PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010
BICENTENNIAL MILITARY ARMY OF CHILE 2010

REPORTAJES ESPECIALES E INFORMACIÓN ADICIONAL

miércoles, 19 de mayo de 2010

ENTRE CAMPOS DE HIELO SUR Y LA HAYA

*Cristian Leyton
Ya habíamos abordado, en ocasiones anteriores, el tema “trasandino”, en particular cuando nos preguntábamos a qué respondía el cambio (o transformación) de la política exterior argentina hacia Chile durante la década del 90 y parte de la actual. Se había transitado desde una postura de animadversión histórica, casi de “enemigos hereditarios” hacia otra, de partners, socios e incluso se llegó a señalar de "Aliados naturales". Chile y Argentina unidos, no separados por la Cordillera. 
Un paso relevante fue buscar resolver todos los diferendos territoriales y fronterizos. Identificar y trabajar los consensos mínimos en vez de aumentar los disensos históricos. Diversas condiciones propias al proceso político interno argentino facilitaron este acercamiento sin precedentes: una clase política trasandina altamente fragmentada que percibe que el nacionalismo había caído en desgracia como motor de cohesión interna luego de la Guerra de Las Malvinas. La clase dirigente argentina se olvido que existía Sudamérica, pero sobre todo olvidó el carácter mesiánico que desde comienzos del siglo pasado había movilizado su política exterior. Simultáneamente puso término a herencia Colonial que había dictado un principio no escrito en su relación con Brasil: Argentina dejaba de ser el actor que encarnaba la “importación” de la rivalidad entre España y Portugal a territorios sudamericanos. Brasil deja de ser la competencia para en la lucha por la hegemonía sudamericana.
Durante décadas (casi dos), la Casa Rosada y su elite política se implicaron en poner “orden” en el sistema interno, sobre todo, mostrar y demostrar a los círculos militares argentinos que el poder civil los dominaba. Para mostrar la fuerza, redujeron sus ingresos en Defensa y desmantelaron parte importante de los sistemas de inteligencia militares. Una autarquía se apoderó de Argentina. Prácticamente desaparece de la escena regional, dejando amplios espacios vacíos que fueron llenados por la Venezuela chavista, por Brasil y otras entidades políticas de menor rango, como Bolivia.
Para Chile este fenómeno trasandino constituyó una ventana de oportunidad. Dos problemas mayores en su frontera norte exigían focalizar recursos de toda naturaleza. El “frente” diplomático y militar “oriental” decaía, en hora buena. Argentina dejaba de ser fuente de inseguridad, la hipótesis HV3 se desvanecía. Se incrementaron las medidas de confianza mutua hasta niveles poco vistos en Sudamérica. El costo para Chile fue alto: Laguna del Desierto.
Hoy parece que nos retraemos en el tiempo. Nuevamente la amenaza de vernos despojados de territorios está presente. Más allá de palabras y abrazos, un hecho es claro: nuestros tres vecinos constituyen Estados revisionistas del status quo territorial. Chile reaparece como un Estado-fortaleza, asediado por todo su espacio continental y necesita, en función de ello, una nueva “Política Vecinal”.
Entre Campos de Hielo Sur y La Haya está la demanda marítima boliviana. En este sentido, seamos cautos ya que diferencia del comercio internacional que no conoce fronteras ni soberanías, el territorio sí. Es tiempo ya que la Política Exterior sea tan disuasiva o persuasiva como la político-estratégica.

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