Desde junio pasado, El Salvador es gobernado por Mauricio Funes, un periodista que logró que la ex guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) alcanzara su anhelo de llegar al poder por primera vez en la historia del país centroamericano.
Tras asumir y en sus primeras declaraciones, Funes evidenció hacia dónde se alineará El Salvador en el tablero regional y se inclinó por seguir al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Dijo que pretende gobernar más cerca de Estados Unidos que de gobiernos izquierdistas radicales como el del venezolano Hugo Chávez.
"Mis constantes referencias a los presidentes Obama y Lula da Silva como ejemplos -que vienen desde la campaña presidencial- es una consideración muy personal, naturalmente. Los considero a ambos ejemplos de grandes demócratas, de liderazgos a imitar", sostiene el Presidente Funes en contacto con "El Mercurio", poco antes de emprender hoy lunes un viaje a Chile en visita de Estado.
Funes añade que su admiración por Obama radica en que el Mandatario estadounidense debe lidiar contra el prejuicio de algunos sectores y, a la vez, contra una gran crisis en su país que afecta al mundo entero.
"Por su lado, el Presidente Lula -cuya popularidad es evidencia de la alta aprobación popular de su política- es el ejemplo de cómo se debe articular en democracia el crecimiento económico con la inclusión social. Ese es el verdadero desarrollo al que aspiro para mi país y para toda la región".
Funes sostiene su independencia respecto de los ejes de poder en el continente, entre ellos el bloque chavista, al sostener que "no nos mueven cuestiones ideológicas en las relaciones internacionales, sino los intereses de mi país".
Añade que, en ese sentido, habrá un acercamiento con los gobiernos de todo el mundo, puesto que la política exterior es un tema institucional y no personal.
"La política en esa materia de El Salvador es de no alineamiento y de no injerencia", dice.
Sobre Venezuela, añade que habrá acuerdos en temas de interés común y de cooperación, pero insiste en que "como Mandatario no me toca juzgar el liderazgo que pueda desarrollar un gobernante en la región". Luego, recalca: "Será el propio pueblo venezolano el que decidirá con su respaldo o rechazo la incidencia que seguramente seguirá teniendo el Presidente Chávez en el continente y, por supuesto, dentro de la misma Venezuela".
Ante una consulta del surgimiento de regímenes neopopulistas en la región, Funes manifiesta que hay que tener prudencia cuando se analiza esa definición, porque ha habido momentos de la historia latinoamericana reciente en que la expresión "populismo" ha estado cargada de prejuicios hacia movimientos populares democráticos, y aclara que la tentación populista no es exclusiva de gobiernos de izquierda, puesto que también la derecha en El Salvador ha recurrido a prácticas populistas irresponsables.
"En el ámbito económico, el término populismo tiene una acepción muy clara: la aplicación de políticas de demanda que no tienen sostenibilidad financiera y que no toman en cuenta las restricciones macroeconómicas", explica. En ese sentido, el Mandatario puntualiza que su gobierno no caerá en la tentación del populismo porque está comprometido con la estabilidad macroeconómica y con una gestión fiscal responsable.
El Salvador vivió un sangriento conflicto interno (1980-1992) que dejó un saldo de al menos 75 mil muertos y un enorme retraso económico.
Las heridas de la guerra aún está abiertas y hay sectores que abogan por la derogación de la ley de amnistía. A ese respecto, indica: "La ley de amnistía sólo puede ser derogada por la Asamblea Legislativa, que es la que la dictó y no está en la agenda parlamentaria este tema. El gobierno no promoverá un debate en estos momentos en esta materia porque crearía un clima de ingobernabilidad, pero tiene un compromiso ineludible con el respeto irrestricto de los derechos humanos y una política integral de reparación a las víctimas del conflicto".
"Honduras debe recuperar pronto su legalidad y el funcionamiento de las instituciones de la república".
Mauricio Funes dice que su visita a Chile responde al interés mutuo de profundizar los acuerdos comerciales y la relación bilateral, tras el acuerdo de tratado de libre comercio suscrito en noviembre de 2000.
Dice que en lo personal es un admirador de la institucionalidad democrática alcanzada por Chile. "No está de más decir que el modelo economico chileno y de transición hacia la democracia es un referente a nivel Latinoamericano al que observo con especial atención", puntualizo.
Tras asumir y en sus primeras declaraciones, Funes evidenció hacia dónde se alineará El Salvador en el tablero regional y se inclinó por seguir al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Dijo que pretende gobernar más cerca de Estados Unidos que de gobiernos izquierdistas radicales como el del venezolano Hugo Chávez.
"Mis constantes referencias a los presidentes Obama y Lula da Silva como ejemplos -que vienen desde la campaña presidencial- es una consideración muy personal, naturalmente. Los considero a ambos ejemplos de grandes demócratas, de liderazgos a imitar", sostiene el Presidente Funes en contacto con "El Mercurio", poco antes de emprender hoy lunes un viaje a Chile en visita de Estado.
Funes añade que su admiración por Obama radica en que el Mandatario estadounidense debe lidiar contra el prejuicio de algunos sectores y, a la vez, contra una gran crisis en su país que afecta al mundo entero.
"Por su lado, el Presidente Lula -cuya popularidad es evidencia de la alta aprobación popular de su política- es el ejemplo de cómo se debe articular en democracia el crecimiento económico con la inclusión social. Ese es el verdadero desarrollo al que aspiro para mi país y para toda la región".
Funes sostiene su independencia respecto de los ejes de poder en el continente, entre ellos el bloque chavista, al sostener que "no nos mueven cuestiones ideológicas en las relaciones internacionales, sino los intereses de mi país".
Añade que, en ese sentido, habrá un acercamiento con los gobiernos de todo el mundo, puesto que la política exterior es un tema institucional y no personal.
"La política en esa materia de El Salvador es de no alineamiento y de no injerencia", dice.
Sobre Venezuela, añade que habrá acuerdos en temas de interés común y de cooperación, pero insiste en que "como Mandatario no me toca juzgar el liderazgo que pueda desarrollar un gobernante en la región". Luego, recalca: "Será el propio pueblo venezolano el que decidirá con su respaldo o rechazo la incidencia que seguramente seguirá teniendo el Presidente Chávez en el continente y, por supuesto, dentro de la misma Venezuela".
Ante una consulta del surgimiento de regímenes neopopulistas en la región, Funes manifiesta que hay que tener prudencia cuando se analiza esa definición, porque ha habido momentos de la historia latinoamericana reciente en que la expresión "populismo" ha estado cargada de prejuicios hacia movimientos populares democráticos, y aclara que la tentación populista no es exclusiva de gobiernos de izquierda, puesto que también la derecha en El Salvador ha recurrido a prácticas populistas irresponsables.
"En el ámbito económico, el término populismo tiene una acepción muy clara: la aplicación de políticas de demanda que no tienen sostenibilidad financiera y que no toman en cuenta las restricciones macroeconómicas", explica. En ese sentido, el Mandatario puntualiza que su gobierno no caerá en la tentación del populismo porque está comprometido con la estabilidad macroeconómica y con una gestión fiscal responsable.
El Salvador vivió un sangriento conflicto interno (1980-1992) que dejó un saldo de al menos 75 mil muertos y un enorme retraso económico.
Las heridas de la guerra aún está abiertas y hay sectores que abogan por la derogación de la ley de amnistía. A ese respecto, indica: "La ley de amnistía sólo puede ser derogada por la Asamblea Legislativa, que es la que la dictó y no está en la agenda parlamentaria este tema. El gobierno no promoverá un debate en estos momentos en esta materia porque crearía un clima de ingobernabilidad, pero tiene un compromiso ineludible con el respeto irrestricto de los derechos humanos y una política integral de reparación a las víctimas del conflicto".
"Honduras debe recuperar pronto su legalidad y el funcionamiento de las instituciones de la república".
Mauricio Funes dice que su visita a Chile responde al interés mutuo de profundizar los acuerdos comerciales y la relación bilateral, tras el acuerdo de tratado de libre comercio suscrito en noviembre de 2000.
Dice que en lo personal es un admirador de la institucionalidad democrática alcanzada por Chile. "No está de más decir que el modelo economico chileno y de transición hacia la democracia es un referente a nivel Latinoamericano al que observo con especial atención", puntualizo.
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