El viernes pasado en la tarde, el canciller chileno Alfredo Moreno sostuvo una extensa reunión en el palacio presidencial de la La Moneda con el Presidente Sebastián Piñera. A la salida, el ministro hizo un gesto de apoyo a la postura de Colombia tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Bogotá y Caracas, decretada el jueves por Hugo Chávez.
Este último había anunciado esta medida luego que el gobierno colombiano de Álvaro Uribe denunciara el mismo jueves en la OEA -exhibiendo fotografías- la presencia de guerrilleros de las FARC en territorio venezolano. Hecho que ha sido negado tajantemente por ese país.
En ese contexto, Moreno no sólo hizo ayer un llamado al diálogo entre ambas naciones, "que permita ir superando las dificultades que tienen". En un alineamiento con la postura de Uribe, agregó que este proceso "también permita tener las condiciones para luchar contra el terrorismo y contra el narcotráfico, problemas que no sólo afectan a esos dos países amigos, sino también a todos los del continente".
Los dichos de Moreno se produjeron poco después de que el Departamento de Estado de EE.UU. pidiera tomar "en serio" e investigar la denuncia de Colombia.
La señal chilena hacia Bogotá se produce en la víspera de la visita que realizará el Presidente electo de ese país, Juan Manuel Santos, quien cenará con Piñera la noche del domingo y sostendrá un nuevo encuentro con el gobernante en un almuerzo el lunes en La Moneda. Piñera, además, viajará a la asunción de Santos el 6 de agosto, en Bogotá.
Presión de la Alianza
Según dicen en el Ejecutivo, la Cancillería chilena ha monitoreado al detalle el fuerte quiebre entre Colombia y Venezuela. Y en el Gobierno dicen que será uno de los temas fijos de la conversación entre Piñera y Santos, quienes comparten una afinidad política y una estrecha relación personal. En ese contexto, desde la coalición gobernante, Alianza por Chile, han realizado reservadas gestiones para que La Moneda asuma un rol visible de respaldo a la postura colombiana.
El jueves en la tarde, el senador oficialista Jovino Novoa (UDI) telefoneó al canciller Alfredo Moreno. En el diálogo, dicen en el oficialismo, se abordó la necesidad de que Chile diera alguna señal en favor de Uribe. El argumento del senador fue que las FARC han sido vinculadas a la preparación militar de grupos violentistas mapuches, por lo que cualquier intento de ayudarlas -en este caso de Venezuela- afecta a Chile.
"Chávez no puede pretender que ante las evidencias de ayuda de su gobierno a las FARC, el resto de América Latina se mantenga indiferente", dijo ayer Novoa.
Con todo, el ministro habría pedido cautela. Porque más allá de la postura en la Alianza, en Palacio reconocen que se trata de un escenario complejo y que se debe manejar con señales sutiles, por dos razones.
-Primero, porque el propio Chávez fue explícito en dejar abierta la puerta para que tras el fin del período de Uribe, sea Santos el que trabaje por normalizar las relaciones. Un objetivo que el nuevo Mandatario colombiano ha mencionado como una de sus prioridades. Así, endurecer las posturas podría complicar el escenario al propio Santos.
-En segundo lugar, en Santiago mencionan que cualquier señal dura hacia Caracas podría reabrir la polémica de la última semana, cuando Chávez -más el Parlamento y el Consejo Electoral venezolano- criticó el acuerdo del Senado chileno de enviar observadores a las elecciones parlamentarias de septiembre.
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