*Rafael Rincón – Urdaneta Z. es Administrador de Empresas; Magíster en Estudios Internacionales y Doctorando en Estudios Americanos, así como graduado de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile (ANEPE). Inició su carrera en la industria transnacional de exploración y explotación petrolera, en las áreas administrativas y técnico – operativas de Preussag Energie GmbH (Alemania). Ha sido consultor gerencial, tanto en Venezuela como en Chile, y es miembro del directorio de las empresas de su familia.
Beneficiarios de las "petrocasas" construidas en Chincha, localidad ubicada a 200 km al sur de Lima, Perú.
Si hubiéramos de enumerar qué cosas han dado tan inusual notoriedad a la Venezuela actual, no cabe duda que la desbordante generosidad que caracteriza la diplomacia venezolana disputaría el primer lugar. Recién el 7 de noviembre se anunció que "Venezuela construirá y donará 2000 viviendas para pobres en República Dominicana", iniciativa que apenas si sumará monedas al ya ingente caudal de petrodólares que, en forma de donaciones, exoneraciones de deuda, descuentos en la venta de petróleo, préstamos y créditos filantrópicos, baña incesantemente el Caribe y toda América Latina, así como multitud de afortunados países de los cinco continentes. Tractores, puentes, casas, aeropuertos, equipamientos militares, combustible, dinero, programas sociales y alimentos son sólo algunos ítems de la infinita lista de presentes. Honduras, Cuba, Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Ecuador, Paraguay, Indonesia, Níger, Mauritania, Malí, Uruguay y hasta el Reino Unido1 se cuentan entre otros dichosos beneficiarios, amén de organizaciones y movimientos políticos admiradores del chavismo en todo el mundo
Cualquier administrador medianamente competente, o quizás algún ciudadano vigilante del destino de sus impuestos y de los fondos públicos, encontraría serias dificultades para justificar erogaciones que, según algunos cómputos, duplicaban ya en 2008 el Plan Marshall para la reconstrucción de aquella Europa hecha añicos tras la Segunda Guerra Mundial2:
Preguntan curiosos cómo es esto posible en un país azotado sin compasión, entre tantísimos flagelos, por la más desenfrenada delincuencia, la pobreza, el desempleo, el férreo control de acceso a divisas extranjeras, la escasez de productos básicos y, según titulares de estos días, por los más severos racionamientos de electricidad y de agua de las últimas décadas. ¿Qué sentido tiene someter las arcas nacionales a tan voraz depredación?. Aún si Venezuela gozara de un soñado bienestar socioeconómico, habida cuenta de los más elementales principios administrativos, está claro que tan caudalosos egresos pasarán irremediablemente factura a la salud de la economía.
En las estaciones de buses de Londres, afiches con el sello del "Bolivarian Government of Venezuela" anunciaban que la revolución financiaba pasajes a mitad de precio para 250.000 londinenses de escasos recursos. El nuevo alcalde, Boris Johnson, anunció en 2008 la suspensión del acuerdo firmado por su predecesor, alegando que los londinenses debían sentirse incómodos porque tales costos corrían por cuenta de "un país donde muchas personas viven en la extrema pobreza"
Partamos por lo evidente: un rasgo distintivo - que no el único - de la revolución chavista es empleo del populismo como método para alcanzar y preservar el poder, aunque para lo segundo sirvan igualmente la fuerza y la coerción. La práctica populista es, en muchas sociedades, pilar principal de la legitimidad, incluso en contextos de ejercicio autoritario del poder, pues el sólo uso de la fuerza carece de garantía ilimitada, genera resistencias y aporta mucho menos a la legitimidad que la complacencia populista. El populismo en la sociedad venezolana no fue ni inventado ni introducido por Hugo Chávez, sólo que él, con los bolsillos petroleros más rebosantes de la historia venezolana, lo ha explotado sin descanso. Y aquí explicamos el "cómo es posible": Hugo Chávez no sólo ha tenido la fortuna de aprovechar la más alta cotización del barril de petróleo, sino que además cuenta con plena libertad para disponer del tesoro. No hay institución venezolana fuera de completo control revolucionario, incluido el Banco Central de Venezuela. Adicionalmente, la incondicional adherencia a la Revolución Bolivariana y la obediencia a su comandante son imprescindibles para ejercer cualquier cargo público, desde el más bajo hasta el más encumbrado. Ello vale, naturalmente, para quien pretenda ser juez, magistrado, ministro, fiscal o contralor.
Entendiendo que los límites institucionales son inexistentes, y sabiendo que la Asamblea Nacional venezolana funciona como la de un régimen de partido único - no hay oposición en su interior -, sólo queda cuestionarse cómo se controla un eventual descontento en la población, a propósito de los costosos obsequios financiados por las arcas públicas. En primer lugar, la política exterior es de escaso o nulo interés entre los ciudadanos comunes, muchos de los cuales reciben directa o indirectamente la dádiva revolucionaria o dependen del Estado. Y para el simpatizante chavista más enamorado, esta es una muestra de la inmensa bondad y la sincera vocación redentora de su líder. Pero si estallara una manifestación contestataria importante, esta sería catalogada como "una conspiración imperialista fomentada por Washington para desestabilizar el gobierno (quizás con intenciones magnicidas) y sofocada inmediatamente". Dicho sea que el disidente y el opositor son esos execrables "enemigos del pueblo" - agentes de la CIA, paramilitares, lacayos del Imperio,etc - merecedores de desprecio y castigo. Así, entonces, el favor del populista más la represión del hombre fuerte, del caudillo, hacen la fórmula de control interno
(en otra ocasión hablaremos del adoctrinamiento ideológico).
Por otra parte, el sentido que tiene el dispendio económico en el exterior está ligado a la naturaleza y alcance del proyecto bolivariano - ya explicado en notas anteriores -, que supone la conformación de una unión de repúblicas socialistas latinoamericanas y caribeñas; léase la Patria Grande extendida desde el Río Grande (México) hasta la Patagonia (Argentina y Chile). El regalo forma parte del cortejo, del galanteo que seduce a otros pueblos y gobiernos con el objeto de consolidar, no el prestigio y la imagen del país para los negocios y para un sitial respetable en el sistema internacional, sino el atractivo del proyecto bolivariano socialista y el liderazgo de Hugo Chávez. Añadamos que tales favores son muy efectivos para manejar las voluntades políticas de los gobiernos en los foros internacionales - en la OEA, por ejemplo - y para neutralizar posibles críticas sobre los aspectos más polémicos del proyecto chavista.
En conclusión, la sistemática y costosísima práctica populista en la política exterior venezolana se funda sobre la convicción de que Hugo Chávez no es un líder nacional, sino regional; un mesías que ha de encantar a las masas latinoamericanas y caribeñas, porque su pueblo es ese y no sólo el venezolano. Venezuela no es más que una rica plataforma petrolera de considerable fortaleza geopolítica y el epicentro revolucionario continental. Según esta concepción, estamos hablando de invertir recursos para construir la legitimidad política regional que facilitará la aceptación del bolivarianismo continental; la colocación, en cada país, de gobiernos afines al proyecto chavista y la concreción del sueño bolivariano y socialista. Resultados concretos y verificables vemos en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, por sólo citar los más emblemáticos estados cercanos a Caracas. Mas recordemos asimismo los líderes locales, movimientos sociales y partidos políticos que en varios países simpatizan con Chávez, o los procesos electorales donde su mano ha intervenido. Un ejemplo más dramático aún, considerando las consecuencias, es el de Honduras, donde la sociedad y las facciones políticas llegaron a la polarización en torno a la figura de Hugo Chávez.
Así las cosas, podríamos pensar que tan violentos desembolsos llenarán un océano de lágrimas cuando haya que lamentarlos, en especial por cuanto se ha sacrificado y dejado de hacer para resistir el ritmo exportador de la industria populista venezolana global. Podríamos recurrir a mil y un argumentos administrativos, económicos o políticos para terminar etiquetando como locura la repartija bolivariana. Y puede que Venezuela haya perdido la oportunidad de su vida. Sin embargo, para Hugo Chávez, convencido de la irreversibilidad revolucionaria y de la magnificencia histórica de su proyecto, su liderazgo internacional y la pavimentación del camino hacia el socialismo en toda la región no tienen precio.
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1 Sí, específicamente la Alcaldía de Londres mientras estuvo a cargo Ken Livingstone, agradecido amigo de la revolución.
2 Sumando sólo lo pública y oficialmente conocido, de unos US$ 33.000.000 habla una estimación dada a conocer en julio de 2008 y en US$ 53.000.000 ubica la cifra otro cálculo publicado en enero de 2009.
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