El director ejecutivo de los Servicios Industriales de la Marina (SIMA-PERÚ), contralmirante Jasón Saavedra, destacó la voluntad del Poder Ejecutivo de potenciar la industria militar, ya que permitirá al país tener libertad de acción en el contexto internacional para fabricar su propio material de defensa. Como ejemplo esta la próxima entrega de una cañonera fluvial.
"Vale decir, no depender de tecnologías extranjeras para nuestras unidades de defensa", subrayó Saavedra tras asegurar que tiene las instalaciones y la capacidad necesaria para construir unidades navales para la defensa en sus tres centros de operaciones: Callao, Chimbote e Iquitos.
Recordó que en la década de los 90, los astilleros de SIMA-Callao construyeron las fragatas misileras Carvajal y Montero, mientras que en los de Chimbote se fabricaron patrulleras marítimas que hoy operan para la Dirección General de Capitanía y Guardacostas.
"Y lo acaba de hacer en Iquitos, donde estamos por comisionar una cañonera fluvial, que es el primer buque de guerra que se construye en la amazonía peruana en nuestro astillero de SIMA Iquitos", precisó en declaraciones a la agencia Andina.
Reconoció, sin embargo, que los presupuestos para la reactivación de estos programas requieren de una decisión política que está por encima de la concepción operacional que puedan tener las Fuerzas Armadas para su repotenciación.
Transferencia de tecnología
Destacó también la conveniencia de realizar estos proyectos mediante transferencia tecnológica de algún país desarrollado, a través de una alianza a nivel de Estados, para adquirir la tecnología que permita al Perú estar en condiciones de soportar tecnológicamente unidades modernas.
Explicó, por ejemplo, que el SIMA está en condiciones de poder recibir esa tecnología para después mantener esa condición de soporte tecnológico a nuevas unidades.
"El SIMA, además de ser astillero que funciona como una empresa, tiene un rol importante al ser el arsenal de sostenimiento de nuestra Armada", puntualizó.
Resaltó que la reactivación de la industria militar, en el caso particular del SIMA, generaría un considerable número de puestos de trabajo directos e indirectos.
«Si hablamos por ejemplo de construir cinco buques simultáneamente, podríamos hablar de 4.000 hombres trabajando en el astillero. Y hay que pensar que por cada puesto de trabajo hay alrededor de diez puestos de trabajo indirecto", manifestó.
Agregó que al país le resultaría más barato construir sus propias naves en sus astilleros que comprar dichas unidades armadas en el extranjero.
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