"Aquellas promesas del 99, once años después, suenan falsas. Y lo que es más grave, Venezuela ha involucionado y la sociedad venezolana se siente asfixiada por un régimen totalitario y autocrático donde la voluntad de un solo hombre intenta dominar a 28 millones de venezolanos."
El centro de la cuestión es que lo que adelanta el autócrata es inviable, lo que puede producir implosión desde su propio seno, lo que se acelera con los reclamos, luchas y combates que se realizan a lo largo y ancho del país por centenares de centenares
En el chavismo después de once años se agudiza la lucha de tendencias. Cuando caracterizamos a este agrupamiento señalamos que era muy heterogéneo.
En el chavismo después de once años se agudiza la lucha de tendencias. Cuando caracterizamos a este agrupamiento señalamos que era muy heterogéneo.
En su seno se encontraban gente con mentalidad reaccionaria, militaristas, dogmáticos para los que el Muro de Berlín no había sido derribado ni desaparecido mediante un colapso donde no se disparó un tiro el imperio soviético; gentes del pueblo que creyeron estaban participando en un cambio; gente con un sentido democrático que creía en la participación popular.
En fin, un conjunto abigarrado al que sólo unía la veneración al caudillo, al autócrata Chávez. Él encarnaba, para ellos, una especie de mesías redentor. Su lenguaje aparecía un tanto diferente al discurso tradicional. Y el país estaba cansado de una partidocracia que, con diferencias en determinados periodos, al final de los 40 años poco les decía a los venezolanos.
Como todo tuvo su etapa de ascenso y luego de descenso para al final ser derrotada por un militar demagogo calificado de encantador de serpientes.
Lo que tratan de ocultar los personeros del régimen es que entraron a vivir el periodo de descenso.
Aquellas promesas del 99, once años después, suenan falsas. Y lo que es más grave, Venezuela ha involucionado y la sociedad venezolana se siente asfixiada por un régimen totalitario y autocrático donde la voluntad de un solo hombre intenta dominar a 28 millones de venezolanos.
Y lo hace sin pudor, con descaro, con grosería, con prepotencia. Desecha la pluralidad de pensamiento consecuencia de la pluralidad natural de toda sociedad donde pululan las más variadas ideas y pensamientos que buscan expresarse por encima de cualquier rey, autoridad divina o dictatorial.
Los conflictos sociales, económicos y políticos que sacuden a la sociedad en este presente generan variadas reacciones y por supuesto los chavistas no pueden ser ajenos a ellos. Y en consecuencia emergen críticas, desacuerdos cercanos a la ruptura.
En el caso de sectores populares desencantados ante los impactos que reciben de la carencia de servicios de salud, de educación, electricidad, agua; amén de la inseguridad que se transforma en un río de sangre, especialmente juvenil.
Esa población joven sufre en alto grado del desempleo y es la primera víctima de la violencia que se genera en la sociedad ante la impunidad de unos cuerpos policiales corrompidos, con mafias, y un Poder Judicial podrido hasta los tuétanos, por una parte, y arrodillado ante el autócrata, por el otro.
Esto no son elucubraciones de escritorio, son el resultado de reflexiones, de experiencias vividas en otras oportunidades, de confrontaciones con otras opiniones, incluidas las que pronuncian el autócrata y sus voceros principales.
La pujanza de la disidencia, por encima de los partidos si se quiere, es visible. Lo que origina serios temores en sectores del chavismo cuya desesperación no se oculta.
Este sector que no forma parte de la costra burocrática militar-civil que desgobierna a Venezuela comprende que se va mal. Cuando oye al autócrata y sus voceros con explicaciones superficiales sobre lo que acontece, crece el descontento y comienza a transformarse en irritación.
El centro de la cuestión es que lo que adelanta el autócrata es inviable, lo que puede producir implosión desde su propio seno, lo que se acelera con los reclamos, luchas y combates que se realizan a lo largo y ancho del país por centenares de centenares.
Los estudios dicen que un 30% de esas movilizaciones son de chavistas y un alto porcentaje de un heroico estudiantado que retoma las tradiciones y banderas del movimiento estudiantil en su lucha contra las dictaduras militares y por la libertad y la justicia social.
En un panorama como este llamar al chavismo a "echar el resto" es un grito en el vacío.
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