PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

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BICENTENNIAL MILITARY ARMY OF CHILE 2010

REPORTAJES ESPECIALES E INFORMACIÓN ADICIONAL

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Colombia/Venezuela: Guerra fría en el norte sudamericano.



*Cristian Leyton
Conflicto político, tensión militar y competencia económica, tres características propias de un conflicto que no es directo, pero que si es permanente entre dos Estados o grupos de Estados. Políticas y estrategias de contención, penetración política, inoculación e infiltración de fuerzas irregulares desestabilizadoras, espionaje y contra-espionaje, ingredientes que no pueden faltar y que forman parte inherente de una guerra no declarada, que se lucha en campos de batallas irregulares.

Uso de la fuerza simbólica, reforzamiento de capacidades bélicas ofensivas y defensivas, competencia bélica, satelización de países y espacios geográficos, en fin, la búsqueda por proyectar poder y evitar ser objeto de una “asfixia diplomática, militar o económica”. De esto se trata un conflicto frío, una que estamos observando desarrollarse en el norte de América del Sur. Colombia y Venezuela libran, hoy mismo, una Guerra fría.
El resto de países observan. Algunos aprenden. Otros, sobre todo las potencias mundiales y regionales (o que aspiran hacerlo) miden fuerzas en esos dos mismos países. Colombia y Venezuela, tal vez no lo saben, pero forman parte de los resabios de la última guerra fría mundial entre el gigante Soviético (hoy Rusia) y los Estados Unidos.
Los EE.UU se resisten a dejar la región, si alguien pensó que la indiferencia de la Casa Blanca por Sudamérica era real, se equivocan. Ellos afirman su presencia conteniendo a esta Venezuela chavista no porque se le tema por sus nuevas capacidades bélicas o tal vez el efecto de contagio de su Socialismo del Siglo XXI, sino que más que todo, por la cauta, pero clara presencia de Rusia en la región. Gallitos geopolíticos de alto nivel miden las fuerzas de los antiguos herederos del conflicto entre Occidente y Oriente.


La cristalización de una relación de dependencia político-estratégica colombiana hacia los EE.UU será beneficiosa para Bogotá: hace reposar su disuasión general y específica sobre los hombros de los Estados Unidos, mientras se aboca a luchar contra la insurgencia. El Departamento de Estado de Obama tiene claro que el chavismo no responde a un hecho meramente coyuntural, sino que es estructural. Llegó para quedarse.
En este sentido, la nueva naturaleza de los riesgos y amenazas que se ciernen sobre la región necesitan repotenciar instancias de dialogo en seguridad y defensa, en política exterior y de cooperación. UNASUR, Consejo de Defensa Sudamericano y la OEA deben adecuarse a estas nuevas realidades a fin que ningún conflicto “frío” llegue a transformarse en una Guerra caliente.
Ya lo habíamos señalado en otras líneas, estos tres organismos deben dotarse de sistemas de “alerta tempranas”. Identificar riesgos para la seguridad regional, establecer patrones de escalada de conflictos, estrategias y medios de intervención preventivas. La anticipación implicará, de toda evidencia, inaugurar los antiguos debates relativos a la soberanía. ¿Cuáles deben ser los márgenes de acción y de intervención de estos nuevos órganos políticos, diplomáticos y militares regionales?
La OEA está llamada a reformarse, constituirse en un órgano que busque evitar conflictos y su escalada.
Esta Guerra fría entre Colombia y Venezuela tiene una particularidad: no existe entre ambos países un espacio de “liberación” de tensiones, como fue entre la URSS y los EE.UU. No existe un “espacio” de evacuación de hostilidad. Este “campo de batalla” es, en este caso, la frontera entre ambos países. Peligroso. Una suerte de “no man´s land” en donde paramilitares, traficantes y fuerzas narcoterroristas abundan. El peligro es lógico: una confrontación directa o de “arrastre” entre ambos países. La OEA está llamada a intervenir, hoy, ahora antes que sea demasiado tarde.

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