El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, advirtió el martes a Gran Bretaña y otros aliados OTAN contra la reducción de la fuerza militar en respuesta a sus crecientes problemas presupuestarios, llamando a intentar ahorrar gastos en otras áreas primero.
Estados Unidos está preocupado de que las medidas de austeridad puedan llevar a los aliados a retirar tropas en Afganistán y más allá, con lo que las fuerzas estadounidenses deberían llenar los vacíos en momentos en que el presupuesto de defensa estadounidense también se encuentra bajo presión. "Claramente la mayoría de los países enfrenta presiones económicas ahora", dijo Gates a periodistas cuando le consultaron sobre reportes de que Gran Bretaña, Alemania y otros miembros de la alianza OTAN consideraban los mayores recortes de defensa desde el fin de la Guerra Fría. "Esperaría que nuestros aliados, antes de considerar reducciones en estructura de fuerza y reducciones más ampliamente en capacidades, vean en general cómo gastan su dinero y asegurar que han hecho una revisión exhaustiva en gastos indirectos y prácticas empresariales", dijo Gates en una conferencia de prensa conjunta en Londres con su par británico, Liam Fox.
Gates dijo que esos ahorros podrían entonces utilizarse para mantener los niveles existentes de soldados y financiar inversiones en "modernización". Esto incluiría nuevos sistemas de armas.
Fox dijo que el nuevo Gobierno británico buscaba formas de reducir el gasto en defensa. "Sabemos que tenemos restricciones financieras", dijo Fox.
La deuda pública en Gran Bretaña, indicó, era "probablemente cerca del equivalente a pedir prestados unos 1,2 millones de libras cada día desde el nacimiento de Cristo". "Por lo que no será un escenario financiero fácil para tomar decisiones", agregó Fox.
El ministro de Defensa alemán, Karl-Theodor zu Guttenberg, ha dejado en claro que se necesitan bruscos recortes de gastos. Periódicos alemanes dijeron que las reducciones de decenas de miles de soldados eran consideradas.
Gates ha dirigido los esfuerzos del Pentágono para reducir los gastos indirectos y terminar ciertos programas de armas, con el fin de liberar más de 100.000 millones de dólares para mantener las fuerzas militares actuales y actualizar su arsenal en los próximos cinco años.
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