Más que irritado, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, está decepcionado: su homólogo de EE UU, Barack Obama, no viajará a su país antes de que abandone la presidencia brasileña.
El carismático dirigente le había invitado a visitar Brasil antes de las elecciones presidenciales del próximo octubre, en las que se producirá su relevo. Lula estaba convencido de que el inquilino de la Casa Blanca aceptaría la invitación, ya que fue él quien le definió como el político más popular del planeta. ¿Cómo iba a decirle que no?
Según el diario Folha de São Paulo, las razones que han podido motivar el rechazo a la invitación son dos: las actuales discrepancias sobre política exterior entre Brasilia y Washington, y una supuesta interferencia del ex presidente socialdemócrata brasileño Fernando Henrique Cardoso ante Bill y Hillary Clinton para que eviten la visita de Obama antes de unas elecciones en las que Lula lucha para lograr la victoria de su candidata, Dilma Rousseff.
Entre los aspectos de la política exterior brasileña que pueden desagradar a la Casa Blanca figuran, según los expertos en diplomacia, el espinoso asunto del acuerdo alcanzado por Brasil y Turquía con Irán. Según la diplomacia estadounidense, esta es una maniobra de Teherán para aplazar las sanciones internacionales y favorecer así la carrera nuclear del régimen de Mahmud Ahmadineyad, que niega el Holocausto y el derecho de Israel a existir.
Además del tema iraní, la diplomacia de Washington no ve con buenos ojos la simpatía de Lula por todos aquellos presidentes de América Latina abiertamente enfrentados con Estados Unidos (Hugo Chávez, Fidel Castro, Daniel Ortega y Evo Morales, además de su intervención pro el nucleo del ALBA y Chávez en la crisis Hondureña desatada por Mel Zelaya).
La explicación más simple es que el propio Obama no haya creído oportuno visitar por primera vez un país tan importante como Brasil, con problemas pendientes de discusión con la Casa Blanca y justo en vísperas de unas elecciones de enorme importancia, en las que los brasileños deberán escoger al sucesor de un presidente tan ominpresente y carismático como Lula. "Mejor hacerlo después [de las elecciones]", parece que se dijo Obama, según explicó a este diario un asesor de Cardoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario