Los recortes presupuestarios de los dos últimos años y la incertidumbre ante los del próximo ejercicio hacen tambalearse proyectos básicos de modernización de las Fuerzas Armadas españolas. El secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, reconoció ayer que el programa de renovación del parque de blindados del Ejército de Tierra, los llamados 8x8, atascado desde marzo en el Consejo de Ministros, tendrá que esperar a que se conozcan «las grandes cifras» de los próximos Presupuestos.
Defensa, en el mejor de los casos, se verá obligado a «reprogramar» la adquisición, buscar nuevas fórmulas de contratación -como retrasar pagos- y la entrega de los nuevos 8x8, que deben sustituir a todos los BMR y derivados, que se consideran obsoletos, queda abocada al retraso. Es un programa que precisaba una inversión de entrada de unos 1000 millones de euros.
En compensación, Méndez anunció que a partir de este verano Defensa enviará a las tropas españolas destinadas a Afganistán y El Líbano otros 50 nuevos vehículos blindados tipo «Lince», específicamente preparados contra la acción de minas.
Méndez hizo esas declaraciones en un foro organizado por la empresa pública Navantia en las que quedó también claro el mensaje de que para los próximos programas de modernización de la Armada española, habrá que buscar contratos previos con otros países que sirvan para rentabilizar y abaratar costos.
Para las adquisiciones del portaviones Juan Carlos I, las fragatas F-100 o los submarinos S-80, ya entregados a la Armada o a punto de empezar a hacerlo, el Ministerio de Defensa hizo el encargo y luego se ofrecieron a otros países. Es el caso de las fragatas vendidas a Noruega o Australia, con lo que la inversión ha sido muy rentable en carga de trabajo para los astilleros de Navantia. Ahora, para los próximos programas de modernización de barcos, se diseñará el proceso contrario: buscar primero clientes potenciales en otros países para que salga más barato el proyecto desde el principio.
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