PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

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BICENTENNIAL MILITARY ARMY OF CHILE 2010

REPORTAJES ESPECIALES E INFORMACIÓN ADICIONAL

jueves, 27 de agosto de 2009

INJERENCIA PERUANA Y DISUASIÓN "POLÍTICA" CHILENA

*Cristian Leyton Salas

No debería sorprendernos la actitud y reacción del mandatario peruano, ni de su gobierno.
Ya lo hemos señalado hasta la saciedad: Chile constituye un “factor” de cohesión política interna peruana, pero también de todo el sistema político del Rimac. Ya lo señalamos también, la última encuesta de Ipsos establece claramente que un 68% de su población no cree en el modelo político ni económico de su gobierno, por lo que debe, ad portas la próxima elección, potenciar un nacionalismo negativo hacia Chile, y ahora, también hacia Bolivia. Nada nuevo en este ámbito.
Lo que sí es interesante constatar es la aceleración de la utilización sistemática de Chile como la válvula de ajuste del sistema político peruano, pero sobre todo, la actual concatenación de gestos inamistosos y, como diría el canciller Fernández, “provocativos” desde Lima hacia Chile.
Hoy, Alán intenta “internacionalizar” la Agenda de 13 puntos entre Bolivia y Chile. Un gesto que “bolivianiza” su política vecinal hacia Chile y que denota una injerencia en los asuntos políticos exteriores chilenos. Tendencia que ha tendido a desbordar también hacia la política interior del país, en particular cuando emite una opinión de los candidatos presidenciales chilenos. Alán García intenta "salvar" su imagen interna, el fantasma de su pasada y desastrosa gestión le persigue.
Digámoslo, si bien es cierto, la disuasión político-estratégica o derechamente militar chilena ha sido exitosa frente a la postura revisionista y revanchista de algunos sectores peruanos a lo largo y ancho de la historia de ambos países, lo “disuasión política” ha sido un completo fracaso.
En efecto, el Estado chileno no ha logrado comunicar la credibilidad de una amenaza de carácter política o económica hacia la clase gobernante peruana. Alberto Fujimori comprendió que el aliado natural peruano era Chile y que la lógica de la “asfixia” hacia nuestro país no había sido exitosa, todo lo contrario había impulsado a Chile a buscar abrirse hacia el mundo, con el éxito económico ya conocido, generando una lógica de “regionalismo abierto” que impulsó finalmente a Chile a asociarse con Estados extracontinentales, hecho que ha permitido a Chile acercarse cada vez más rápido al desarrollo, en el plano económico y social, y hacia los estándares de la OTAN en el ámbito militar.
Desgraciadamente, el legado fujimorista de acercamiento lento pero progresivo hacia Chile no fructificó, todo lo contrario, fue seguido de una reacción de corte antichilena, electoralmente benéfica para la clase política peruana, pero que termino aislando a ese país.
Por otro lado, se está dando una tendencia particular de su canciller y del gobernante en cuestión en orden a sacar a la luz en forma indirecta ese “vinculo de soberanía” que el Perú señala tener sobre Arica. Un sentimiento arraigado en el subconsciente peruano.
El protocolo en su artículo 1 señala, “Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de esta misma fecha, quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán, sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales”. Sí, efectivamente existe un vínculo de soberanía, por cuanto Chile no posee la capacidad de “ceder” un territorio “con soberanía” a un tercer país. Sin embargo, este vínculo es mutuo. Chile posee también un vínculo de soberanía sobre Tacna.
Más allá de lo coyuntural, la pregunta que subsiste es cómo generamos una “disuasión política” efectiva, enérgica y creíble hacia el Perú y su clase política. ¿Cuál debe ser el precio político que debe pagar el Perú al instrumentalizar con fines de política interna el “factor Chile”?

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