El plan de Venezuela de elevar su producción petrolera en unos 900.000 barriles por día (bpd) en alianza con Rusia y China enfrenta numerosos obstáculos, mientras sus socias cargan con el lastre de la inexperiencia y la carencia de fondos suficientes para invertir.
Las demoras en extraer barriles de la vasta región del Orinoco, en donde se concentran las mayores reservas de crudo del país sudamericano, podrían reducir su ingreso de divisas, comprometiendo la continuidad de los programas sociales que sustentan la popularidad del presidente Hugo Chávez.
"Estos proyectos claramente estarán comprometidos a los intereses extranjeros. Si hay necesidades de capital en casa, los socios foráneos como Rusia y China priorizarán sus desembolsos mientras ralentizan el desarrollo de la Faja del Orinoco", dijo Roseanne Franco, analista de PFC Energy. Los acuerdos energéticos con Rusia y China son puntales de la "diplomacia petrolera" del izquierdista presidente venezolano, que busca ganar influencia política al permitirle a estos países acceder a las reservas petroleras.
Tras prometer ingreso a la Faja a países de todo el mundo, desde Uruguay hasta Vietnam, Venezuela ha acelerado y estrechado su cooperación energética con Rusia y China, dos de sus más cercanos aliados políticos. La sociedad con Rusia, amarrada a través de un consorcio entre Lukoil, TNK-BP, Gazprom, Rosneft y Surgutneftegaz; requerirá una inversión de 20.000 millones de dólares para extraer hasta 450.000 bpd del bloque Junín 6 en la Faja.
Pero Rusia también negocia otros tres bloques en la Faja que le permitirían al consorcio producir hasta 700.000 bpd adicionales en Venezuela y elegir junto a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) los mercados de exportación adecuados. Pese a la solidez de la alianza política, expertos dicen que las empresas rusas no cuentan con suficiente dinero para explotar el Orinoco, del cual se extrae un crudo extrapesado que debe ser tratado antes de ir a refinerías convencionales.
"Las compañías rusas simplemente no tienen capital. No tienen el dinero", afirmó Chris Weafer, estratega ruso del Banco Uralsib en Moscú. Ver los barriles emerger del subsuelo en forma perentoria requeriría así financiamiento del Kremlin, añadió Weafer.
La alianza China-Venezuela, por su parte, que busca desarrollar el área Junín 4, necesita la inyección de 16.000 millones de dólares en los próximos años. Sin embargo, esto luce más factible dados los abundantes recursos financieros con que cuenta el país asiático. "Los chinos probablemente traerán más a la mesa. Tienen una alta tolerancia al riesgo y están cerca de contar con los fondos más ilimitados que puedes tener en el sector petrolero", dijo el analista de EurasiaGroup, Patrick Esteruelas.
Falta de experiencia
Aunque China traiga efectivo, la falta de experiencia en crudos pesados de la estatal China National Petroleum Corporation promete ser un asunto delicado, según analistas. "La carencia de experticia técnica reduce las probabilidades de éxito en el logro de las metas fijadas por PDVSA", dijo Victor Shum de la firma Purvin & Gertz en Singapur. "Comenzar a sacar barriles podría tomar al menos ocho años", agregó.
El caso de Rusia no es muy diferente en el aspecto técnico. "Las empresas rusas tradicionalmente trabajan con crudos medianos y livianos. No aportan mucho cuando se trata de crudos extrapesados como los del Orinoco", explicó Andrew Reed de la firma Energy Security Analysis en Boston.
Estos acuerdos bilaterales surgen en medio de una nacionalización sistemática en Venezuela, que ha incluido activos petroleros, ensombreciendo el panorama de muchas empresas que podrían haber tenido interés en asociarse con las estatales rusas y chinas. Los constantes retrasos en la oferta de siete áreas de crudo que lanzó el Gobierno el año pasado en el bloque Carabobo de la Faja también se atribuyen a este clima de negocios.
Como parte de este proyecto expertos estiman que las chinas CNPC y Sinopec podrían asociarse con la francesa Total, que ya tiene una amplia experiencia en la Faja. Mientras, la rusa Lukoil ya no cuenta en Venezuela con la presencia de una de sus socias estratégicas, ConocoPhillips, cuyos activos fueron expropiados en 2007 y se encuentra en reclamo del pago de una compensación.
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