave, mediante especializaciones, capacidades conjuntas o dependencias adicionales, podría poner límites a nuestra capacidad para actuar nacionalmente, pero podría aportar una contribución más efectiva a la seguridad internacional».
El ministro de Defensa, Bob Ainsworth, ha restado después importancia a esa mención de Francia e indicó que las integraciones sugeridas no tienen que hacerse necesariamente con ese país, sino con la OTAN o la Unión Europea.
Por su parte, el Gobierno de París no se ha pronunciado formalmente al respecto, aunque ha levantado un cauteloso optimismo. Un portavoz de Hervé Morin, titular de Defensa francés, dio la bienvenida a cualquier mayor cooperación en este terreno con el Reino Unido, si bien añadió que ambos países «son una vieja pareja; hay períodos de gran pasión y luego las cosas vuelven a la normalidad».
No se trata, en cualquier caso, de una idea nueva, algo así ya fue promovido en 1998 por Tony Blair y Jacques Chirac con una iniciativa de un embrión de defensa europea a partir de la mayor colaboración entre los dos países. Esa colaboración bilateral no prosperó, aunque en 2004 se creó la Agencia Europea de Defensa. El Reino Unido no ha sido especialmente entusiasta sobre la posibilidad de una actuación conjunta, pero ahora los límites presupuestarios podrían obligarle a cambiar de posición.
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