Por primera vez, el presidente de Bolivia, Evo Morales, reconoció que el narcotráfico se infiltró en las instituciones del Estado, entre ellas, la policía, la justicia y la fiscalía. Sin embargo, acusó a Estados Unidos de ser el responsable de la proliferación del narcotrafico en las instituciones bolivianas(!!!).
"Veo que hay mucha complicidad de algunas instituciones, los miembros de algunas instituciones en la justicia boliviana, pero también algunos miembros de la policía nacional y eso me hace pensar, qué pasa entonces, por qué esa forma de cooptar a nuestros miembros del Estado. Llego a la conclusión que manejan mucha plata", dijo el mandatario satélite del Hugo Chávez en un acto militar. Hizo estas declaraciones luego de que un ajuste de cuentas entre dos bandas rivales de narcos dejara seis muertos, entre ellos, tres de nacionalidad serbia. Tras esos hechos violentos ocurridos en Santa Cruz quedó establecido que de ambos bandos hubo participación de policías bolivianos. "Yo no creía que era tan grande el narcotráfico, no pensaba que el narcotráfico tenía tanto poder económico, pero también siento que se infiltra en los poderes, en las estructuras del Estado, no solamente de Bolivia, sino de todo el mundo", agregó el mandatario.
"Estados Unidos, el culpable"
Sin embargo, el presidente destinó gran parte de su discurso para acusar a Estados Unidos de ser el responsable de esta actividad ilícita. Estados Unidos aun paga una parte de los sueldos de jueces y fiscales en el marco de un programa de ayuda. "Los gobiernos de Estados Unidos en vez de buscar erradicar el narcotráfico sólo protegen, encubren y fomentan el narcotráfico". "Lo usan para el control político de nuestros países", agregó Morales. Sin tomar en cuenta que son los funcionarios del poder judicial y su propia policía la que comete los ilicitos, no quien envia dinero a Bolivia para pagar una fracción de su sueldo. El problema esta en Bolivia. El mayor productor de hoja de coca en el mundo y su presidente, dirigente sindical cocalero que ha ordenado triplicar los cultivos de hoja de coca.
Estas afirmaciones del mandatario se producen un día antes de que llegue de Estados Unidos a La Paz el secretario de estado adjunto para América Latina, Arturo Valenzuela, cuya agenda oficial aún se desconoce.
Según Morales, parte de los salarios de jueces y fiscales antidrogas del país se paga con la cooperación estadounidense y son esos mismos jueces y fiscales quienes liberan a los narcos luego de tenerlos por un corto tiempo en la cárcel.
"Me animaría a decir que (Estados Unidos) incentiva el narcotráfico, cómo es posible que jueces y fiscales que reciben sueldos de Estados Unidos, pueden liberar a esta clase de narcotraficantes", dijo.
Por eso, Morales pidió a las fuerzas armadas que participen en un plan para "nacionalizar la lucha contra el narcotráfico".
Estas declaraciones de Morales ocurren poco después de que el candidato a la presidencia de Brasil por el Partido de la Social Democracia, José Serra, acusara al gobierno boliviano de ser cómplice del narcotráfico porque, según dijo, de otra manera, no se explica cómo es que entre 80% y 90% de la cocaína que llega a Brasil procede de Bolivia. Serra dijo que "es imposible" que llegue desde Bolivia "el 80% ó 90% de la cocaína que se consume en Brasil sin que el gobierno sea cómplice".
Brasil le pone el ojo a la coca boliviana
El tráfico de drogas de Bolivia a Brasil hoy en día es más preocupante para el gobierno brasileño que el gas boliviano suministrado al país, que hasta hace poco era el principal asunto de la agenda bilateral.
El gobierno brasileño quiere intensificar las reuniones con las autoridades bolivianas para, juntos, tratar de encontrar una solución al problema del narcotráfico que se produce desde Bolivia. La preocupación se deriva del aumento de la producción de hoja de coca en Bolivia y del tráfico de pasta base de cocaína a Brasil.
En Brasil, se evalúa si el camino es convencer a Bolivia de erradicar plantaciones ilegales de hoja de coca, algo que sería difícil por la tradición del cultivo en el país. También está en discusión si la lucha debe ser a través de la represión conjunta, la inteligencia y cultivos alternativos rentables. Todas las hipótesis están siendo evaluadas por Brasil. La cuestión de las drogas es objeto de discusión entre ambos países desde 1977. Pero a lo largo de este período se celebraron pocas reuniones para discutir el tema. Ahora, sin embargo, la cuestión es vista como "prioridad" de Brasil y estas reuniones tienden a ser más frecuentes. El aumento en el tráfico de cocaína y pasta base de cocaína ya sido alertado por la Policía Federal de Brasil. Se estima que más del 80% de la cocaína consumida en Brasil cada año proviene de Bolivia. Brasil ha ofrecido, recientemente, el cultivo del palmito para sustituir la hoja de coca en Bolivia. Pero las diferencias entre los ingresos de un producto y otro terminó por archivar la propuesta.
Las autoridades brasileñas se empezaron a preocupar más por la droga boliviana después de que el presidente Evo Morales, ligado con los llamados sindicatos llamados "cocaleros", expulsó del país a la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés). Eran 25 especialistas estadounidenses que trabajaban, principalmente, en el área de inteligencia. El gobierno boliviano no tiene recursos para sustituir esa presencia y espera contar con la ayuda de Brasil, como ya se anunció, con helicópteros y aviones especiales para estas operaciones. Sin embargo, el entendimiento se ha visto entorpecido por la expectativa boliviana de que sea Brasil que se haga cargo de la cuantiosa cuenta. La liberación de los equipos y recursos para combatir el tráfico de drogas debe pasar por el Congreso brasileño y no estaría, según parlamentarios oficialistas, entre las prioridades de Brasil hoy en día.
La mayor producción de hoja de coca en Bolivia ha sido impulsada por el propio gobierno de Morales.
El área de coca cultivada en Bolivia aumentó un 20% entre 2006 y 2008, de acuerdo a datos de Naciones Unidas.
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