PRESO POLITICO CUBANO CUMPLE 50 DÍAS EN HUELGA DE HAMBRE SECA

El disidente Guillermo Fariñas, inició su ayuno para exigir la libertad de 26 presos políticos enfermos, un día después de la muerte del preso político Orlando Zapata, tras casi tres meses de huelga de hambre en prisión, en reclamo de mejores condiciones carcelarias

El opositor cubano Guillermo Fariñas cumple este miércoles 50 días en huelga de hambre y sed, con complicaciones por una infección, pero dispuesto a continuar su protesta "hasta el final", según dijo telefónicamente. "Esto continúa hasta el final. Hay momentos en que la muerte es necesaria, y ya estoy condenado a muerte por Raúl Castro", declaró Fariñas, de 48 años, desde el hospital de Santa Clara, 280 km al este de La Habana, donde fue internado el 11 de marzo. "Tenía esperanzas de que fuera a cambiar algo (que el gobierno atendiera su reclamo), pero después del discurso de Raúl Castro no tengo nada que hablar con él. Él quisiera que me rindiera, pero no le daré el gusto", dijo Fariñas. Al referirse a Fariñas, Raúl Castro dijo el 4 de abril que "pase lo que pase" no cederá al "chantaje", y acusó a Estados Unidos y a la Unión Europea de orquestar una campaña para "desacreditar" y "desestabilizar" a la isla, a raíz de las huelgas de hambre de los opositores que lichan por democratizar la isla, tras cruentos 50 años de férrea dictadura comunista encabezada por los hermanos Castro.

Fariñas, psicólogo y periodista, dijo sentirse "agotado" y "con dolores en todo el cuerpo" a causa de la fiebre que le provocó una infección por estafilococo, que los médicos combaten con fuertes antibióticos. Su médico personal, el también opositor Ismel Iglesias, consideró que la nueva infección -estuvo al borde del shock séptico en marzo por un estafilococo dorado- "pone en peligro su vida". "La bacteria podría invadir el organismo, causar el fallo de un órgano o provocar una sepsis generalizada", apuntó. La madre de Fariñas, Alicia Hernández, dijo que su hijo está "muy delicado", pero "mantiene su posición". El Gobierno comunista no reconoce presos políticos -unos 200 según la disidencia- y tilda a los opositores "mercenarios" de Washington.