El peligroso vínculo entre grupo terrorista colombiano y el Movimiento Revolucionario Tupac Amarú (MRTA) de Perú queda al descubierto. Memoria portátil del líder insurrecto tenía 107 e-mails que hacen referencia al Perú. Las comunicaciones se incrementaron durante las últimas elecciones.
Para armar un rompecabezas se necesita colocar todas las piezas en su ubicación exacta. No es fácil, pero basta con hallar algunas lo suficientemente claves como para reconocer las aristas y dimensiones de la figura que deseamos reconstruir. Algo similar ocurrió el 1 de marzo del 2008 en la frontera entre Ecuador y Colombia, cuando la policía colombiana descubrió las primeras ocho piezas (tres laptops o notebooks, tres pendrives y dos discos duros portátiles) de un rompecabezas que nunca imaginó descubrir, y mucho menos resolver.
Ese día, Luis Edgar Devia Silva “Raúl Reyes”, número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue abatido luego de un feroz bombardeo a su campamento ubicado en suelo ecuatoriano y dejó regados ocho soportes informáticos con los secretos mejor guardados de la línea internacional del grupo terrorista. En agosto del 2008, luego de revisar y analizar la voluminosa información que contenían estos instrumentos (correos electrónicos, documentos de Word, fotos, entre otros), la policía colombiana elaboró diversas carpetas con los nombres de todos los países citados en estos archivos. Uno de ellos era el Perú.
Se ha logrado acceder a la carpeta íntegra en donde están, una por una, las comunicaciones inéditas que el abatido jefe terrorista guardaba sobre el país en uno de sus dos discos duros portátiles, y no en su laptop como hasta ahora se creía erróneamente. Además, se conoció que la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional de Colombia (Dijin) ubicó 107 archivos creados entre el 2000 y el 2007 con referencias a nombres, gentilicios y siglas de organizaciones terroristas del Perú que guardaba esta memoria externa (fichada como evidencia N° 31 de marca LACIE Serial 1156703280055 HR).
De la lectura de estos 107 documentos —basados en igual número de correos electrónicos que “Raúl Reyes” intercambió con integrantes de la denominada Comisión Internacional y del Secretariado de las FARC (ambas del alto mando del grupo terrorista)— se evidenció la existencia de un vínculo entre la organización terrorista colombiana y células de peruanos en Chile, Bolivia y Venezuela con probada militancia en el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
En el disco portátil también se exhiben insólitos indicios sobre el contacto de estos “extranjeros” del MRTA con personas y organizaciones radicales de dichos países para recibir financiamiento de las FARC, adoctrinamiento y entrenamiento en sus campamentos en Colombia, así como detalles inverosímiles sobre las dificultades económicas de la célula del MRTA en Santiago de Chile y la bonanza económica de su contraparte en Venezuela, ambas vinculada a las FARC. No solo eso, en la memoria externa también salen a la luz los apelativos de todos los operadores peruanos en los países ya citados: “Delegado MRTA en México de Perú-Pueblo”, ““Andrés” del trabajo internacional del MRTA”, ““Edmundo” de Perú Pueblo”, ““Nicanor” del MRTA y de Perú Pueblo en Venezuela”, “El peruano de los 100 mil”, “Juan”, “Gabriel” y “Rosa”, entre otros que por ahora guardaremos en reserva. También se revelan los apelativos de los contactos de las FARC y del MRTA en el exterior: Los chilenos “Roque” y “César”, los ecuatorianos “Franklin” y “Plato”, el mexicano “Fermín”, el estadounidense “Jim” y los colombianos “Alberto”, “Hernán”, “Gloria”, “Ricardo” o “Rychy”, “Tino”, “Javier Calderón” y “Esperanza”.
En este disco con información sobre el Perú, asimismo, se descubren los nexos de las FARC con personajes de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) y del Congreso Bolivariano de los Pueblos (CBP), dos organizaciones que nacieron en Venezuela pero que tienen filiales y operadores en Lima y en otros países de la región, así como conexiones con dirigentes de movimientos de izquierda vinculados al MRTA y a otros partidos del mismo tinte ideológico. Se estableció la real identidad de algunos de los peruanos que usan los apelativos citados y cuyos nombres reales eran desconocidos hasta ahora.
LA PUNTA DEL ICEBERG
Esto, sin embargo, no fue lo único que se descubrió en la memoria externa de “Raúl Reyes”. Allí se revela la presencia de integrantes de la Comisión Internacional de las FARC en suelo peruano entre el 2000 y 2007 para realizar contactos o para refugiarse en Lima. Los correos también demuestran la visión crítica que los terroristas tienen sobre la posición política de Perú en los últimos años. No solo ello, ponen al descubierto que sus comunicaciones con el Perú se incrementaron entre los años 2005 y 2006, es decir, antes y durante las elecciones presidenciales que finalmente ganó Alan García. Las misivas, en un hecho que recién se conoce, descubren el favoritismo del grupo terrorista por Ollanta Humala en la segunda vuelta de aquella votación.
Más aun, los correos revelan la creación y el financiamiento de foros públicos en México a favor de los subversivos, la participación de chilenos que operan como ojos y oídos de las FARC y el alto grado de contacto que tienen para reclutar y enviar personas a los campamentos terroristas, así como su accionar en el transporte clandestino de dinero a través de Ecuador, gracias a los contactos que allí tienen y su participación en la compra ilícita de armas.
Toda esta información a la que se tuvo acceso evidencia la poderosa influencia que tienen las FARC y las organizaciones “bolivarianas” en la región sobre integrantes del MRTA en el extranjero y sobre operadores refugiados en colectivos y organizaciones locales del interior del Perú.
Ese día, Luis Edgar Devia Silva “Raúl Reyes”, número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue abatido luego de un feroz bombardeo a su campamento ubicado en suelo ecuatoriano y dejó regados ocho soportes informáticos con los secretos mejor guardados de la línea internacional del grupo terrorista. En agosto del 2008, luego de revisar y analizar la voluminosa información que contenían estos instrumentos (correos electrónicos, documentos de Word, fotos, entre otros), la policía colombiana elaboró diversas carpetas con los nombres de todos los países citados en estos archivos. Uno de ellos era el Perú.
Se ha logrado acceder a la carpeta íntegra en donde están, una por una, las comunicaciones inéditas que el abatido jefe terrorista guardaba sobre el país en uno de sus dos discos duros portátiles, y no en su laptop como hasta ahora se creía erróneamente. Además, se conoció que la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional de Colombia (Dijin) ubicó 107 archivos creados entre el 2000 y el 2007 con referencias a nombres, gentilicios y siglas de organizaciones terroristas del Perú que guardaba esta memoria externa (fichada como evidencia N° 31 de marca LACIE Serial 1156703280055 HR).
De la lectura de estos 107 documentos —basados en igual número de correos electrónicos que “Raúl Reyes” intercambió con integrantes de la denominada Comisión Internacional y del Secretariado de las FARC (ambas del alto mando del grupo terrorista)— se evidenció la existencia de un vínculo entre la organización terrorista colombiana y células de peruanos en Chile, Bolivia y Venezuela con probada militancia en el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
En el disco portátil también se exhiben insólitos indicios sobre el contacto de estos “extranjeros” del MRTA con personas y organizaciones radicales de dichos países para recibir financiamiento de las FARC, adoctrinamiento y entrenamiento en sus campamentos en Colombia, así como detalles inverosímiles sobre las dificultades económicas de la célula del MRTA en Santiago de Chile y la bonanza económica de su contraparte en Venezuela, ambas vinculada a las FARC. No solo eso, en la memoria externa también salen a la luz los apelativos de todos los operadores peruanos en los países ya citados: “Delegado MRTA en México de Perú-Pueblo”, ““Andrés” del trabajo internacional del MRTA”, ““Edmundo” de Perú Pueblo”, ““Nicanor” del MRTA y de Perú Pueblo en Venezuela”, “El peruano de los 100 mil”, “Juan”, “Gabriel” y “Rosa”, entre otros que por ahora guardaremos en reserva. También se revelan los apelativos de los contactos de las FARC y del MRTA en el exterior: Los chilenos “Roque” y “César”, los ecuatorianos “Franklin” y “Plato”, el mexicano “Fermín”, el estadounidense “Jim” y los colombianos “Alberto”, “Hernán”, “Gloria”, “Ricardo” o “Rychy”, “Tino”, “Javier Calderón” y “Esperanza”.
En este disco con información sobre el Perú, asimismo, se descubren los nexos de las FARC con personajes de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) y del Congreso Bolivariano de los Pueblos (CBP), dos organizaciones que nacieron en Venezuela pero que tienen filiales y operadores en Lima y en otros países de la región, así como conexiones con dirigentes de movimientos de izquierda vinculados al MRTA y a otros partidos del mismo tinte ideológico. Se estableció la real identidad de algunos de los peruanos que usan los apelativos citados y cuyos nombres reales eran desconocidos hasta ahora.
LA PUNTA DEL ICEBERG
Esto, sin embargo, no fue lo único que se descubrió en la memoria externa de “Raúl Reyes”. Allí se revela la presencia de integrantes de la Comisión Internacional de las FARC en suelo peruano entre el 2000 y 2007 para realizar contactos o para refugiarse en Lima. Los correos también demuestran la visión crítica que los terroristas tienen sobre la posición política de Perú en los últimos años. No solo ello, ponen al descubierto que sus comunicaciones con el Perú se incrementaron entre los años 2005 y 2006, es decir, antes y durante las elecciones presidenciales que finalmente ganó Alan García. Las misivas, en un hecho que recién se conoce, descubren el favoritismo del grupo terrorista por Ollanta Humala en la segunda vuelta de aquella votación.
Más aun, los correos revelan la creación y el financiamiento de foros públicos en México a favor de los subversivos, la participación de chilenos que operan como ojos y oídos de las FARC y el alto grado de contacto que tienen para reclutar y enviar personas a los campamentos terroristas, así como su accionar en el transporte clandestino de dinero a través de Ecuador, gracias a los contactos que allí tienen y su participación en la compra ilícita de armas.
Toda esta información a la que se tuvo acceso evidencia la poderosa influencia que tienen las FARC y las organizaciones “bolivarianas” en la región sobre integrantes del MRTA en el extranjero y sobre operadores refugiados en colectivos y organizaciones locales del interior del Perú.
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