*Cristian Leyton Salas es Doctor © en Estudios Americanos
El Ministro de Defensa chileno, Francisco Vidal, fue categórico en señalar a su par peruano, Rafael Rey, que la reanudación de relaciones “normales” entre ambas carteras dependía de avanzar o no en la senda de la homologación de gastos en defensa.
Al parecer, Chile, está al fin adoptando una política exterior de defensa y seguridad más activa y no pasiva como parecía ser hasta el momento. La Presidenta Michelle Bachelet ya lo había señalado en ocasiones anteriores. Es un ofrecimiento reiterado realizado a Perú desde el año 2002: transparentar los gastos o la inversión en defensa de ambos países debe ser una prioridad a fin de evitar “malos entendidos”. No son las armas las que generan inseguridad sino que las intenciones. Chile ha sido reiterativo: no posee demandas territoriales con ningún país de la región, ni políticas de expansión de su poder político, (N.de la R:Al contrario de Perú que no ha renunciado a recuperar los territorios perdidos en la guerra del Pacifico)
Chile ha planteado a su homologo limeño la implementación de la “Metodología Estandarizada Común para la Medición de los Gastos de Defensa” elaborada por la CEPAL. De acuerdo a esta modalidad, dicho organismo entiende que el “gasto en defensa” dice relación con materializar actividades cuyo efecto directo es salvaguardar la seguridad nacional. Clarifica, de esta forma, la naturaleza y objetivo de los recursos asignados a la defensa. Automáticamente quedan fuera los gastos en pensiones a militares en retiro, por ejemplo, las fuerzas policiales de control interno o fronterizo, Defensa Civil, entre otros. Según la CEPAL, a fin de estandarizar la cantidad de recursos que van a reforzar las capacidades militares operacionales, el gasto en defensa es aquel que está focalizado en proteger las fronteras políticas internacionales ante amenazas externas. La seguridad interior no entra en dicha modalidad. He aquí la debilidad del sistema.
La falencia del método de la CEPAL dice relación con la existencia de situaciones de amenazas internas graves que justifiquen y expliquen la adquisición de sistemas de armas en cantidades y cualidades que pudieren, bajo otras circunstancias, ser utilizadas ya no para fines de seguridad interna, como podría ser la lucha contra narco guerrilla (FARC), por ejemplo, sino que a fines disuasivos, coercitivos o persuasivos interestatales. El caso colombiano/venezolano puede ser visto como revelador de esta debilidad. ¿Qué sistemas de armas se justifican para la lucha contra la guerrilla? El caso chileno/peruano también es afectado por esta lógica. No olvidemos que la amenaza del Sendero Luminoso en Perú se mantiene vigente.
Desde la perspectiva anterior, la existencia de amenazas graves para la seguridad interna en uno de los países que se asocian a esta metodología podría, bajo ciertas condiciones, afectar la seguridad externa tanto del mismo país pero sobre todo de aquel que no vivencia dicha problemática.
No obstante esta debilidad, la estandarización de gastos en defensa es un paso relevante en la generación de confianza mutua, siempre que ésta se encuentre asociada a mecanismos de verificación.
El Gobierno chileno debería apostar por llevar a cabo una asociación generalizada de los miembros del UNASUR a esta metodología de homologación de gastos en defensa.
Es una postura realista, que toma en cuenta la naturaleza del sistema regional y mundial. Los Pactos de No Agresión estilo “guerra fría” no responden ni se aplican a una región que no ha conocido nunca una guerra regional, pero que sobretodo han disminuido a su minima expresión sus hipótesis de conflictos interestatales. La Guerra como medio de resolución de conflictos fue puesta fuera de la ley internacional desde el fin de la II Guerra Mundial que devastó Europa. Hoy, la integración regional viene de la mano de órganos como el Consejo de Defensa Sudamericano y del UNASUR. La defensa y la seguridad han sido adoptados como el punto de partida de esta nueva forma de integración, embrionaria, sí claro, pero un proceso de acercamiento al fin y al cabo. No hay lugar para pactos que impliquen la hipótesis de agredir a otra entidad política estatal. Por el contrario, sí hay una necesidad y un espacio para estandarizar los gastos normales y naturales dedicados a la defensa y seguridad en un sistema internacional sometido a una anarquía estructural.
Buena iniciativa del Ministerio de Defensa. Ahora a debutar una cruzada regional a fin de transformarla en una estructura propia a los nuevos organismos de seguridad de inspiración brasileños.
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