*Alfredo Rangel,
Revista Semana, Colombia
Ojalá Chávez tuviera un gesto recíproco y le explicara a Suramérica el alcance del acuerdo secreto con Rusia y los que desarrolla con China e Irán.
En contra de los pronósticos y los deseos de nuestra más radical oposición interna, a Colombia le fue bien en Unasur y a Chávez muy mal. Nuestro acuerdo con Estados Unidos fue respetado como una decisión soberana por la inmensa mayoría de los países suramericanos, y sólo fue rechazado por Venezuela, Ecuador y Bolivia. Al igual que cuando Chávez le pidió al mundo reconocer a las Farc como fuerza beligerante, en la condena a Colombia se ha quedado solo. México, Perú, Panamá y Canadá han expresado su absoluto respaldo al gobierno colombiano. El aislado es Chávez, no Colombia.
Este es un excelente resultado que premia la firmeza, la claridad de propósitos y la transparencia de la posición colombiana. En su maratónica gira de tres días por siete países, Uribe demostró que en nuestro acuerdo con Estados Unidos no hay nada que ocultar ni nada secreto, que voluntaria y unilateralmente estamos dispuestos a informar a la comunidad internacional sobre sus alianzas para combatir el narcotráfico y el terrorismo, y que estos acuerdos transparentes no significan un riesgo para nadie. Excepto para narcotraficantes y terroristas. Los 'vientos de guerra' de Chávez no convencieron a nadie. Y, sorprendentemente, fue la Presidenta argentina quien le puso los puntos sobre las íes al invitar a debatir "sin discursos estridentes ni flamígeros" que "crean una situación de beligerancia que en la región nadie quiere".Un aprendiz de miliciano de Hezbolla porta un cartel con la figura de Hugo Chávez
En contra de los pronósticos y los deseos de nuestra más radical oposición interna, a Colombia le fue bien en Unasur y a Chávez muy mal. Nuestro acuerdo con Estados Unidos fue respetado como una decisión soberana por la inmensa mayoría de los países suramericanos, y sólo fue rechazado por Venezuela, Ecuador y Bolivia. Al igual que cuando Chávez le pidió al mundo reconocer a las Farc como fuerza beligerante, en la condena a Colombia se ha quedado solo. México, Perú, Panamá y Canadá han expresado su absoluto respaldo al gobierno colombiano. El aislado es Chávez, no Colombia.
Este es un excelente resultado que premia la firmeza, la claridad de propósitos y la transparencia de la posición colombiana. En su maratónica gira de tres días por siete países, Uribe demostró que en nuestro acuerdo con Estados Unidos no hay nada que ocultar ni nada secreto, que voluntaria y unilateralmente estamos dispuestos a informar a la comunidad internacional sobre sus alianzas para combatir el narcotráfico y el terrorismo, y que estos acuerdos transparentes no significan un riesgo para nadie. Excepto para narcotraficantes y terroristas. Los 'vientos de guerra' de Chávez no convencieron a nadie. Y, sorprendentemente, fue la Presidenta argentina quien le puso los puntos sobre las íes al invitar a debatir "sin discursos estridentes ni flamígeros" que "crean una situación de beligerancia que en la región nadie quiere".Un aprendiz de miliciano de Hezbolla porta un cartel con la figura de Hugo Chávez
Luego de su derrota, la hipocresía y la vanidad de Chávez se están poniendo al descubierto. La hipocresía porque por los mismos días que atacaba a Colombia por su acuerdo con Estados Unidos, su Ministro de Defensa firmaba con el viceprimerministro ruso Igor Sechin un acuerdo denominado 'Estatuto de la Comisión Intergubernamental Ruso-Venezolana para la Cooperación Técnico Militar'. Este acuerdo es secreto. Y se desconoce la forma como regula la presencia de naves y personal militar ruso en territorio venezolano. Ojalá Chávez tuviera un gesto recíproco al de Uribe y le explicara a Suramérica los objetivos y el alcance ese acuerdo secreto y de los que está desarrollando con China e Irán.
Y ojalá que los países que le pidieron explicaciones a Colombia se las pidan también a Chávez, y ellos mismos expliquen sobre sus acuerdos con terceros. Porque hay de cierta hipocresía de quienes se declararon inquietos y molestos con la presencia norteamericana en Colombia, en el preciso momento que sus propios Ejércitos realizaban en Suramérica maniobras militares conjuntas con el Ejército de Estados Unidos. Fue el caso de las maniobras anfibias denominadas Southern Parnership Station que se ejecutaron durante las últimas semanas en Brasil con la participación del país anfitrión y también de Chile, Argentina y Uruguay. ¿Entonces? La alianza de Colombia con Estados Unidos es inquietante, ¿pero la de ellos no debe molestar a nadie?
Y la insoportable vanidad de Chávez. A un visitante colombiano le confesó que se había sentido otra vez maltratado por Uribe, "porque nunca le informó de las bases". Y en una entrevista declaró que "... está bien, con estos compromisos, con esta claridad, así como (en Colombia) ha habido presencia militar (de Estados Unidos) durante los últimos años, que haya algo adicional. Uno pudiera convenir, pero hablando ...". Lo que en realidad quiere Chávez es que no lo ignoren, que lo tengan en cuenta; en su complejo de inferioridad desea que lo reconozcan, y para eso arma sus vociferantes pataletas, con discursos incendiarios y amenazas de vendettas económicas que nunca termina por llevar a cabo. Esto no es un asunto de geopolítica, sino de siquiatría política.
Nuestro acuerdo con Estados Unidos es irreversible. No podemos dejar de defendernos del narcotráfico y del terrorismo por temor a qué dirán los vecinos. Las buenas relaciones con ellos no se deben mantener a costa de nuestra propia seguridad. Les informamos ex post, pero no les consultamos previamente nuestras decisiones soberanas. Por eso en Argentina Uribe dará en público la información que les dio en privado a los presidentes de Unasur sobre nuestro acuerdo con Estados Unidos. Pero dejando claro que eso es un hecho cumplido y que espera reciprocidad de los demás países con respecto a sus alianzas militares con terceros, así como una discusión seria sobre el armamentismo regional y sobre el apoyo de ciertos Estados al terrorismo.
Finalmente. El comportamiento del Polo en esta coyuntura fue desastroso. Los mismos que nunca condenaron el asesinato de los diputados del Valle a manos de las Farc, ahora condenan la ayuda de Estados Unidos para combatir a las Farc. Esto la opinión pública ni lo perdona, ni lo olvida.
Y ojalá que los países que le pidieron explicaciones a Colombia se las pidan también a Chávez, y ellos mismos expliquen sobre sus acuerdos con terceros. Porque hay de cierta hipocresía de quienes se declararon inquietos y molestos con la presencia norteamericana en Colombia, en el preciso momento que sus propios Ejércitos realizaban en Suramérica maniobras militares conjuntas con el Ejército de Estados Unidos. Fue el caso de las maniobras anfibias denominadas Southern Parnership Station que se ejecutaron durante las últimas semanas en Brasil con la participación del país anfitrión y también de Chile, Argentina y Uruguay. ¿Entonces? La alianza de Colombia con Estados Unidos es inquietante, ¿pero la de ellos no debe molestar a nadie?
Y la insoportable vanidad de Chávez. A un visitante colombiano le confesó que se había sentido otra vez maltratado por Uribe, "porque nunca le informó de las bases". Y en una entrevista declaró que "... está bien, con estos compromisos, con esta claridad, así como (en Colombia) ha habido presencia militar (de Estados Unidos) durante los últimos años, que haya algo adicional. Uno pudiera convenir, pero hablando ...". Lo que en realidad quiere Chávez es que no lo ignoren, que lo tengan en cuenta; en su complejo de inferioridad desea que lo reconozcan, y para eso arma sus vociferantes pataletas, con discursos incendiarios y amenazas de vendettas económicas que nunca termina por llevar a cabo. Esto no es un asunto de geopolítica, sino de siquiatría política.
Nuestro acuerdo con Estados Unidos es irreversible. No podemos dejar de defendernos del narcotráfico y del terrorismo por temor a qué dirán los vecinos. Las buenas relaciones con ellos no se deben mantener a costa de nuestra propia seguridad. Les informamos ex post, pero no les consultamos previamente nuestras decisiones soberanas. Por eso en Argentina Uribe dará en público la información que les dio en privado a los presidentes de Unasur sobre nuestro acuerdo con Estados Unidos. Pero dejando claro que eso es un hecho cumplido y que espera reciprocidad de los demás países con respecto a sus alianzas militares con terceros, así como una discusión seria sobre el armamentismo regional y sobre el apoyo de ciertos Estados al terrorismo.
Finalmente. El comportamiento del Polo en esta coyuntura fue desastroso. Los mismos que nunca condenaron el asesinato de los diputados del Valle a manos de las Farc, ahora condenan la ayuda de Estados Unidos para combatir a las Farc. Esto la opinión pública ni lo perdona, ni lo olvida.
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