La agencia EFE, publico en su web de noticias, y luego reproducido por diferentes portales de defensa, el pasado 09 de junio, que el Gobierno de Chile invitó al de Perú a ratificar conjuntamente la Convención sobre las Municiones de Racimo, que entrará en vigor a partir del próximo 1 de agosto.
Así lo anunció el canciller chileno, Alfredo Moreno, después de participar en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Lima, ocasión que aprovechó para cursar la invitación a las autoridades peruanas.
"He invitado a nuestro hermano país del Perú (...) a que juntos ratifiquemos esta convención, y al resto de países de la OEA a sumarse prontamente a esta iniciativa", dijo Moreno. El ministro de Relaciones Exteriores chileno intervino en la clausura de una Conferencia acerca de la Convención sobre Municiones de Racimo inaugurada este lunes en Santiago, a la que asistieron representantes de más de 80 países y más de un centenar de activistas de Organizaciones no Gubernamentales (ONG). Alfredo Moreno señaló que la invitación a ratificar la Convención busca dar un nuevo impulso a una iniciativa lanzada por Perú en 2007, que quería convertir a América Latina y el Caribe en una zona libre de armas de racimo, como ya sucede con el armamento nuclear. "La idea de Perú estaba quedando sobre la mesa desde 2007 hasta ahora, y lo que hemos propuesto es que le demos nueva energía a esto partiendo por nuestros dos países (...) firmar las ratificaciones de este tratado", dijo el canciller.
De concretarse, significaría un nuevo acercamiento entre ambos países en materia de armamento, luego que el 28 de mayo pasado los ministros de Defensa anunciaran que buscarán un sistema para transparentar y homologar conjuntamente el gasto militar.
El jefe de la diplomacia chilena indicó que su país apoyó "decididamente" la Convención, firmada en Oslo en diciembre de 2008, y que ahora solo debe ser ratificada, después de su aprobación el pasado 18 de mayo en el Senado.
La Convención sobre las Municiones de Racimo, que prohíbe su empleo, desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento, conservación y transferencia, ha sido adoptada por 106 países, 36 de los cuales ya la han ratificado.
En América Latina, tan solo Argentina, Venezuela y Brasil, que además produce ese tipo de armas, no se han sumado a la iniciativa.
La Convención entrará en vigor el próximo 1 de agosto, mientras que del 8 al 12 de diciembre próximo se celebrará en Laos la I Reunión de los Estados Parte del tratado.
Una bomba de racimo CBU Mark 20 «Rockeye II».
Una bomba de racimo o bomba «clúster» es una bomba de caída libre, o dirigida, lanzada desde el aire o desde la superficie, que al alcanzar una cierta altura medida por un altímetro, se abre dejando caer cientos de sub-municiones o bomblets de diversos tipos, de alto poder explosivo, antipista, antipersona, perforantes, incendiarias, etc. Las submuniciones esparcidas tienen un rango de fallo de entre el 5% y 30%, por lo que pueden quedar bombas enterradas sin explotar siendo peligrosas tiempo después de terminada la guerra, especialmente a los niños por sus formas llamativas, como pelotitas de tenis o latas de refrescos. Varios países han usado este tipo de arma en conflictos diferentes a pesar de causar problemas muy serios bajo el derecho humanitario internacional. Rusia las usa en Chechenia, el Reino Unido las usó en Kosovo e Iraq, Estados Unidos utilizó estas bombas en Afganistán, Kosovo, Laos e Iraq, entre otros. En Iraq se estima que entre los Estados Unidos y el Reino Unido ya se han lanzado cerca de un millón. Una campaña internacional, la Coalición de las Bombas de Racimo fue establecida en el 2003 para parar el uso, la producción, la transferencia y el almacenamiento de estas armas. Hoy en día, más de 160 ONG de todo el mundo se están dedicando a la educación, la investigación, y la presión a diferentes gobiernos para cambiar sus políticas acerca de estas armas. No obstante los fabricantes de estas armas han desarrollado importantes esfuerzos en los últimos años para minimizar los peligros de las municiones no explotadas, incorporando mecanismos de autodestrucción pasado un lapso de tiempo y aumentando los controles de calidad para reducir el porcentaje de municiones defectuosas.
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