PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

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lunes, 21 de diciembre de 2009

EL OCASO DEL ALBA

*Huber Matos Araluce
www.cubalibredigital.com
Con cuatro horas de discursos concluyó, el lunes 14 de diciembre, la VII Cumbre del ALBA (Alianza Bolivariana de Nuestra América) en La Habana. El ALBA está compuesta por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda. Fundada hace cuatro años por Fidel Castro y Hugo Chávez, el ALBA ha sido una tribuna de ambos. Su íntima relación personal le ha puesto el sello a este instrumento de agitación política. 
El gran ausente fue el anciano dictador de Cuba, del que se proyectó un video con imágenes viejas. Chávez dijo que había visitado a Fidel y que, cuando se despedían, casi se lo trae; pero, aunque con los ojos Fidel le decía que quería, no se montó en el auto. Teniendo en cuenta la obsesión escénica de Castro: ¿Quién o qué evitó que asistiera a la Cumbre del Alba?

Chávez dijo que, como Fidel lo calcula todo “científicamente”, no quiso entregarle a él en ese momento - el de la visita - la carta que Chávez leería en la Cumbre. Fidel le dijo que se la enviaría. Chávez aclaró que Fidel no le entregó la carta para que él no se enterara con anticipación de su contenido y eso, según Chávez, fue un cálculo científico de Fidel. Así son las cosas del ALBA, donde la desconfianza entre aliados es una ciencia. 
El encuentro fue una repetición de demagogia antimperialista y de la desprestigiada teoría de la explotación de los países ricos contra los pobres; los ricos son ricos porque les roban a los pobres; la pobreza no se debe al mal manejo de sus gobiernos. Ni el general Raúl Castro ni el comandante Hugo Chávez tuvieron la capacidad escénica para convertir el evento en algo atractivo para la prensa internacional, salvo CNN. La Cumbre del ALBA también competía con la XV Conferencia sobre el Cambio Climático en Copenhague y una ola de golpizas y arrestos.
Los asistentes a esta cumbre tenían poco de qué alegrarse y bastante de qué preocuparse. La popularidad de Hugo Chávez va en decadencia, los petrodólares no alcanzan y el escándalo de los bancos lo salpica. El general Raúl Castro se refirió en su discurso a la Alianza Bolivariana de Norteamérica en lugar de la Alianza Bolivariana de Nuestra América, –el nuevo nombre del ALBA. ¿Qué tendría en mente? Además, inventó un nuevo tipo de compañía: la “grannacional”, o tal vez trató de decir transnacional y no pudo porque no puede.
La cara de Daniel Ortega parecía reflejar que en la última encuesta el 57% de los nicaragüenses rechaza su labor de gobierno y el 25.8% lo respalda, y la de Patricia Rodas, que fue representando a Manuel Zelaya como Ministra “constitucional”, era pura amargura; el único que dejó entrever alguna tranquilidad fue el boliviano Evo Morales.
Está fresca la herida por el fracaso del ALBA en Honduras. La reelección de Daniel Ortega en Nicaragua es cuestionable. El Salvador no ingresará en el ALBA. Hillary Clinton ha advertido que quienes coquetean con Irán en la región lo harán por su propia cuenta y riesgo. El comandante Chávez y el general Raúl  Castro deben estar preocupados por sus elucubraciones contra Colombia, un juego que se sabe cómo empieza pero no cómo termina. 
Hace cuatro años, con el precio del petróleo por las nubes, el binomio Chávez/Fidel parecía temerario. Pero el desastroso gobierno de Chávez, sus atropellos contra la democracia en Venezuela y sus extravagancias, insolencias e intromisiones contra otros países han demostrado, sin duda, quién es el heredero del comandante en jefe Fidel Castro. Durante este tiempo ha quedado al descubierto el fracaso de medio siglo de estatismo castrista y de represión totalitaria. 
El ocaso del ALBA quedó a la vista con su fiasco en Honduras, donde un pueblo pobre prefirió proteger lo poco que tiene antes que embaucarse con cantos de sirena. El desprestigio de sus dos fundadores fue demostrado el 12 de diciembre de 2009: Según esta última encuesta de Latinbarometro, la popularidad de ambos es la peor en Latinoamérica, de una escala de 1 a 10: Chávez un 3,9 y Fidel un 4. La VII Cumbre del Alba fue su velorio anticipado y el réquiem político del comandante en jefe Fidel Castro.

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