PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010
BICENTENNIAL MILITARY ARMY OF CHILE 2010

REPORTAJES ESPECIALES E INFORMACIÓN ADICIONAL

lunes, 27 de septiembre de 2010

HOMENAJE A SASHA, LA PERRITA ANTIEXPLOSIVOS HEROE DE COLOMBIA

El soldado que estaba con la única baja en las Fuerzas Especiales que llegaron al 'búnker' de 'Jojoy', dice que una granada de mortero lo dejó a él herido y a su compañera, muerta.

Como ya lo había hecho decenas de veces, el soldado profesional Romero se preparó para deslizarse desde su helicóptero a través de una soga, hacia la manigua tupida. Lo único que sabía era que allí había un campamento de las Farc. 'Sasha', la perra antiexplosivos a la que cuidaba desde hacía cinco años, bajó con él, pegada a su cuerpo por un arnés.
Él fue uno de los primeros militares que entraron al refugio del 'mono Jojoy' en la sierra de La Macarena, y también uno de los primeros heridos por las minas sembradas por los guerrilleros, para proteger a su máximo jefe de guerra.
Hoy, después de la operación más exitosa de la Fuerza Pública en la historia de la lucha contra las Farc, el soldado se recupera en el Hospital Militar de tres heridas por esquirlas. 'Sasha', como lo dijo el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, fue la única baja de la Fuerza Pública.
El periódico EL TIEMPO habló con el soldado. 
Sin saber en qué consistía la operación para la que se estaban embarcando desde la medianoche del martes, él y sus compañeros salieron de las bases de Larandia (Caquetá) y San José del Guaviare, rumbo al norte.
Cuando saltó del helicóptero, empezó una balacera que, admite, nunca había visto en más de 15 años como soldado profesional. "Estaba oscuro, había mucho viento, los helicópteros se movían de lado a lado y en la zona había muchos árboles que dificultaban la caída por las cuerdas. Hasta ahí no pasaba nada, pero después fue impresionante. Nunca había oído tanta bala en mi vida", cuenta.
El soldado, perteneciente al Batallón Albán, con sede en Villavicencio (Meta), fue notificado a comienzos de semana sobre una operación que desarrollarían en un lugar cercano a La Macarena.
Entonces empezó a preparar a 'Sasha', organizó su equipo de campaña, llamó a su familia para que estuvieran tranquilos y rezó, pero no mucho, porque pensó que iba a ser una operación como otras.

Fuego cruzado impedía avanzar. 
Pero esa percepción le empezó a cambiar cuando vio la cantidad de 'Fuerzas Especiales' que iban a entrar con él a la selva: no sólo del Ejército, sino de la Infantería de Marina y de la Policía.
A las dos de la mañana del miércoles, ya estaba listo, en uno de los grupos de 12 hombres que bajarían por tandas de por lo menos 30 helicópteros.
Su peso se había doblado al cargar chaleco antibalas, visor nocturno, equipo de campaña y "mucha munición".
Su misión en la 'Operación Sodoma' era ubicar los campos minados con la ayuda de 'Sasha' y abrir así camino seguro para sus compañeros.
Tres minutos después de caer a tierra, el silencio de la zona montañosa se rompió por un combate tan fuerte que lo dejó sordo por algunos segundos. Entonces, cuenta, empezó a subir una pequeña cuesta hacia lo que se veía como un campamento.
El sonido de las bombas y los disparos de lado y lado era tan fuerte que se dificultaron las comunicaciones para seguir avanzando y las luces de las explosiones sirvieron para iluminar la madrugada y saber por dónde seguir el camino.
"Los teníamos a 20 metros, muy cerca, eran muchos hombres, no podíamos avanzar para detectar las minas por la gran cantidad de disparos (...) Nos tocó avanzar con el riesgo de caer en las trampas sembradas por los anillos de seguridad de 'Jojoy'.

Una granada de mortero que les lanzaron desde lo alto cortó su avance. 'Sasha' murió instantáneamente y él resultó herido en el brazo izquierdo y con un zumbido en sus oídos que aún persiste.
Durante seis horas permaneció en el sitio, con el cadáver de la perra antiexplosivos a su lado a la que no dejaría jamas abandonada, y asistido por un enfermero. Pero durante ese lapso no cesó por un segundo el combate y, al mediodía del miércoles, lo sacaron de la zona en una nave de la Fuerza Aérea de Colombia.
Sólo se enteró de que había participado en la operación más importante contra las Farc cuando llegó a la base militar de La Macarena y vio el alborozo de sus compañeros de armas por la muerte de uno de los guerrilleros que más daño le han causado al país.
Su compañera 'Sasha' fue trasladada a Bogotá en el mismo avión en el que fue movilizado el cuerpo de 'Jojoy', y será sepultada en la escuela de entrenamiento de perros, del Ejército, ubicada en el sector de San Cristóbal, en el sur de Bogotá.

Perrita antiexplosivos estaba a cuatro meses de su pensión
'Sasha', la perra que murió en el ataque al campamento del jefe militar de las Farc, era una labrador de cinco años de edad; su especialidad era la detección de sustancias explosivas.
Tras 14 semanas de intensa capacitación en la Escuela Canina del Ejército, en Bogotá, se graduó y fue enviada con su guía a una unidad militar de Barranquilla.
Prestó sus servicios en seis batallones contraguerrilla y, por la gran cantidad de campos minados detectados, fue enviada a una de las unidades élite de las Fuerzas Militares que operan entre los departamentos de Meta y Caquetá. Tan sólo en el último año había logrado detectar al menos 100 campos minados, con lo que evitó que civiles y soldados de unidades militares del departamento del Meta cayeran en las trampas sembradas por las Farc y quedaran mutilados o perdieran la vida.
Como premio por sus servicios prestados al Ejército, y ante la cercanía de su pensión, sus superiores habían decidido no sacarla más a las zonas de combate y las últimas semanas se encontraba en Villavicencio, cumpliendo requisas de vehículos y paquetes.
El día que se planeó la 'Operación Sodoma', los uniformados de la zona consideraron que necesitaban un animal que les diera toda la confianza de que podía detectar las minas sembradas por los guerrilleros en los alrededores del campamento y, por eso, 'Sasha' fue llamada nuevamente al servicio.
El soldado que la entrenó había pedido a sus superiores autorización para que su familia se quedara con la perra, una vez se pensionara, permiso que había sido concedido. Sin embargo, el animal perdió la vida al recibir el impacto de una granada y fue sepultado, con honores, en el sur de Bogotá.

No hay comentarios: