Dirigentes comunistas Lautaro Carmona Soto y Guillermo Teillier junto a Michel Bachelet.
El Partido Comunista en el Parlamento: ¿Fortalecimiento de la democracia?
*Rafael Rincón – Urdaneta Z. es Administrador de Empresas; Magíster en Estudios Internacionales y Doctorando en Estudios Americanos, graduado de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile (ANEPE). profesor, investigador, ensayista y conferencista estudioso de las cuestiones políticas, de la seguridad y la defensa y de los asuntos internacionales. Miembro fundador del think tank Libertad y Prosperidad trabaja actualmente en la organización de QVADRIGA, grupo de análisis y pensamiento político.
El pacto político entre la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Comunista (PC) fue noticia, más sorprendente, por la extravagancia ideológica que sería una eventual comunidad de intereses entre las partes - el abrazo entre Marx y Maritain (Juan Antonio Coloma dixit) - que sorpresiva, por la conocida izquierdización de una DC chilena que asombra e inquieta a la DC internacional. Pero menos sorprendente y sorpresivo, considerando la proximidad ideológica entre los protagonistas, fue el encuentro que el 20 de octubre sostuvieran la Presidenta Michelle Bachelet y dirigentes del partido Comunista de Chile. El propósito de La Moneda – se asume que la Presidenta actúa en nombre del Estado chileno - es respaldar al PC para lograr representación en el Parlamento. Es deseo de la ya saliente mandataria que el comunismo tenga allí voz y voto, pero igualmente de agrupaciones políticas (las de izquierda en especial) y de muchos ciudadanos (no necesariamente izquierdistas, dicho sea de paso). Se dice que la presencia comunista en el Parlamento incrementaría notablemente la calidad de la democracia chilena. Mi tesis es que tal creencia es irremediablemente falsa. Más claramente y para evitar malas interpretaciones, sostengo que no son las ideas comunistas - los postulados de uno de los dos totalitarismos más destructivos, cavernarios y sangrientos del siglo XX – las que van a aportar algo a la democracia chilena o a la de cualquier sociedad del mundo.
II
El siglo XX conoció la barbarie desplegada impúdica y casi impunemente por los totalitarismos nacionalsocialista y comunista, bastante más hermanados de lo que suele creerse y de lo que muchos están dispuestos a admitir. El azote nacionalsocialista y la maquinaria tiránica comunista castigaron sin piedad a toda Europa y a tantas otras naciones del orbe. El nazismo lo hizo de manera salvaje en un espacio de tiempo relativamente limitado (mayormente desde 1933 hasta 1945). El comunismo se ha dado un banquete antropófago en medio globo terráqueo, con descomunal apetito desde 1917 hasta más o menos 1989, y ya debilitado desde inicios de los 90 hasta hoy, luego de la caída de la Cortina de Hierro y del embarazoso colapso soviético. Los sobrevivientes más famosos y fieles son hoy Cuba y Corea del Norte, sin contar las versiones socialistas nacientes y aderezadas con bolivarianismo y otras especias, no menos peligrosas si entendemos sus lógicas de pensamiento y operación. Almas más, almas menos, se calcula entre 80 y 100 millones el número de víctimas decapitadas por el filo de la hoz y aplastadas por el peso del martillo(1).
El comunismo - o el socialismo como senda hacia la sociedad comunista – es un cuerpo teórico – práctico según el cual todo mal social se debe a la desigual distribución de los recursos materiales, siendo la única solución la completa transferencia de la propiedad y de los medios de producción, intercambio y distribución del control privado al público. Además, el comunismo se asume a sí mismo – y de esto están plenamente convencidos sus creyentes – como inexorable: el advenimiento de la sociedad comunista, perfecta, igualitaria y sin clases es inevitable. Esto estaría demostrado “científicamente”, por lo que la doctrina comunista no acepta dudas ni cuestionamientos, resultando en lo que hasta ahora hemos conocido como el Estado socialista, con todo bajo su control, que es también el control del único partido con derecho a gobernar (recordemos el popular eslógan “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”).
Se preguntará el lector si no puede haber partidos comunistas democráticos o si los de hoy, “renovados” luego de la desgracia soviética, no son (más) democráticos. Eso depende de qué entendamos por democracia. Si se trata de pleno respeto a las libertades individuales; de alternancia en el poder; de separación de poderes públicos; de libre expresión; de libre prensa; de libre formación de partidos y pluralismo (2), la respuesta es única y rotundamente negativa. El socialista / comunista, apegado religiosamente a las enseñanzas de Marx y Lenin, es incapaz de renunciar a la esencia de la idea comunista, que es totalitaria y que, en la práctica, sólo permite ciertas concesiones tácticas que conduzcan hacia el objetivo estratégico (la sociedad comunista), no negociable y no modificable (3).Si entendemos la democracia como lo hacen los socialistas / comunistas, nos colocamos en una posición diametralmente contraria a la primera. Explica Konstantinov que el tipo más alto de democracia en una sociedad de clase es la dictadura del proletariado, la democracia socialista, que se define como un “Estado dictatorial y democrático de un tipo nuevo. La clase obrera lleva a cabo, por medio de él, la represión contra las clases explotadoras, que forman una minoría insignificante de la población, y asegura la democracia para la mayoría inmensa, para los trabajadores” (4). Este régimen se opone a muerte a la “democracia burguesa y capitalista”, que para el comunista chileno es lo que hoy rige el país como forma de opresión administrada por una clase explotadora que ha de ser liquidada. ¿Quién es explotador? Es todo aquel que tiene propiedad (recordemos la máxima de Proudhon: “la propriété, c’est le vol!” o “la propiedad es un robo”); todo aquel privado que emplea trabajadores; todo aquel que obtiene plusvalía o ganancias (“robada a los trabajadores”); todo aquel que con su poder adquisitivo consume y mantiene la empresa privada. Pero en todo caso, los “enemigos del pueblo” son, básicamente, las clases media y alta.
III
Del sitio web del PC chileno revisé cuidadosamente todos sus documentos principales (estatutos, declaraciones, discursos, programa). El programa del partido está contenido en 35 páginas de extrañísimo discurso que, tan aparentemente contradictorio e incoherente como seductor, formula la necesidad de un cambio total y revolucionario que no tendría vuelta atrás y que acabaría con toda injusticia y opresión. Aunque saltan vocablos tan ajenos al comunismo como “pluralismo”, “pluripartidismo” y “libertad individual”, queda bien claro que el socialismo científico (irrefutable y promotor del inexorable advenimiento del paraíso comunista) es su base teórica y que “creemos que los contenidos esenciales del pensamiento de Marx, Engels y Lenin mantienen plena vigencia y sustentan nuestras definiciones ideológicas”(5). Quien lea atentamente el programa y esté advertido de qué significan “democracia” y “libertad” para el comunista, pronto entenderá que el discurso está plagado de ambigüedades bien pensadas y de anzuelos tácticamente colocados. Un PC hipotéticamente mayoritario en un Parlamento y con poder suficiente, hará lo que debe hacer: la revolución a cualquier costo, que es el completo desmontaje del aparato democrático que conocemos (representativo, pluralista), el reemplazo absoluto del ordenamiento jurídico (mediante una Constituyente, por ejemplo, como hiciera Chávez) y económico y la transformación de las relaciones sociales para construir el eterno Estado Socialista.
Conclusión
La idea comunista en un sistema pluralista no supone aporte alguno a la libertad, simple y llanamente porque no va a fortalecerla quien está llamado a suprimirla. El comunismo sólo "defiende" el diálogo, el pluralismo, la libertad de expresión y el derecho a participación, entre otras cosas, cuando no está en el poder y cuando las necesita para expresarse y alcanzarlo. Muchos comunistas saben que, por estos días, la lucha armada es inviable para alcanzar sus objetivos fundamentales, que históricamente siempre han sido los mismos.
Es falso que los comunistas chilenos (y los de casi todo el mundo) no gocen de oportunidades de participación, pese al nutrido expediente totalitario y criminal del comunismo mundial; pese a los históricos apoyos que el PC siempre ofreció al accionar tiránico de la hoz y el martillo en todo el mundo; pese a su admiración divina a los Fidel Castro (referente revolucionario latinoamericano por excelencia) y al Edén socialista cubano; pese a celebrar sin remordimiento alguno a las narcoterroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); pese a dejar claro en su programa que la única forma concebible de gobierno es la del Estado Socialista que, obviamente, habrán de gobernar per secula seculorum porque la revolución es total e irreversible.
Y que se entienda bien mi planteamiento, que no tardará en ser calificado como "fascista": No se trata de silenciar opiniones ni de marginar voces, sino de sugerir que quienes denuncian exclusión bien harían en participar renunciando a los principios que invariablemente les han llevado a aplastar a sus opositores y a sus propios disidentes internos. La izquierda que sí ha hecho aportes a la democracia es la que convive respetuosamente con otras corrientes ideológicas (como las de derecha), que a su vez tienen también la obligación de respetarla y escucharla. Esa izquierda es, para el comunista, “aburguesada, cómplice de la explotación y traidora”.
Referencias y datos para saber más
1 Se recomienda leer Le Livre noir du Communisme (El Libro Negro del Comunismo) de Stéphane Courtois, Nicolas Werth, Jean-Louis Panné, Andrzej Paczkowski, Karel Bartosek, Jean-Louis Margolin (1997, Éditions Robert Laffont). También se sugiere visitar el sitio web de Foundation for the Investigation of Communist Crimes.
2 Se recomienda leer Die offene Gesellschaft und ihre Feinde (La Sociedad Abierta y sus Enemigos) de Sir Karl Popper (1945).
3 Se recomienda leer The Sources of Soviet Conduct (Las Fuentes de la Conducta Soviética) de George Kennan (1947). También publicado en la revista Foreign Affairs bajo la firma de Mr. X (1946)
4 De la edición en castellano de Konstantinov, F.V. El Materialismo Histórico. Academia de Ciencias de la U.R.S.S. Instituto de Filosofía. Editorial Grijalbo. S.A. México. D.F.,1957, (p. 186)
5 Del Programa del Partido Comunista de Chile, elaborado por la Comisión de Programa designada en el XXI Congreso Nacional. Septiembre 2001. (P. 34). Ver también otros documentos el el sitio del PC chileno.
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