Cuando se cumple hoy un año de las protestas populares en Irán, reprimidas a sangre y fuego, la líder del principal grupo opositor en el exilio denuncia la «esterilidad del diálogo» con Teherán
Rajavi encabeza el NCRI, agrupación opositora con sede en París— así como su polémico brazo, la Organización de los Muyahidín del Pueblo de Irán (PMOI). Cuenta con miles de seguidores exiliados por todo el mundo, pero su evolución de islamistas de izquierdas anti-Shah hasta el apoyo a Bagdad en la guerra Irán-Iraq no los ha hecho muy populares en el interior según el especialista de ABC en la región Mikel Ayestarán. Han sido acusados desde ser una secta, a actividades terroristas, y Teherán dice haber arrestado a miembros durante las protestas populares, pero la UE y el Congreso de EE.UU. les han suavizado recientemente el tratamiento y es de destacar que fueron los primeros en obtener pruebas del programa nuclear de Teherán (Natanz y Arak), en 2002, aunque otras acusaciones han resultado infundadas.
«¿Usted cree que una ETA que pudiera ofrecer al pueblo vasco la supremacía nuclear tendría algún interés en dialogar con el gobierno de Zapatero?» La primera pregunta la hace la entrevistada, muy a sabiendas de la devoción dialogante del gobierno español, que va a concluir su semestre a cargo de la Unión Europea.
Sin variar la mirada verdosa Maryam Rajavi lanza frases como si agitara el puño en una manifestación: «30 años de intentar aplacar a esta dictadura fanático-religiosa, claramente no han servido para nada más que para prolongar el sufrimiento de los iraníes y deteriorar la seguridad en toda la zona».
Rajavi quiere enviar un mensaje concreto al gobierno español, como presidente de turno de la UE: «No a una intervención militar, pero no también a más diálogos huecos».
La esposa del también dirigente Massoud Rajavi entiende el miedo a la bomba de los israelíes y de cualquiera: «Un régimen al que no le ha temblado la mano para matar a 120.000 de sus propios ciudadanos ¿qué no haría con otros?»
Como tantos iraníes, dentro y fuera, da por descontado que Teherán «lo que busca es la bomba», tras sus excusas energéticas. «Ahora que ven desangrarse sus apoyos internos, agita el señuelo del orgullo nuclear».
En los últimos meses, la frustración ha llevado a EEUU, Reino Unido, Francia y Alemania a pedir un endurecimiento de las sanciones, una línea que por primera vez parece secundada por Rusia y tal vez China. «Tiene que haber una política firme que corte las relaciones políticas y económicas, porque el pueblo iraní ha decidido salir a las calles y necesitan el respaldo de la Unión Europea y los EE.UU.»
«Zapatero y los líderes europeos deben juzgar a partir de la experiencia de estos años y dejar de pedir negociaciones con este régimen. Durante años Europa y los EE.UU. han intentado esa vía sin obtener nada y, sin embargo, con esa estrategia de bajar las orejas el régimen de los mulás ha obtenido tiempo para acercarse a su objetivo de la bomba».
Pero Rajavi advierte contra todo ataque militar: «Sólo necesitamos que Occidente legitimice nuestras protestas y apoye decididamente al pueblo de Irán».
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