El presidente estadounidense, Barack Obama, supo de la existencia de la red “ilegal” de espías rusos ya el 11 de junio, mucho antes de que fueran arrestados y de que su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, le visitase en Washington. Así lo aseguró ayer a un grupo de periodistas un funcionario de la Casa Blanca que pidió no revelar su identidad.
Según su testimonio, el informe presentado a Obama hace un mes durante una reunión en el Despacho Oval empezó a ser elaborado en febrero por la CIA, el FBI y el Departamento de Justicia. Su texto incluía una biografía de cada uno de los agentes, los cargos que se les podía imputar y un análisis sobre las “consecuencias” que para las relaciones con Moscú podría tener el asunto. Se advertía además de que varios de los implicados podrían salir de Estados Unidos durante el verano.
La fuente sostuvo que fue la propia Casa Blanca la que decidió recurrir a un intercambio de espías a fin de solventar el incidente de la mejor manera posible. Una semana después, el 18 de junio, Obama convocó una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y allí se decidió la lista de personas que se exigiría a cambio de los 11 espías rusos. Eran cuatro nombres y el rechazo por parte del Kremlin de siquiera uno de ellos hubiera echado todo por tierra.
Medvédev aceptó la oferta, pero no el día 24 de junio, cuando fue recibido por Obama en la Casa Blanca y comieron juntos en una hamburguesería de Arlington. Entonces, el presidente norteamericano no le dijo nada.
Detenciones tres días después
Las detenciones se produjeron tres días después y, una vez de regreso en Moscú, fue cuando Medvédev dio el visto bueno a los cuatro nombres propuestos por Washington: el científico especialista en armamentos, Ígor Sutiaguin, el antiguo coronel del GRU (inteligencia militar), Serguéi Skripal, el ex informador del SVR ruso (Servicio de Inteligencia Exterior) Alexánder Zaporozhski y Guennadi Vasilenko, del antiguo KGB.
Todos ellos condenados por la Justicia rusa a distintas penas de cárcel por pasar información secreta a EEUU y el Reino Unido o, como en el caso de Vasilenko, por descubrir al doble agente del FBI Robert Hansen.
Tras ser canjeados ayer en Viena por los 10 espías rusos, en una operación muy al estilo de las típicas de la guerra fría, Sutiaguin y Skripal se quedaron en el Reino Unido. Tras la breve escala, el avión llegó horas después al aeropuerto Dulles de Washington con Zaporozhski y Vasilenko a bordo. Sutiaguin, según su familia, no sabe aún si pedirá asilo político en Gran Bretaña o regresará a Rusia.
Los 10 espías rusos arribaron a Moscú ayer por la tarde y se desconoce su paradero. Tampoco se sabe nada del undécimo agente, Robert Christopher Metsos, nombre probablemente falso, que huyó de Chipre tras ser puesto en libertad bajo fianza.
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