La ayuda para Haití tras el terremoto destructivo ha comenzado a movilizarse y ya se habla de millones en efectivo para operaciones de rescate, pero las experiencias anteriores en el país indican que vigilar el gasto justo del dinero será un verdadero reto.
La corrupción, la delincuencia, la violencia y otros problemas de seguridad se sumarán a la falta evidente de infraestructura básica en Haití: carreteras seguras, lineas telefónicas, sistemas de energía eléctrica y un sistema financiero sólido que simplemente no existen
Esa situación representará una serie de desafíos complicados para asegurar que la ayuda de los gobiernos extranjeros y organizaciones no lucrativas se gaste de forma adecuada en ayuda para los afectados por el sismo y ante la necesidad de salvar a un país de la pobreza inclemente.
Los esfuerzos anteriores no han sido fáciles. La Oficina de Responsabilidad Gubernamental, la rama de investigación del Congreso de Estados Unidos, tuvo problemas con desastres de dimensiones menores en 2005 y 2006 cuando sus auditores intentaban revisar el uso de casi US$45 millones en ayuda.
La asistencia fue proporcionada por Estados Unidos tras la tormenta tropical Jeanne que afectó a Haití en el 2004, cuando murieron más de 2.000 personas, más de 2.600 resultaron heridas y hubo 300.000 damnificados.
Los inspectores querían visitar los proyectos que se creaban con el dinero para revisar el progreso, pero después de un viaje que los llevó a conocer la realidad de Haití consideraron que era demasiado peligroso como para regresar. De modo que sólo podían visitar los proyectos que parecían seguros.
Mientras que en el verano de 2005 muchos empleados de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que coordina la respuesta ante el terremoto, fueron retirados temporalmente de Haití, según reportes gubernamentales. Después llegó el terremoto. El presidente Barack Obama prometió al menos US$100 millones en ayuda para el sismo. Eso se sumará a un importante gasto del gobierno estadounidense para el desarrollo económico en Haití en los últimos años, por ejemplo para la industria textil del país, asistencia humanitaria, programas ambientales y seguridad, que incluyen el combate al narcotráfico en Haití hacia Estados Unidos.
Otros US$700 millones más se habían destinado a Haití por parte de gobiernos, donadores internacionales y organizaciones no lucrativas en una conferencia de donadores realizada en abril de 2009.
La ayuda ya es destinada a Haití, pero por ahora la atención está puesta en la búsqueda y el rescate de los heridos y en la atención de las necesidades de salud pública tras el desastre, pero después de eso "creo que surgirán muchas preguntas", dijo el representante Russ Carnahande de la comisión de asuntos exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Las acusaciones de corrupción no son nada extraordinario en Haití donde la mayoría de la población sobrevive con menos de dos dólares al día.
El mes pasado, el grupo privado Fundación Heritage para Haití instó al gobierno del país caribeño a completar una auditoría para un programa de atención en desastres por un monto de US4197 millones, con el fin de atender las acusaciones de corrupción sobre cómo se había utilizado el dinero.
El Senado de Haití mencionó esas acusaciones cuando destituyó a la primera ministra Michele Pierre Louis en noviembre y la reemplazó por Jean-Max Bellerive.
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