*Antonio Regalado The Wall Street Journal
Cuando Evo Morales, un ex cultivador de coca, ganó la presidencia en 2006, prometió devolverle a la hoja el respeto que disfrutaba en tiempos de los incas. A los agricultores se les permitiría cultivar más coca y su gobierno construiría fábricas para manufacturar productos legales como champú y pasta de dientes de coca. Al mismo tiempo, dijo, lucharía contra las drogas con una política de "tolerancia cero, pero no cero coca".
El área que ocupan las plantaciones de coca ha aumentado 20% en Bolivia desde que Morales llegó al poder, según las Naciones Unidas. La producción de cocaína ha aumentado hasta 65%, dicen funcionarios estadounidenses, al tiempo que traficantes colombianos y mexicanos se han establecido en el país. Los países vecinos de Bolivia se quejan de que están siendo fustigados por la cocaína que está fluyendo a través de sus fronteras.
"Bolivia se ha convertido en el punto de menor resistencia en la comercialización de la droga", dice Eduardo Gamarra, politólogo de la Universidad Internacional de Florida.
Bolivia no es Colombia ni México, donde las drogas han llevado a un conflicto armado y asesinatos atroces. Pero hay señales de que el narcotráfico se está expandiendo con rapidez. La policía boliviana este año descubrió un laboratorio de cocaína que estima era capaz de producir casi 100 kilos de cocaína al día, con un valor en la calle de más de US$5 millones.
"Todo el mundo en Bolivia se está enriqueciendo con la producción de droga... empieza a carcomer los cimientos del país y no pasará mucho tiempo antes de que las organizaciones del narcotráfico puedan secuestrar al gobierno", dice Nicholas Kolen, director de la sección para el Caribe y Latinoamérica de la Oficina Global para el Cumplimiento del Orden de la DEA.
Morales, un indígena aymara, se dio a conocer como el líder de un sindicato de cocaleros que luchó contra los programas de erradicación de coca financiados por EE.UU. Con bloqueos de carreteras y protestas, ayudó a derrocar a dos presidentes. En 2006, fue electo presidente por un amplio margen.
La nueva Constitución boliviana, aprobada durante el gobierno de Morales, considera a la hoja de coca como "patrimonio cultural". Hace poco, ante los fotógrafos, Morales masticó coca con el cineasta estadounidense Oliver Stone. En marzo, viajó a Viena e hizo lobby ante las Naciones Unidas para sacar a la hoja de su convención de 1961 contra los narcóticos, bajo la cual masticar la hoja es ilegal. El año pasado, su gobierno expulsó del país al embajador de EE.UU. y a la DEA, la agencia contra el narcotráfico estadounidense. Ambos niegan las acusaciones de Morales de que conspiraban en su contra.
La postura de Bolivia frente a la coca contrasta con la actitud en Colombia, donde la coca es ilegal y la producción cayó 18% en 2008 en comparación con un año antes, debido a la fumigación de cultivos y un plan antinarcótico respaldado por EE.UU. conocido como "Plan Colombia". EE.UU. y Colombia firmaron una expansión en la cooperación militar.
La mayor parte de la coca del mundo aún se cultiva en Colombia, por lo que el aumento en los cultivos en Bolivia podría ser un efecto secundario temporal de la erradicación en Colombia. Bo Mathiasen, el representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Brasilia, afirma que cree que la causa es la ambigüedad de las políticas de Morales respecto a la coca.
El presidente ha buscado permitir que los agricultores regulen su propia producción, en lugar de enviar a las fuerzas de seguridad para que destruyan cultivos.
Según cifras de la ONU, la producción de coca tanto legal como ilegal crece. Los números más recientes estiman que la cosecha de 2008 fue de más de 30.000 hectáreas, muy por encima del límite de 12.000 hectáreas establecido por una ley boliviana en 1998. El gobierno de Morales afirma que la ley subestima la cantidad de hoja de coca necesaria para fines legales como masticar la hoja y té, y estableció un límite de facto de unas 20.000 hectáreas.
Funcionarios bolivianos afirman que la lucha contra las drogas va bien sin la presencia de la DEA. Los países vecinos, sin embargo, informan que se contrabandea más cocaína desde Bolivia. "Tenemos un aumento significativo de la confiscación de cocaína", indica Cairo Costa Duarte, director del brazo de inteligencia de la policía federal brasileña.
Hace poco, el gobierno de Morales reconoció que se está produciendo más coca en el país y amenazó que erradicaría hasta 9.000 hectáreas para fin de año ya que los cultivadores no estaban respetando los límites. La federación de coca Chapare, de la que Morales aún es presidente, dijo en julio que planeaba donar US$84.000 en coca a su campaña de reelección en diciembre.
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