LA RELACION ENTRE ARGENTINA Y CHINA

Rosendo Fraga

China divide a América Latina. En el tercio que está al norte del Canal de Panamá, que tiene su estrategia de largo plazo centrada en el acceso al mercado de los EEUU a través de los TLC firmados por México y los países de América Central, para los cuales, comercialmente, es una amenaza, porque productos chinos, como los textiles, están desplazando a la producción proveniente de dichos países. El gran desafío para los 10 países latinoamericanos que están al norte del Canal de Panamá va a ser competir con los menores costos de China, que le permiten vender al mercado norteamericano.

Hu Jintao en su reciente visita a la Isla de Cuba, en donde suscribió acuerdos, incluidos los de Defensa, con el gobierno de los hermanos Castro.

En los dos tercios de América Latina que están al sur del Canal de Panamá -otros diez países-, la relación con China es diferente, ya que esta parte de la región no tiene centrado su comercio en el mercado de los EEUU y China ha pasado a ser un destino importante para las exportaciones sudamericanas. Ya en 2009, China superó a los EEUU como primer destino de las exportaciones de Brasil. Es decir que para América del Sur la relación económica con China tiene ventajas y desventajas, y en mi opinión deja un saldo positivo. China es un país muy nacionalista y tiene muy en claro su interés nacional tanto en lo económico como en lo comercial. Aplica la reciprocidad en materia comercial con mucha frecuencia -incluso lo hace con los EEUU- y adopta medidas proteccionistas contra aquellos países que se las aplican. Desde esta perspectiva, las medidas restrictivas para el aceite de soja de Argentina tienen relación con las medidas adoptadas por el país contra importaciones industriales de China. Pero este tema no tiene relación con la cancelación de la visita de Estado, decidida por Cristina Kirchner con pocos días de anticipación en enero. Sí, en cambio, esta cancelación es una de las causas que ha originado que en la visita del Presidente Hu Jintao a la región, que comprende Brasil, Chile y Venezuela, Argentina haya sido excluida. En cuanto a la demanda de alimentos de los países del Asia que van reduciendo la pobreza es una tendencia de largo plazo que se va a mantener. La Argentina integra la media docena de países con mejores condiciones para cubrir esta demanda. Pero países como Brasil y el mismo EEUU, pueden sustituirlo en temas como la soja. Donde la Argentina es insustituible es en los alimentos orgánicos destinados a los países ricos, pero por ahora la Argentina ha decidido no dar prioridad a este tipo de producción. La inversión china en ciencia y tecnología no hará fácil que la Argentina pueda exportarle productos de alta y media tecnología. En cuanto a las manufacturas baratas (textiles, calzado, etc.), China es exportador y lo es con costos más bajos que Argentina. La cuestión de largo plazo es que acceder al mercado chino exigirá abrirle el nuestro. Hay sectores que ganarán y otros que perderán, como sucede siempre con el libre comercio.

Para China, América Latina es la región del mundo de menor relevancia en cuanto a comercio e inversión. Antes está el Asia, después EEUU y Europa y luego el África. Pero el volumen chino es importante para América Latina. Hasta el momento, las inversiones chinas no son relevantes en la región en general y en Argentina en particular. La compra del 20% de Panamerican Energy por parte de una empresa estatal china se vincula, primero, con la explotación petrolífera en Asia Central, y luego en Argentina. La posibilidad que una empresa china con un socio local en el futuro quiera comprar Repsol-Ypf -la parte española puede venderse en el largo plazo- está planteada. Esto es importante para Argentina, pero mucho menos relevante para China en su juego estratégico global.

La relación con la potencia asiática no es fácil para Argentina por un problema de volumen. El país tiene poca capacidad de negociación. Pero hay otros países del Asia que están creciendo mucho y que pueden ofrecer para el país oportunidades comerciales importantes. Tal es el caso de Vietnam. Por esta razón fue importante la visita del primer ministro de este país a la Argentina del 16 de abril. Este país puede dar oportunidades por su menor volumen y menor nivel de desarrollo que la Argentina no debería desperdiciar.

Para tener una vinculación eficaz con China en el largo plazo, lo más importante es entender su cultura y en particular su concepción del tiempo. Para los chinos, el tiempo se mide en milenios; para los occidentales en siglos. El protocolo es importante, de ahí el costo de la suspensión de la visita de Estado en enero. Tiempo, persistencia y constancia son fundamentales para la relación con la potencia asiática. Por ello Argentina debería definir qué va a necesitar China dentro de 20 años, en el 2030, para poder desarrollar una estrategia eficaz. ¿Seguirá necesitando aceite de soja para entonces? ¿O tendrá para esa fecha 400 millones de consumidores sofisticados y entonces requerirá alimentos orgánicos? Este es el tipo de reflexión que requiere una relación eficaz con China en el largo plazo.