Según medios peruanos y locales, la Cancillería chilena habría reforzado la presencia diplomática nacional en la capital ecuatoriana. La principal razón sería que el Ecuador podría ser clave al entregar su opinión ante el tribunal internacional, pues junto a Chile y Perú “firmó los acuerdos de 1952 y 1954 que fijaron los límites marítimos y que son desconocidos por el gobierno peruano”.
La relevancia del Ecuador para Chile, según esta visión, sería meramente coyuntural. Puntual. Apoyar a Chile en su contrademanda ante Lima. Error.
Históricamente Ecuador ha sido considerado como un “aliado natural” chileno, sobre todo en el marco de la división geopolítica de Sudamérica durante la Guerra fría. Ecuador representaba un contra peso y un posible “segundo frente” ante Perú. Quito, formaba parte de la estructura disuasiva chilena. Hoy todo parece estar cambiando.
La llegada de Rafael Correa al poder introdujo dudas respecto a la continuidad de esta “alianza” informal. En el nuevo escenario ideológico sudamericano, Chile deja de constituir el “modelo” a seguir por Quito. Venezuela aparece como el nuevo referente económico y político. Aun no está claro si también el militar y estratégico. Su adhesión al “Socialismo del Siglo XXI” se inscribe en la búsqueda por “superar el neoliberalismo”, tomar el control estatal de los recursos naturales y estratégicos del país.
Para Rafael Correa, el Estado ecuatoriano ya no identifica a Perú como su principal amenaza vecinal. Esta se encuentra en el norte, Colombia y los EE.UU. También se hace patente su alejamiento de Brasil y un enfriamiento lento pero progresivo de su relación con Chile. Venezuela es un polo de atracción natural.
Al apoyo del embajador ecuatoriano en Lima, Diego Ribadeneira, y luego de una Comisión mixta de parlamentarios ecuatorianos y peruanos, a la idea de una “carrera armamentista regional”, se suman otros gestos poco claros y confusos hacia La Moneda por parte del gobierno de Correa.
Si bien es cierto, Ecuador ya emitió en mayo último, una declaración de apoyo a la postura chilena, está claro que esta reacción dice relación con el peligro para Ecuador de ver reproducida la demanda en su contra. No responde a un apoyo “natural” hacia Chile, sino que a intereses meramente coyunturales.
La alusión de Alán García en cuanto a la existencia de una “nación ecuatoperuana”, más allá de caricaturizar una aspiración por reequilibrar , de alguna forma, los equilibrios de poder subregionales claramente lastimados por su alejamiento de Bolivia, demuestran que Chile debe repensar su política regional en forma integral. Sudamérica atraviesa una fase de cambio estructural en cuanto a su configuración política, económica y militar. La Cancillería chilena y La Moneda deben replantearse alianzas, el proceso de integración en curso y la política exterior vecinal.
Hoy la integración regional se está haciendo “desde” la Defensa, buscando que desborde “hacia” lo político, económico y social. Un nuevo enfoque, un nuevo paradigma se está imponiendo, y Chile debe responder ante dicha transformación.
Hoy la integración regional se está haciendo “desde” la Defensa, buscando que desborde “hacia” lo político, económico y social. Un nuevo enfoque, un nuevo paradigma se está imponiendo, y Chile debe responder ante dicha transformación.
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